El pasado 28 de octubre el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, anunció en una reunión con cubanos residentes en EE.UU. nuevos cambios a la política migratoria cubana. El ministro los enmarcó en una doble temporalidad: dentro del largo plazo – “paulatino” – de revisión de esa política, iniciada en 2012; y en el tiempo coyuntural de una respuesta desde Cuba a los cierres que ha impuesto en este campo la administración de Donald Trump. Como colofón de su intervención, el ministro cubano anunció: “Cuba abre”, con lo que desató una tempestad de euforia en unos y de indiferencia en otros, en el tan polarizado debate cubano sobre el tema migratorio.
La celebración cuenta con razones lógicas: el anuncio elimina el requisito de la habilitación del pasaporte –a través del cual sobrevivía para los emigrados el permiso de entrada eliminado en 2012, y que en ocasiones encarecía más aún el pasaporte–; permite entrar al país por mar –ya no solo a través de cruceros, lo que amplía las posibilidades de viaje marítimo–; autoriza el ingreso al país a quienes salieron ilegalmente –lo que beneficia a “balseros” y otros casos aislados–; y eliminó el requisito de avecidamiento para solicitar la ciudadanía cubana por nacimiento a descendientes, nacidos en el extranjero, de padre y / o madre natural de Cuba –lo que agiliza y reduce costos del proceso.
El escepticismo, la indiferencia, e incluso la denuncia de ser “más de lo mismo”, tienen también sus razones propias. Primero, celebrar el restablecimiento de derechos es algo que debe hacerse con cierta distinción, pues no son favores sino obligaciones estatales. Segundo, las medidas se anuncian dentro de un proceso “paulatino” que no se compromete con contenidos específicos (se van “soltando” medidas a discreción) ni con cronogramas transparentes. Tercero, los cambios podrían ir más lejos, pues mantienen la obligatoriedad de la prórroga y el precio de los pasaportes –uno de los más caros, si no el más caro, del mundo–; la obligación de entrar cada 24 meses al país de origen –del cual se es ciudadano–, y conservan múltiples excepciones, como la interdicción de hasta ocho años para los que abandonaron misiones oficiales. Un cambio importante sería la unificación bajo una sola condición de ciudadanos residentes en el exterior de todas las formas tipificables de migrantes.
Los aprobados no son, sin embargo, cambios “cosméticos”. El requisito de avecidamiento data nada menos que de ¡1944! Toda la legislación cubana desde entonces ha colocado como criterio rector para la adquisición de ciudadanía el requisito de residencia. Luego, no es un cambio menor su exclusión, pues modifica una sostenida –y vista desde hoy quizás “arcaica” – tradición jurídica, que se mantiene en otras zonas. Por ejemplo, en la Ley Electoral vigente, que coloca la residencia como requisito habilitante para el voto, por encima de la condición legal de ciudadanía.
Por otra parte, la mayor facilidad para adquirir la ciudadanía abre más puertas al derecho sucesorio, cuando desde la Ley No. 989 de diciembre de 1961 hasta 2011 –una friolera de 50 años– se dispuso “la nacionalización mediante confiscación a favor del Estado cubano, de los bienes, derechos y acciones de los que se ausenten con carácter definitivo del país.” Con la nueva medida –continuando y facilitando lo aprobado en 2011 y 2012– los nacidos fuera de Cuba, de padres cubanos, que adquieran la ciudadanía cubana, pueden heredar propiedades familiares. Para los que estén en ese caso, tampoco luce como un tema menor.
En las reacciones frente al anuncio ha sido señalado menos, y forma parte del asunto, que no existe ley de Ciudadanía en Cuba. Es un hecho francamente singular. Tanto en los 1980, como en 1990, se hicieron sendos borradores de ley, nunca aprobados. Desde 1982 –han pasado 35 años hasta hoy– hemos escuchado frases como esta: “Sabemos que en la actualidad las Comisiones de estudios jurídicos de la Asamblea Nacional se encuentran trabajando en un proyecto de ley de Ciudadanía que sin duda recogerá las realidades actuales, pero es el hecho cierto de que todavía esta actividad está regida por el Decreto 358 de 1944, lo cual provoca no pocos inconvenientes.”
