Si el conocido adagio de “quien da primero da dos veces” se cumple en la Serie del Caribe, el equipo cubano pudiera repetir, cuando menos, su decorosa actuación del año pasado.
Comenzar ganando siempre reconforta y por demás acomoda de cara al exigente calendario que los Alazanes de Cuba –resulta claro que no son solo de Granma– tienen por delante en Jalisco.
La victoria de este viernes –6×4 a los venezolanos Caribes de Anzoátegui– fue una demostración convincente, aunque no inobjetable, que dejó un buen sabor en los labios y también algunas dudas sobre el futuro desempeño de la tropa que dirige Carlos Martí. Por suerte, más de lo primero que de los segundo.
La primera clave fue el bateo cubano, prolijo y oportuno. El mentor granmense había resaltado al llegar a México la importancia de descifrar al experimentado pitcheo rival para lograr un buen resultado en el torneo, y el primer desafío le dio la razón.
Los suyos respondieron con el madero: 12 hits impulsados por la oportunidad y la iniciativa. Desde bien temprano los Alazanes cayeron sobre el abridor, el estadounidense Daryl Thompson, quien en cuatro entradas y un tercio soportó nueve imparables y tres carreras, dos de ellas en el mismo primer inning.
Los cubanos se vieron bien al bate contra un lanzador de recursos y experiencia en el mejor béisbol organizado, y –una vez salido éste del box– continuaron produciendo frente al sexteto de relevistas.
Otro acierto de Carlos Martí, controvertido a priori, fue la entrada de Gracial como tercer madero y right fielder. El matancero, sin duda uno de los peloteros más versátiles de la Isla en la actualidad, respondió a la confianza de su manager y trajo para el plato tres carreras –la mitad de las de su equipo–, con tubey, fly de scacrifio y hit.
Además, los Alazanes supieron aprovechar los errores del contrario y remolcar con oportunidad para –primero– retomar la ventaja luego del empate transitorio de los Caribes, y –segundo– extender una diferencia que a la postre resultó fundamental frente a las amenazas postreras de los venezolanos.
El séptimo episodio, en el que se combinaron la velocidad en las bases de Roel Santos y Manduley con los batazos propulsores del emergente Ayala y Gracial; y el octavo, donde clavaron la clásica “puntilla” tras el doblete de Cepeda, confirmaron las virtudes de los cubanos.
En general, Martí optó mayormente por los hombres que lo llevaron a retener al título y dio la titularidad a Avilés, Benítez, Manduley, Raúl González, Despaigne, Roel, y La Rosa –a pesar de las predicciones que apuntaban a Frank Camilio Morejón– y la fórmula le dio resultado.
Para hoy, frente a los Tomateros de Cualiacán –heridos por su derrota inicial 7×4 frente a los Criollos de Caguas, de Puerto Rico– debe mantener esta dinámica, con la única novedad de la entrada de Ayala en la alineación, un cambio obligado por la lesión de Despaigne.
Dudas desde el montículo
Lázaro Blanco tuvo un buen debut en Jalisco. En seis entradas, acumuló 100 lanzamientos, 59 de ellos strikes, cinco ponches y tres bases por bola, cinco hits en contra y dos carreras permitidas, lo que le permitió sumar su segunda victoria en Series del Caribe.
Cuando se marchó del box, los suyos tenían una ventaja mínima que ampliarían un inning más tarde. Pero, tras el descuento de los Caribes en el octavo ante el relevista Miguel Lahera, en el noveno llegaría la zozobra.
Lahera no pudo contener los bates venezolanos y le cedió la pelota al veloz Raidel Martínez con los cojines congestionados. Y Martínez, con experiencia en Japón y excelentes performances en la final de la pelota cubana, cometió un balk inexplicable que puso el empate a 180 pies del home.
Finalmente, y luego de un boleto que erizó más los pelos de los fanáticos cubanos, el pinareño se las ingenió para ponchar con las bases llenas al designado Luis Jiménez, que ya le había despachado el jonrón del empate a Lázaro Blanco.
Fue un final feliz que permitió a Carlos Martí respirar aliviado y premió sin dudas al equipo que hizo más por la victoria. Pero dejó claro que el béisbol no se puede cometer deslices, menos frente a rivales de oficio como los que disputan esta Serie del Caribe.
También puso en solfa la polémica decisión de no llevar más lanzadores a México, en particular relevistas como el artemiseño José Ángel García, que garanticen los triunfos y eviten finales de infarto como el de este viernes.
Para el segundo juego, la noche de este sábado, el mentor de Granma anunció al zurdo matancero Yoanni Yera. Sabremos entonces cuán listo está el bullpen cubano para otro reto complicado frente a los campeones aztecas.
Los Alazanes de Cuba, al menos, ya dieron primero. Veremos si pueden dar dos veces.
Pizarra final (tomada de beisbolencuba.com)
G: Lázaro Blanco (1-0).
P: Daryl Thompson (0-1).
Js: Raidel Martínez (1).
Jr: Luis Jiménez.