Con Rogelio Orizondo volví a caer en lo que para mí era prejuicio pasado: no podía creer que desde esa imagen impoluta que proyecta, salieran esos textos tan crudos, provocadores, que me revolvían las entrañas y lograban que me cuestionara todo hasta la nausea. Me costaba pensar que un muchacho de su generación fuera feminista, aún sin saberlo, sin enarbolarlo para conseguir estar a la moda, sabe quién cuántas adeptas y más financiamiento.
Entonces, solo había leído Vacas (Premio David de la UNEAC, 2007). Luego vinieron para mí Ayer dejé de matarme gracias a ti, Heiner Müller y Perros que jamás ladraron (Me perdí La hijastra. Por andar conociendo mundo, se me adelantó la censura). Admiré cada vez más a Rogelio, hasta que lo conocí y lo amé —puedo confesarlo porque nunca he creído en la objetividad de mi oficio.
El próximo 29 de septiembre, el director de Teatro El Público, Carlos Díaz, estrenará su versión acabada de Antigonón. Un contingente épico, un texto que encargó a Rogelio para la graduación de las noveles actrices Deisy Forcade y Giselda Calero y que pudimos ver su work in progress a inicios de 2013, en la capitalina sala Raquel Revuelta.
Sirva esta entrevista como una invitación a ver el espectáculo de Díaz y su Teatro El Público. Esta vez, el escenario para recrear el mito griego no será Tebas, sino Cuba, que tiene, según Rogelio, su propia Antígona.
Apaguen sus celulares. La función va a comenzar.
¿Por qué volver sobre Antígona, una de las historias con más versiones teatrales, incluso en Cuba?
Siempre hice resistencia a trabajar con los clásicos griegos porque me parecían muy trillados. Además, Yerandy Fleites1 había acabado de hacer un trabajo súper interesante con adolescentes de Ranchuelo, asociado a las heroínas griegas. Por eso y porque era obligatorio como tema para un seminario en el Instituto Superior de Arte (ISA), hice mucha resistencia a tener que hacer una obra sobre un clásico griego. Incluso, le propuse a mi profesora, Nara Mansúr, hacer una obra más contemporánea y versionamos ese semestre Tres hermanas2.
Sin embargo, cuando Carlos Díaz aceptó montar la obra con la que se graduarían Deisy y Giselda, les dijo que trabajarían con Antígona. Las mandó a leerse todas las obras escritas sobre este personaje para que tuvieran un background y me llamó para pedirme que escribiera algo nuevo sobre Antígona para hacer un espectáculo. Me tocó algo que nunca quise hacer. Pero era Carlos Díaz y no iba a decir que no porque, trabajar con él, era un sueño mío.
¿Sobre qué comenzaron a trabajar?
Carlos llevó a las 2 actrices a una loma de arena, destinada a la construcción del teatro, y les pidió que cogieran unos pedazos de poliespuma y los enterraran allí. Cuando lo hicieron, les dijo que ya habían hecho Antígona, ya habían enterrado a su hermano y que, con las manos llenas de arena, fueran para el escenario. Así hicieron un recorrido por el escenario…
Después nos mandó a leernos Sueño con claustros de mármol y El padre suizo, dos poemas de José Martí. Haríamos una lectura del mito griego, desde ahí.
¿Cuán común es este tipo de pauta en el teatro cubano?
Fue y es una cosa muy rara. Me esperaba que me pidiera una obra con diálogos, con situación dramática, actualizadora… Yo iba a hacerla porque es Carlos Díaz y no le iba a decir que no. Pero me dio total libertad de presentar propuestas.
Además, estaba el hecho de compartir, en los ensayos, con las 2 actrices y con Carlos. Yo llevaba un bloque de texto, se discutía y se aprobaba. Ahí fui descubriendo cómo y hacia dónde seguir. Era como estar de nuevo en la universidad, en las clases de dramaturgia; pero en la concreta, con el mejor director de teatro del país y con dos actrices.
Sé que has hecho una profunda investigación para escribir este texto, ¿qué buscaste? ¿Cuáles fueron tus otros referentes?
Empecé con Martí y esos dos poemas que no me había leído. Fueron un total descubrimiento y un comienzo muy duro. Significaba empezar desde nosotros mismos: ¿quiénes han sido nuestras Antígonas?, ¿qué cosas hemos enterrado?, ¿cuáles han sido los monstruos que se han creado en este país?, ¿cuál es la necesidad de enterrar héroes?…
En ese momento mi padre estaba enfermo de cáncer y yo tenía la muerte muy cerca. Tenía que relacionarme con la muerte todo el tiempo. Quizás eso me dio una visión más cercana de lo vivo, de lo que había que enterrar y de cómo enfrentar la muerte.