Ningún país del continente tiene, como Cuba, vigente (parcialmente) un decreto de 1944 sobre el tema (Reglamento de Ciudadanía). Esa norma es preconstitucional y cuenta con gran cantidad de artículos materialmente irrealizables, como el que regula que “jurarán también que se encuentran en posesión del estado político de ciudadano cubano y que residen habitualmente en Cuba, y esto último lo probarán con el informe de vecindad expedido por el Alcalde Municipal de su residencia o por el Capitán de la Estación de Policía de su demarcación si residiere en la ciudad de La Habana”. En este punto, la crítica a lo “paulatino” del proceso está más que justificada.
La carencia de ley de ciudadanía, cuya existencia ordena la Constitución desde 1976, provoca un enredo extraordinario, y la falta de un marco claro, estable y consolidado sobre tan sensible tema. Entre las causas más comúnmente señaladas para explicar la ausencia de esta ley –a falta de justificación oficial– se encuentran la de mantener la obligación para todos los nacidos en Cuba de entrar al país con pasaporte cubano, para que así quede obligado por el derecho nacional durante su estancia en el país (sin poder invocar alguna otra ciudadanía, y sus derechos respectivos, en caso que la posea), y la recaudación por parte del Estado de los elevados costos de la conservación del pasaporte cubano y de su vigencia.
El artículo 32 de la Constitución vigente dejó libre al legislador la definición de las causales de pérdida de ciudadanía; mantuvo la reserva de ley para su recuperación; especificó que no se admite la doble ciudadanía, pues en caso de adquisición de una extranjera, se perderá la cubana; y admitió el derecho a cambiar de ciudadanía. Sin embargo, al no existir ley de ciudadanía no existe actualmente procedimiento regular para su cambio. A todos los efectos nacionales, solo se reconoce la ciudadanía cubana, y no se hace cumplir ese derecho consagrado en la Constitución.
La imposibilidad práctica de cambiar de ciudadanía ha sido objeto de una interpretación, como la que sostiene la profesora Martha Prieto, que asegura que se reconocen “dos ciudadanías”, pero no la “doble ciudadanía”. Significa que, al reconocerse “dos” ciudadanías, se acepta la existencia de una ciudadanía extranjera, sin que por ello se pierda la cubana, pero la extranjera no surte efectos dentro de Cuba, cosa que ocurriría en caso de aceptarse la doble ciudadanía.
Un tema reciente activó este asunto: la concesión de la ciudadanía española por naturalización a cubanos residentes en Cuba que aplicaban a sus condiciones, por la española Ley 52/2007, de 28 de diciembre, o “Ley de la Memoria Histórica”. De las más de 500 mil solicitudes hechas en todo el mundo para esta Ley, 40,7 por ciento de ellas fueron de cubanos, el país con mayor número de solicitudes, seguido de Argentina, con 25,5 por ciento. En su caso, los que han obtenido ciudadanía española por esa vía, lo hicieron desde Cuba, y siguieron manteniendo la ciudadanía cubana.
La única norma existente de modo transparente sobre el tema, y que se cumple en la práctica, no es de naturaleza estatal, sino partidista. La normativa interna del Partido Comunista de Cuba (PCC) que según la Constitución “es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado” (art. 5), establece que solo “Excepcionalmente podrán admitirse en el partido a ciudadanos cubanos que ostenten, además, otra ciudadanía”. En consecuencia, los adquirentes de la ciudadanía española por la Ley de Memoria Histórica, si eran militantes del PCC, perdieron esa condición, y mantuvieron la ciudadanía cubana. O sea, el PCC cumple la Constitución, pero no lo hace, en este punto, el Estado cubano.
Lo antes descrito es una breve muestra de los problemas que encara la concepción “paulatina” de la reforma migratoria. En mi opinión, es más deseable una concepción integral. Con ella, se puede celebrar con distinción cada paso coyuntural –como los de ahora y, en el futuro –ojalá que inmediato–, la tan demandada eliminación de las prórrogas del pasaporte y la eliminación del límite de 24 meses para entrar al país. También, se podría apreciar cómo se insertan dentro de un horizonte que permita ver el bosque completo –y hacer deseable su visión. Es probable que una política así concebida genere no solo más consensos hacia la política en curso, sino más beneficios conjuntos para el Estado y para sus ciudadanos.
