Pocas veces se han reunido en la historia de un barco tan curiosos y disímiles acontecimientos y circunstancias como en el caso de la goleta canadiense Bluenose. Diseñada y construida como buque de pesca, ganadora de regatas internacionales, convertida después en buque de carga, detenida en la mar por un submarino alemán durante la Segunda Guerra Mundial, tiroteada por un guardacostas estadounidense, la también conocida como Reina del Atlántico Norte representó a su país en ceremonias en el extranjero, su imagen está grabada en las monedas canadienses de diez centavos e impresa en varias emisiones de sellos postales de ese país.
En los primeros años del siglo XX, flotas de goletas se dedicaban a la pesca en la región de los Grandes Bancos frente a las costas de Nueva Inglaterra. Los botes de pesca eran lanzados desde esas goletas al mar abierto y se mantenían allí por horas, y hasta días, en sus rudas faenas, pese a las bajas temperaturas y las borrascas. La primera de esas goletas que, cargada de pescado, regresara a puerto podía lograr los mejores precios para su captura. Naturalmente, esto generaba una fuerte competencia, particularmente intensa entre las flotas canadienses y de Estados Unidos. Surgió entonces la idea de la celebración de una regata anual entre buques de pesca de ambos países, la International Fisherman’s Cap Race, cuya primera edición, en 1920, fue ganada por el velero norteamericano Esperanto.
Unos meses después, el 26 de marzo de 1921, fue botada al agua en Lunenburg, Nueva Escocia, la goleta velera Bluenose, de 34 metros de eslora (largo), 8 metros de manga (ancho) y un desplazamiento de 258 toneladas. Después de cumplir su primera temporada de pesca en los Grandes Bancos, la Bluenose participó en la siguiente edición de la regata representando a Canadá y venció a la estadounidense Elsie, iniciando así una cadena de triunfos que la mantuvo invicta durante diecisiete años. Tal fue su notoriedad, que en 1929 se emitió un sello postal de 50 centavos con la imagen de la goleta navegando a toda vela y desde 1937 la moneda canadiense de diez centavos, que tiene en su anverso el perfil del soberano del Reino Unido, lleva en su reverso la imagen del Bluenose. Otros sellos relacionados con la goleta o su capitán, Angus J. Walters, han sido emitidos en 1982 y 1988.
En la década de 1930, las goletas veleras fueron haciéndose obsoletas y sustituidas por las movidas por motores. En consecuencia, la Bluenose fue modificada, se le acortaron los mástiles y se le instalaron dos motores diesel. Sin embargo, la caída de los precios del pescado a fines de esa década hizo que la goleta estuviera a punto de ser rematada en subasta en 1939, coincidiendo con el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
En los primeros tiempos del conflicto, la presencia de los submarinos alemanes en aguas del Caribe, Golfo de México y la costa atlántica de Norteamérica estuvo a punto de paralizar el tráfico marítimo en esas regiones. Solo en 1942, los U-boats germanos hundieron en ellas más de 400 buques. Esto afectó también la pesca en los Grandes Bancos. En esas circunstancias, dos avispados jóvenes aventureros estadounidenses, Thomas Higgins II y Jesse Spalding III, concibieron la idea de efectuar transportaciones en pequeños barcos que no fueran objeto de la atención de los submarinos alemanes, ocupados en cazar a los grandes transportes y petroleros. Fue así que, en enero de 1942, adquirieron la Bluenose, la cual hacía un año que se encontraba amarrada, para dedicarla a transportar cargas entre los puertos de la costa atlántica de Norteamérica y el Caribe, principalmente La Habana, y se convirtió en un lucrativo negocio. La goleta fue empleada en la transportación de muy diferentes tipos de carga, entre ellas, a solicitud de agencias del gobierno estadounidense, transportó dinamita que se empleó en la construcción de aeródromos en la región del Caribe. También transportó bombas y combustible de aviación y variados productos alimenticios. Durante tres años, desde mayo de 1942 a mayo de 1945, la Bluenose entró o salió de la bahía habanera tres y cuatro veces al mes, como promedio. La composición de su tripulación fue cambiando gradualmente, llegando a estar integrada, en su mayor parte, por cubanos.
Según el relato de uno de los propietarios de la goleta, Jesse Spalding, fue en uno de esos viajes, cuando navegaban entre La Habana y Florida, cerca del faro de Cayo Sombrero, que su embarcación fue interceptada por un submarino alemán. Precisa Spalding que un oficial del submarino, hablando un correcto inglés, les pidió identificación y razón de su viaje y al contestársele por el capitán del Bluenose que estaban dedicados a la pesca, el oficial refutó: “Ud. es el Bluenose, que ha salido de La Habana, con carga para Port Everglades. Si no me gustara su barco, ahora mismo lo hundiría. Sigan su camino y no regresen. La próxima vez, el cuento será diferente”. Y dicho esto, el submarino se sumergió. Lo anterior, comenta Spalding, fue una muestra de la actividad de la inteligencia alemana en Cuba y especialmente en La Habana.
En otra ocasión, cuando la Bluenose navegaba de noche frente a Miami, un guardacostas estadounidense que la confundió con un submarino alemán navegando en superficie, la tiroteó.
La accidentada existencia de la Bluenose terminó abruptamente el 28 de enero de 1946, cuando sorprendida por una tormenta, naufragó en un arrecife cerca de Aux Cayes, Haití. La tripulación logró salvarse.
En 1963, en Lunenburg, siguiendo los planos de la original, se construyó una réplica de la Bluenose a la que se puso por nombre Bluenose II. Esta embarcación fue adquirida en 1971 por el gobierno de Nueva Escocia que la emplea con fines turísticos.