En aquellos momentos, me refugié en poemas de Sylvia Plath3 (me gusta mucho como ella desarrolla las imágenes). Recuerdo que hubo cosas que me marcaron. El monólogo de la mujer tendida de la camilla mortuoria mientras los médicos husmean su cadáver, lo saco de un poema de Plath, algo que nunca había dicho. Esta es la experiencia más personal que podrán ver en la obra.
Luego encontré un cuestionario sobre Abdala4 en un libro de formadores de maestros de la década de los 60’s (mi tía y mi abuela fueron maestras). Era un resumen que durante la enseñanza primaria me había servido mucho para estudiar. Me gustaron mucho las preguntas. Se lo presenté a Carlos y también le gustaron. Empecé a pensar cómo responderlas con diferentes fuentes. Al principio se pensó que las actrices improvisaran un poco las respuestas. Pero nos dimos cuenta de que había que dárselas, había que buscarlas en diferentes fuentes de nuestra educación política, patriótica y sentimental.
En ese proceso, me llegó un texto del Historiador de La Habana, Eusebio Leal, en el que narra la muerte del general mambí Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro. Justo ahí descubrí a nuestra Antígona: ese muchacho que no llegaba a los 30 años, que se queda con el cadáver de su general y que se suicida porque no profanen su cuerpo.
Era muy bonito encontrar que Cuba tenía su propia Antígona y en Panchito Gómez Toro. Eso le dio una vuelta al proceso al aterrizarlo a la historia patria. Para mí, leer la historia de Cuba desde Antígona ha sido muy enriquecedor.
Y el personaje de Mariana Grajales que no vimos en el work in progress, ¿cuándo aparece?, ¿por qué?
Coincidió con la noticia del cadáver y su beatificación5. Quise incorporarlo y Carlos me pidió expresamente un monólogo sobre Mariana, que hará la actriz Lineth Hernández, porque él quería que fuera una actriz negra.
Para esto rescaté un texto de Aurelia Castillo que habla de mujeres de la manigua que perdieron a sus hijos por tal de no perder la guerra contra España. Pero Mariana no es solo Mariana, sino la Patria, Yusimí la reguetonera, o cualquier mujer cubana de antes o de ahora.
¿Para qué ha servido el work in progress?
Creo que era muy interesante que Carlos quisiera mostrar aquello, aunque pensamos, de alguna manera, que se iba a quedar así. Carlos decía que había que mostrar el proceso a la gente, que no es habitual, y luego ponerlas frente al resultado final.
Por ejemplo, después de una de las puestas del work in progress, un historiador nos decía que la obra le había permitido aterrizar su investigación, que le había puesto en tela de juicio toda la historia de Cuba.
Hoy la pregunta de muchas personas es qué habrá hecho Carlos con el work in progress, porque mucha gente veía la puesta de la Raquel Revuelta perfecta. Y yo también estoy expectante porque, como ves, aquí no está el vestuario ni las proyecciones, que son fundamentales para esta nueva propuesta.
Pero, ¿has visto el trabajo de diseño de vestuario de Celia Ledón y Roberto Ramos Mori? ¿qué te parece?
¡Espectacular! Sobre todo muy contrastante con lo que vimos en el work in progress. Aunque a mí me gustaba porque me parecía una propuesta muy contemporánea, ahora la verán a lo Carlos Díaz, más un espectáculo con mayúscula capaz de llenar el Trianón.
Coda inevitable
¿Por dónde anda el teatro joven en Cuba?
No sé bien por dónde anda. Me pregunto mucho, si realmente todos los jóvenes que estamos haciendo teatro somos artistas, si todos tenemos necesidad de expresar algo o si solo tenemos facilidades artesanales para construir algo. Pero, si te pones a pensar, lo mismo sucede con la gente que está haciendo teatro en Cuba a todos los niveles. Cualquiera, por haber tenido una trayectoria más o menos satisfactoria, tiene un grupo de teatro. Tú te preguntas dónde está el artista, dónde el arte que le pueda llegar a la gente.
Pensar en esto me deprime, porque hay muchas personas que no van al teatro y si lo hicieran podrían encontrarse con una obra mala. No solo no irían más, sino que asumirían que eso es el teatro cubano. Nuestro público no será especialista, pero tiene cada vez más referentes y nosotros cada vez más competencias. La gente ve series estadounidenses que circulan de una manera horripilante. Esto sube mucho la parada a los dramaturgos, a los guionistas de televisión y de cine. ¿Qué van a escribir los guionistas cubanos, si todo el mundo está viendo American Horror Story?