Para ello, dar cuenta de la realidad de Cuba como un país trasnacional es esencial. En el campo artístico y cultural, la idea de Cuba como un “aleph”, elaborada por Ambrosio Fornet, se ha abierto paso desde los 1990 para legitimar la producción cultural allende los mares como cubana, como coproducida por compatriotas; pero ese tipo de comprensión moral sobre qué es “lo cubano” hoy, ha avanzado con mucha dificultad y lentitud hacia otros campos, como el que nos ocupa.
En 1937, Enrique Gay Galbó hablaba del “mosaico de nuestra población”, refiriéndose a la inmigración de cientos de miles de personas que llegaron hasta esa fecha a Cuba: “Una de las anomalías de nuestro panorama jurídico en que no tenemos leyes propias de un país de inmigración, por las que nadie se ha preocupado”. Ochenta años después la situación es por completo diferente: Cuba es un país de migrantes y es preciso legislar en función de esa realidad.
En los últimos cincuenta años han emigrado más de 2 millones de cubanos a más de 160 países, lo que sitúa la Isla en la mitad de la tabla de los países emisores de migrantes. Dar cuenta de esa realidad no es solo legislar “poquito a poquito” quitando trabas, sino procesar maneras de reconocer a la población migrante plena membresía nacional, reconocerles un lugar en la consecución del desarrollo económico y social de Cuba y abrir –aquí sí no queda otra que “paulatinamente”, si queremos ser mínimamente realistas– un proceso de reconocimiento de derechos políticos y de mecanismos propios de representación de las diásporas con capacidad de intermediación política.
Por todo ello, no debería ser este un tema que esté conectado reactivamernte a los cierres de Trump –y a la debida y legítima reacción frente a sus infames políticas y a la justa denuncia del bloqueo. Debería corresponder a la migración patriótica en los EE.UU. disputar toda decisión oficial que afecte a la nación cubana y a sus ciudadanos; pero corresponde al Estado cubano y a todos sus ciudadanos, dondequiera que estén en este ancho mundo, abrir este campo como una necesidad nacional, encuadrada en un marco político de derechos, y dentro de un marco moral de relación con los migrantes, que ofrezca a todos sus ciudadanos el rostro más amable de su nación.
Muy buen texto. En conclusión, lo que los cubanos necesitamos es que se nos devuelvan nuestros derechos ciudadanos. Lo que pasa en Cuba no pasa en ninguna parte. Basta de divisiones, todos los derechos para todos, vivan donde vivan. Y basta de abusos monetarios, la economía la tienen que hacer crecer desde dentro del país, no chupándoles la sangre a los que nos fuimos a probar suerte a otros lares. Abrir las rejas al pueblo de a pie, con un FIHAV para todos.
Derecho a votar? En que elcciones sino las hay hace casi 60 anos. Los cambios “poquito a poco” solo significa que la dictadura no puede perder el control de las personas, en otras palabras cambiar lo necesario para que todo sigua igual. Que los cubanos puedan heredar? Heredar que? Quizas una casa desvencijada (en el mejor de los casos) porque no creo que ningun cubano dentro de Cuba tenga alguna herencia que dejarle a familiares cuando estan en la miseria. Un marco político de derechos? Mientras no haya libertad en Cuba no existira ningun marco de derecho, primero libertad plena y despues todo lo demas. Un marco moral de relación con los migrantes? La relacion del desgobierno cubano con sus emigrados fue, es y sera imoral y vergonzosa.
Excelente artículo!!, felicidades
De lo mejor y más completo que he leído sobre el tema de nacionalidad cubana.
“Así que nosotros estamos conscientes de lo que estamos haciendo. Sí, le estamos prestando un servicio a la Comunidad. Yo no lo voy a decir públicamente, porque no tengo por qué decir eso. Pero el hecho este es un gesto que beneficia a la Comunidad. Y a la Comunidad hay que respetarla. La Comunidad existe. La Comunidad es una fuerza y a la Comunidad se le toma en cuenta.”
