Sin prensa previa, ni discusiones parlamentarias, ni peticiones de la sociedad civil, sin conflictos evidentes, ha venido evolucionando el camino que llevará a la televisión cubana, quién sabe cuándo de forma definitiva, por los derroteros digitales.
El Ministerio de Comunicaciones de Cuba ha hecho público un comunicado en que informa que a partir de junio comenzará a implementarse una “zona de demostración” del servicio de televisión digital terrestre en la capital del país.
Las pruebas que permitirán evaluar la calidad de la transmisión de señales y de recepción en “condiciones reales” llegarán a ciertos hogares de La Habana que serán dotados de cajas decodificadoras para permitir a los televisores actuales –analógicos—captar señales digitales.
Las autoridades informan que se transmitirán señales utilizando la norma china Transmisión Digital Terrestre Multimedia o DTMB, por sus siglas en inglés. Ello, sin explicar por qué esa y no la ATSC de origen norteamericano o la ISDB-Tb de origen japonés-brasileño, y adoptada hasta 2010 por doce países latinoamericanos, entre ellos, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua o Argentina.
Las cajas decodificadoras se distribuirán “en barrios seleccionados, con el fin de lograr una adecuada dispersión geográfica y diferentes condiciones de recepción dentro de toda el área de La Habana”, afirma el comunicado.
De momento, y por tratarse de una prueba, los dispositivos se entregarán mediante un pago de solo 7,35 pesos cubanos (unos 0.30 centavos de USD). Un precio donde no está contenido el costo del equipo sino solo los gastos de distribución y servicios técnicos.
El Ministerio de Comunicaciones informa que “las actuales de señales de televisión que utilizan la tecnología analógica permanecerán sin afectaciones.”
Estas pruebas, dicen, “posibilitará adecuar medidas técnicas, económicas y organizativas para continuar posteriormente el despliegue de la televisión digital de manera escalonada y por regiones en todo el país, de acuerdo con las posibilidades económicas.”
La tecnología digital para televisión posibilita la mejoría ostensible de la calidad de audio e imagen de alta definición, además de que aumenta el número de señales en el mismo canal, y permite posibilidades nuevas de interacción con los usuarios a través de las pantallas del televisor.