Al menos en el XVII Campeonato Mundial de Atletismo Bajo Techo en Birmingham, Cuba fue competitiva –que ya es algo en el atletismo cubano de los últimos años–, con una delegación reducida de 8 miembros, muy joven sobre todas las cosas. El experimento era arriesgado porque menos la pertiguista Yarisley Silva ninguno de los otros había estado en una cita de este tipo. Y no salió mal: medallas de oro y bronce y tres séptimos lugares.
En la edición anterior, en Portland, Cuba ni pareció en las tablas, porque ninguno de los tres representantes llegaron a finales. A su lado, Birmingham invita a la esperanza, basada sobre todo en la característica que a priori condenaba a la delegación: la juventud.
Yarisley y la balista Yaniuvis López –las veteranas con 31 y 32 años respectivamente– aportaron puntos por quedar séptimas. La pertiguista cubana era la opción más fiable de medallas para Cuba, pero no está en forma y Yaniuvis fue una nota agradable en una especialidad sin grandes representantes.
El show fue para los novatos, la mayoría. Todos tenían menos de 23 años, una muestra de que el potencial cubano está en sus categorías inferiores. La causa del séptimo lugar en el medallero se debe a Juan Miguel Echevarría (19 años) y Yorgelis Rodríguez (23), quienes impulsaron a Cuba con sus resultados.
Lo de Juan Miguel fue sorpresivo porque es la décima vez que alguien pasa de 8,40 metros en un mundial bajo techo. El cubano clavó los pinchos en 8,46 –su mejor marca de por vida–y doblegó a rivales más experimentados como el campeón mundial y subcampeón olímpico Luvo Manyonga, y el campeón defensor Marquis Dendy.
Juan Miguel dejó segundo por dos centímetros a Manyonga y tuvo cuatro saltos de más de 8 metros (8,19; 8, 28; 8, 36; 8,46). Con el suyo, la Isla tiene seis campeonatos bajo techo. Si Birmingham no fue casualidad deportiva, Echevarría tiene un camino increíble por delante, para emular a Iván Pedroso, cinco veces titular bajo techo (Toronto-1993, Barcelona-1995, París-1997, Maebashi-1999 y Lisboa-2001) y cuatro al aire libre (Gotemburgo-1995, Atenas-1997, Sevilla-1999 y Edmonton-2001).
El caso de Yorgelis era más previsible, porque lleva tiempo compitiendo en el máximo nivel, aunque en pista cubierta son solo cinco pruebas de las siete tradicionales. Además, fue subcampeona mundial juvenil del heptatlón, cuarta en el Mundial al Aire Libre y séptima en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Ahora en Gran Bretaña fue tercera con 4 637 puntos, récord nacional, superada por la anfitriona Katarina Johnson-Thompson (4750) e Ivona Dadic (4700), de Austria. Su resultado viene por su progresión estable y la superación de marcas personales.
En las vallas cortas, en sesenta metros, Roger Iribarne (22 años) quedó séptimo en la final ganada por el británico Andrew Pozzi. El chico lució bien con solo 22 años, aunque en la última carrera hizo su peor crono y tuvo un traspié que le quitó posibilidades. Tiene una tarea complicada en tratar de emular a uno de los mejores vallistas cubanos de la historia, Dayron Robles, campeón bajo techo en Doha 2010.
Una lesión lastró a Maykel Massó (18), el otro cubano en el salto largo, quien tenía credenciales superiores a Echevarría para un mejor desempeño. Maykel fue campeón mundial sub 20 hace dos años en Polonia, en una competencia en la que Juan Miguel fue quinto. Por la edad de ambos, la Isla pudiera tener asegurado su futuro en la especialidad.
De quienes se esperaba más era de los triplistas, modalidad en la que Cuba es una fábrica muy productiva. Cristian Nápoles y Andy Díaz venían con mejores pronósticos, porque habían alertado con el cuarto y séptimo puestos, respectivamente, en el Campeonato Mundial de Atletismo Londres 2017. Pero en Birmingham no fue igual, y quedaron en los puestos 9 y 15, sin llegar siquiera a 17 metros.
Las mejores opciones de Cuba para próximos eventos parece estar en su cantera amplia. En el Campeonato Mundial para menos de 20 años, celebrado en 2016 en Polonia, la Isla fue cuarta en el medallero, incluidos el oro y la plata para Massó y Nápoles, respectivamente, ambos presentes en Birmingham. Al año siguiente, en el Mundial Sub 18, la actuación fue incluso superior, con un tercer lugar histórico y cinco doradas.
Quizás en el paso a las competencias de mayores pudiera afectarse la progresión de algunos y otros pudieran no continuar, pero ya hay resultados. Al menos entre los más jóvenes se ve talento. Pero mientras maduran, al atletismo cubano le resta esperar que pase el tiempo.