Fuente: Bohemia, no 37, 15 de septiembre de 1978, pp. 52-66, (Entrevista concedida por Fidel Castro a periodistas que escriben para la comunidad cubana en el exterior y varios periodistas norteamericanos, el 6 de septiembre de 1978).
Este acontecimiento fue llamado como El Dialogo. Fue la primera vez que representantes de todo el arco iris político del exilio, hoy llamado emigración o diáspora se reunión con el gobierno cubano al mas alto nivel. Los acuerdos fueron desde los mas elementales como el derecho de viajar a la isla después de casi 20 anos, la reunificación familiar, etc, hasta la liberación de mas de 2,000 presos políticos que estaban en prisión. La liberación de presos fue prácticamente la totalidad de los presos con algunas excepciones de presos que cumplían prisión por delitos cometidos durante la dictadura de Batista. Fue una etapa dura ya que muchos cubanos se oponían fieramente al Dialogo, Época de terrorismo político en la ciudad y los asesinato de dos cubanos favorables al encuentro. (Luciano Nieves y Carlos Muniz). Una de las criticas de los que estaban en desacuerdo era que no había ninguna necesidad de negociar nada con el gobierno, que simplemente hubiera bastado que los presos fuera excarcelados y entregados al gobierno americano y que el gobierno cubano permitiera la entrada de cubanos y punto. En cierta medida la critica era valida. Cual era la necesidad que gobierno y exilio se reunieran si se podía hacer perfectamente sin reunión? El misterio duro tiempo. No fue hasta mucho después que alguien en un Cocktail le hizo la pregunta a Wayne Smith que fue jefe de la Sección de Intereses Americana en Cuba. La respuesta de Wayne fue bien escueta: “Cuba lo pidió”
Independientemente de la opinión que usted tenga del individuo hay que reconocerle que en este tema especifico Fidel Castro tuvo una Visión Telescópica. Los Cubanos en el exterior juegan un papel fundamental. Muchísimo mas en 2017. Hoy por hoy su papel es vital en los destino de la nación, lo que pasa es que todavía no se han dado cuenta de su Poder Real y no lo han utilizado a su favor. Y por favor, no hablo de los cuatro gatos de la “extrema derecha”
Pudiera remontarme a los años 1965-1966. Javier Pazos, hijo del economista cubano Felipe Pazos trabajaba en Chile con la CEPAL. Publico una revistica que se titulaba “Liborio”. No creo que se haya publicado mas de tres números. Lo importante de la revista era su planteamiento. Por primera vez en el exilio se planteaba una Tesis diferente y revolucionaria. Completamente contraria a las planteadas anteriormente, embargo económico, la lucha armada u otras que se manejaban por aquella época. Decía que la solución al diferendo Cuba -EE.UU estaba en una negociación entre ambos países y consideraba que los cubanos del exilio debían hacer lo mismo: Buscar una solución política negociada con el gobierno. En una ocasión durante una reunión de la Cepal en Chile la Delegación. de Cuba fue a verlo. Llevaban tres cosas por ordenes de Fidel Castro; Una era una caja de Run, otra una caja de tabaco y la otra una propuesta personal; que si regresaba a Cuba le daba un Ministerio.
La diferencia entre aquella primera Reunión y esta ultima es que en la primera solo hubo aplausos AL FINAL. Cuando se firmaron los acuerdos.
Han pasado casi 40 años y la solución nacional sigue siendo la misma. Una solución política negociada. Se le agradece su preocupación por la lentitud de los cambios, pero a estas alturas es usted el que esta atrasado. Vivimos otros tiempos. La conciencia popular es otra. Los cubanos estamos cansados de esperar. por reformitas y migajas. Siento informarle que a la revolución se le acabo la gasolina.
Se quedo hueco el que escribio este articulo.Excelente!!!Lo mejor y mas pegado a la realidad que he leido sobre la migracion y la nacionalidad cubana.Felicidades
¿ Que institución, persona o grupo de personas puede estar por encima de los derechos de todos los cubanos?
Un amgnífico artículo. Saludos afectuosos a su autor y a OnCuba.
Aclaro: es magnífico y no como por error escribí. .