En definitiva, creo que la gente no está encontrando en el teatro algo que le comunique. Se van más por lo humorístico. Pero hay otro público que necesita de otro tipo de experiencias. Hay algunos jóvenes que están probando cosas con el lenguaje, otros están tratando de formarse como directores.
¿Qué te motivaría ver entonces, como dramaturgo y espectador?
Lo que más me motivaría es ver esa condición de artista, dónde está tu yo, tu expresión, tú como artista, tú como ciudadano, tú como teatrista de este país.
Te vimos como guionista de La Trucha, un corto de ficción de Luis Ernesto Doñas ¿Seguirás este camino? ¿Te interesa el cine y la televisión?
Mi escritura se ha vuelto cada día más personal, una de expresión personal. Por eso es que no me gusta usar personajes ni situación dramática y escribo prácticamente bloques, para que se digan en el teatro y no para que la gente los lea. Ahí está la diferencia en por qué no lo veo como poesía sino más como enunciados en escena.
Me cuesta un poco de trabajo meterme en una escritura tan mecánica, como puede ser la escritura cinematográfica o televisiva. Pero no niego que, si aparece un grupo de trabajo que me interese, pueda escribir una serie, o que, si me piden un guión específico, como La Trucha, lo haga.
Me encanta el cine y la televisión. Pero tengo muy claro que no voy a prostituirme. Prefiero trabajar en un bar, que hacer una obra de teatro por dinero, para un director que me va a pagar 5.000 pesos por algo que no me interesa. Yo con mi escritura no me prostituyo. Lo tengo muy claro.
Desde mi feminismo te considero feminista, ¿cómo te ves tú?
Creo que no lo soy. Me crié en casa de mi abuela, con 5 tías… De repente era todo un mundo femenino con el que tenía que dialogar de alguna manera. Quizás por eso tengo una mirada un poco fresca de la mujer.
Me gustan mucho algunas escritoras como Plath, Virginia Woolf6 y Sarah Kane7 que se han conectado mucho conmigo. Pero, en realidad, nunca me he puesto a pensar si tengo que defender el derecho de la mujer o si tengo que tener una visión femenina.
¿Qué tienes para 2014?
Estaré trabajando en una obra con Cirenaica Moreira8 y su hija Mariana Alom. También quiero hacer algo por el bicentenario de Tula9, con los actores Laurita de Uz y Osvaldo Doimeadiós y montar mi texto Yo estuve en la misma escuela que William el Magnífico.
Foto de portada: Carlos Díaz, director de Teatro El Público, Rogelio Orizondo y las actices
Fotos: Cortesía del entrevistado
Notas:
1 Novel director teatral cubano, nacido en Ranchuelo (242.15 kms. al este de La Habana), que participó con su obra Antígona en la Segunda Semana de Novísimos Dramaturgos, en 2008.
2 Obra del autor ruso Antón Chéjov.
4 Obra de teatro de José Martí.
5 En 2011, circularon en Cuba rumores sobre la exhumación del cuerpo incorrupto de Mariana Grajales, heroína de la guerra de independencia contra España. La noticia, desmentida luego por autoridades eclesiales de la isla, aseguraba que se gestionaba su beatificación, hecho también impugnado.
6 Escritora y feminista británica.
7 Dramaturga y directora teatral británica.
8 Reconocida fotógrafa cubana, graduada de actuación en el Instituto Superior de Arte de Cuba.
9 Apodo de la poeta cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda, una de las figuras femeninas más importantes de la literatura cubana.
Disfruté mucho del artículo, de la inteligencia mutua, de la verdad ácida de Rogelio.
felicitaciones!
Doñas, me eduqué con la máxima de que no hay buenxs entrevistadorxs, sino buenos entrevistadxs. No tengo que decir más de Rogelio Orizondo… Yo disfruté esta entrevista, como su compañía y su teatro. Ojalá nos veamos en el Trianón, sino, más allá de Oslo y con La Trucha. Gracias… Éxitos para ti también!!!
BRAVO 1 000000 DE VECES ES LO ÚNICO QUE TENGO QUE DECIR ANTE LA OBRA DE ROGELIO ORIZONDO.EL CAMBIO MI FORMA DE VER EL TEATRO ME MOSTRÓ LA VERDADERA SINCERIDAD.SOY UN SER DISTINTO DESPUÉS DE CONOCER SU OBRA.”PERROS… ES MI ESTANDARTE Y EL LO SABE.GRACIAS POR ESTA ENTREVISTA.