Los que se fueron abandonando las misiones y apoyando ls provocaciones d euna potenci aenemiga como fue el “barrio afuera” para los mèdicos en venezuela, no tiene nada qu ever con los derechos humanos, pues el primer derecho es a la salud, a la vida No debe mezclarse la emigración personal con el abandono de importantes misiones del país en el mundo donde impera la solidaridad y el hacer el bien a otros pueblos. El que se abraza al enmigo, representado por una potencia extranjera , no puede identificarse con librtad y derechos humanos
El Artículo 32 de la Constitución (por cierto, un copy and paste de la de 1940) sobre nacionalidad no deja margen a interpretaciones: el que adquiera una ciudadanía extranjera pierde la cubana. No hay interpretación que lleve a la aceptación de la doble nacionalidad, y mucho menos a que si se entra a Cuba solo se acepta la cubana. El que diga eso está intentando encubrir el hecho visible de que el gobierno cubano hace de la Constitución papel mojado según le convenga a sus intereses políticos y/o monetarios. La exigencia a todos aquellos emigrados después de 1971 a entrar con pasaporte cubano es un método de control político y una forma de entrada de dinero que no es poco, aderezado con el absurdo de la prorroga cada dos años, que solo sirve si se va a viajar a Cuba.
En ningún lugar he leído que la adquisición de la nacionalidad por Jus Sanguilis (en el caso de Cuba no es automático, hay que hacer la solicitud en el Consulado correspondiente) resulte en la posibilidad de heredar propiedades en Cuba, toda vez que para poder tener ese derecho no basta la nacionalidad sino residir en Cuba, para lo cual el procedimiento establecido es la repatriación. Pero si alguien ha leído lo contrario que me deje saber la fuente, por favor.
Y todo el mundo habla de la eliminación de la habilitación, pero casi nadie ha mencionado que ese hecho no elimina la posibilidad de que no te dejen entrar en el aeropuerto cubano. Sucedió antes de existir la habilitación.
Y sigue siendo una violación a todo derecho constitucional que los cubanos que son considerados emigrados solo puedan estar en Cuba por 90 días.
Solo habrá una verdadera reforma migratoria el día que el gobierno cubano deje de utilizar la nacionalidad, que es un derecho establecido por la ley suprema, que se supone nadie esté por encima de ella, como un chantaje político y otra arma de control.
Eduardo, el que abandona una misión no esta abrazando a ningún enemigo, esas palabras las dice el oficialismo para darle una mala cara a la situación. Esos medicos son seres humanos, con familia y vida propia, que sirven por años ya sea en Cuba o en misiones, por salarios miserables. porque ni le pagan suficiente durante esas misiones, ya que el gobierno se queda con la mayor parte del dinero. Esas personas tienen necesidades como cualquier otra y tienen derecho a una vida digna. Ellos no son esclavos del gobierno, tu estas en tu derecho de decidir no trabajar mas para ellos, pero son humillados, perseguidos y vigilados como si fueran esclavos. Se van a otros paises buscando respeto, una vida digna, una salario digno, para crecer ellos y ayudar a sus familias a salir adelante. Eso sí es un problema de derechos humanos!!! Ellos no representan a ningún enemigo.
El artículo es muy bueno .yo soy más optimista y nunca pierdo la esperanza .
Eso si lo del precio del pasaporte no necesita de tanta leyes ni tanto estudio .los cubanos no viajan más por el precio tan elevado del documento . Y además la prórroga cada dos años ..Ojalá y todo se solucione
eduardo al parecer escribe por encargo, no parece que vive en 2017, sigue con la teoria del enemigo, aunque muy en el fondo sabe quien es el verdadero enemigo.
Rosa, el que abandona una misión sencillamente incumple un contrato con el estado cubano y con la sociedad asi de sencillo, además de que genera más problemas a la sociedad. Si no lo quieres entenderlo, es tu problema. Nada justifica una deserción. En EEUU, eso y una demanda judicial es lo mismo.
Y por cierto, Tony, a la Revolución le queda combustible para rato. Y mientras más duro se ponga el US Government, mas combustible tendremos. Y mientras más agresiones cometan el Imperio y sus secuaces internos y externos, más aún.
Y por cierto, Rubén, en este país hay elecciones desde 1976. Que no sean al estilo chanchullero de USA, o al estilo “prometo y no cumplo” tan típico de la democracia “representativa”, no es casualidad. Durante 60 años fueron asi en Cuba y el resultado final lo dio Batista el 10 de marzo. Asi que di la verdad. La única libertad real que tienes en EEUU es trabajar como un mulo, para si tienes suerte, tener algo para jubilarte, siempre que no te enfermes.
Esto se soluciona de una forma muy sencilla y rapida. Cuando los doble caras balseros de miami dejen de ir a cuba al ano y un dia y 3 veces al mes despues de eso para fiestar y especular con cosas que no tienen, y dejen de pagar cientos de millones de dolares en pasaportes, prorrogas, habilitaciones y pasajes esto se acaba en un segundo. Cuando la dictadura castro-comunista deje de recibir esa millonada ya veran como restauran los derechos, que es en verdad lo que son, que nunca debieron haber quitado.
Adrian vamos a dejar la pegazon con los americanos, deja de mirar la paja en el ojo ajeno y concentrate en la miseria que vive el pueblo de Cuba, en sus faltas de libertades, en las cosas que se pueden resolver desde dentro y no se hacen porque la “revolucion” o mejor dicho la “involucion” no tiene ninguna disposición para ello. todos los cambios han sido mínimos y tibios y siempre metiendo el freno, para que ni se embullen con que las cosas puedan ir bien a titulo personal. No se que gasolina tiene aquello, porque Venezuela cada vez regalara menos y a Rusia hay que pagarle. La única algarabía que se siente es en el twitter donde hay unos cuantos queriendo aparentar miles a través de perfiles falsos, formando una bulla “revolucionaria” a cambio de una jabita, merienda y algunas prebendas. La concreta, es que los cubanos somos un pueblo harto de pasar tanto trabajo para nada, desencantado, y sin luz de futuro.
“formando una bulla “revolucionaria” a cambio de …… ”
Rosa, en China hay “agencias de empleo” que dan 5 yuan por cada comentario favorable al gobierno. Eso al cambio son 15 centavos de dolares por comentario positivos. Si pagaran eso en Cuba se harían rico.
Exactamente Tony, lo que pasa es que cuba no tiene el dinero para los 15c por comentario. Y ademas los que se prestan para esto les hacen creer que están llevando a cabo una batalla, les piden altruismo, y por eso con un pan con jamon y una tucola resuelven.
Lo cubano, es lo hecho en Cuba… No queremos esa colonización cultural de los que se fueron y ahora no son “ni de aqui, ni de alla” pero quieren venir aquí a decir como hacer las cosas… Y este artículo no es completo para nada… Falta muchisimo en ese tema de la nacionalidad y los derechos asociados a ella… que en el caso de Cuba son muchisimos mas que en la mayoría de los paises… y por tanto las regulaciones deben ser diferentes…
“Lo cubano, es lo hecho en Cuba… No queremos esa colonización cultural de los que se fueron y ahora no son “ni de aqui, ni de alla” pero quieren venir aquí a decir como hacer las cosas…”
Magdiel, eso dígaselo usted a Jose Marti que estudio y vivió mas años fuera de Cuba que en ella.
Agradezco los comentarios que se han referido al contenido del texto. Me refiero aquí a cuatro de ellos.
Tony: gracias por recordar la historia del diálogo del 78, una experiencia muy importante, aunque no estoy seguro que contase por “primera vez con representantes de todo el arcoiris político del exilio”, precisamente porque los “dialogueros” tuvieron que enfrentar mucho en su contra por su loable empeño. Por si no lo conoce, le comento que recientemente salió un libro sobre Carlos Muñiz, de Jesús Arboleya, Raúl Alzaga y Ricardo Fraga. No sé si estoy atrasado o adelantado, pero sí desconozco de cuáles métodos de investigación se sirve usted para hablar por la “conciencia popular” cubana. Una forma de respetarla es tratar de ser al menos discreto cuando se habla en nombre de esa “conciencia”, y no asumir que se sabe todo sobre ella.
Néstor: por poner tonos beligerantes no se agregan nuevas ideas ni nuevos datos a la discusión. Usted repite varias cosas que dice mi texto, solo que las dice con mayor “energía”. El artículo 32 actual no es copy paste del de 1940. Eso puede decirse del de 1976, pero no del vigente, que eliminó todas las causales de pérdida de ciudadanía, y las dejó libres para la regulación del legislador. Mi opinión, como dice el texto, es que la Constitución es clara respecto a la prohibición de doble ciudadanía, y el Estado cubano no la cumple, haciendo un uso discrecional/político de ese aspecto. Si usted me pregunta mi criterio personal estoy a favor de la multipatridia (doble o múltiple ciudadanía). Le comento que usted, y otros que aquí han dado su criterio, usan el termino “nacionalidad” como sinónimo de “ciudadanía”, pero es un error. No obstante, toda la legislacion cubana desde el siglo XIX hasta 1992 lo hizo así de una u otra forma. La reforma de 1992 usa, correctamente, solo “ciudadanía”. La nacionalidad es el vínculo cultural, espiritual, social, histórico con la nación de origen, y así nunca se pierde, pero la ciudadanía es algo más específico: es una relación de derechos y deberes con ese Estado, que se puede adquirir o perder. Sobre el tema de la herencia, usted confunde dos cosas: los menores de edad nacidos fuera de Cuba, de padre o madre cubano, si adquieren la ciudadanía (ahora sin avecindamiento), y se mantienen entrando al país cada 24 meses, pueden heredar. Esto no es nuevo, ya era posible, solo que se facilitó la adquisición de ciudadanía al quitar ese requisito. (Imagine cuántos padres podrían dejar de trabajar, si tienen trabajo, donde vivan para ir a avencidar a su hijo tres meses a Cuba, y súmele a esto los costos del proceso). La otra cuestión, la de la repatriación, es diferente, porque el repatriado readquiere la residencia, pero normalmente no ha perdido la ciudadanía. Luego, usted mezcla dos situaciones distintas, pues solo adquiere ciudadanía el primer caso que le comento, no el repatriado. (No quiero repetir aquí mi texto y lo que dice del requisito de los 24 meses y de la desigualdad de calificaciones migratorias.)
Eduardo: Hay derechos que son “fundamentales”, y así los reconoce la Constitución cubana vigente: (Capítulo VII: Derechos, deberes y garantías fundamentales.) Y son fundamentales porque no se les puede administrar, darlos o quitarlos, a voluntad. La discusión sobre las condiciones de trabajo, el contrato, la finalidad, la moralidad, y demás condiciones de las misiones oficiales, y las consecuencias legítimas para quien la rompa unilaterlamente, seguramente son caminos lógicos de discusión, pero no lo es tanto arrogarse lo que cada uno pretenda reconocer o no como “derecho fundamental”. Por ejemplo, el Artículo 59 vigente regula que: “Nadie puede ser encausado ni condenado sino por tribunal competente, en virtud de leyes anteriores al delito y con las formalidades y garantías que éstas establecen. Todo acusado tiene derecho a la defensa.” Condenar al que abandonó unilateralmente una misión a 8 años sin entrar al país en que nació, y del cual es ciudadano, es una medida que, además de otras consideraciones posibles, no ha pasado por esos cauces legales, sino por decisiones administrativas.
Magdiel: le sugiero cuidado con lo que dice usted de que “Lo cubano, es lo hecho en Cuba…” porque el nacionalismo así tan sectariamente concebido ha sido fuente de muchos horrores en la historia del mundo. Para su información, autores sobre los que usted no debería tener duda, como Abel Prieto, Miguel Barnet, y el propio Ambrosio Fornet, al que cité, han dicho desde los 1990 cosas por completo diferentes a la que usted dice, y por suerte, nadie les ha acusado por el momento de “colonialistas” por esa razón. Si mi artículo es incompleto, por favor, sugiera en cuáles temas lo es, haga sus propuestas, y explique por qué las regulaciones cubanas en materia de ciudadanía “deben ser diferentes”. Le comento que usted, con ello, se coloca en contra de toda la legislación cubana vigente, la que cito, y otras que regulan en sus respectivos campos aspectos de la ciudadanía como el Código Civil, La ley de Extranjería o la Ley de Inversión Extranjera. Seguramente, será provechoso escuchar sus propuestas y continuar este debate.
Gracias de nuevo.