Ethiel Failde lleva un apellido ilustre para la música cubana. Su tatarabuelo, Miguel Failde, compuso el primer danzón escuchado en la Isla: “Las alturas de Simpson”. Lo estrenó con su orquesta en 1879 y desde entonces su cadencia lo ha hecho universal.
Casi un siglo y medio después, Ethiel decidió honrar esta herencia. Sin embargo, su vínculo con el añejo género musical no llegó de la mano de su familia.
“Aunque la gente pueda pensar lo contrario, no fue en mi casa sino en la escuela primaria donde llegué al danzón; ¡y bailándolo!”, cuenta a OnCuba.
Matancero como su tatarabuelo –“en Matanzas es dónde único me siento en paz”, asegura– el joven de 26 años comenzó en la música “por casualidad”, después de bailar sus primeros danzones.
“Llegué por azar, por una vecina que no venció las pruebas para entrar a la Escuela Vocacional de Arte. Se me metió en la cabeza intentarlo, para sorpresa y negativa de mi mamá, pues hasta entonces nunca había tenido inclinaciones musicales. Fueron los vecinos quienes la convencieron.
“Al otro día fui a hacer las pruebas y, contra todos los pronósticos, aprobé con casi el máximo de puntos a pesar de no haber tenido ninguna preparación. Los examinadores nos comentaron luego su sorpresa por mi musicalidad y también por mi apellido.”
¿Cuánto le debe a la enseñanza artística tu decisión de hacerte danzonero?
Mucho. Siempre recordaré mi primer día en la Vocacional de Arte. El director me paró frente a toda la escuela y dijo que por primera vez allí había un Failde y que esperaba que no se quedara solo en el apellido.
Lo curioso fue que cuando iba a entrar a la escuela no aparecía en el listado. Había aprobado las pruebas de flauta y al final entré por trombón. Era muy gracioso porque el estuche del instrumento era una caja de madera que casi no podía cargar, y aunque logré que sonara era el peor estudiante de trombón del país. Por suerte cuando se acabó el curso pude cambiar para flauta, de la que me gradué después en el ISA (Instituto Superior de Arte).
Mi experiencia en la Escuela de Arte me marcó y desde entonces me propuse dignificar la obra de mi tatarabuelo, que no puede reducirse a “Las alturas de Simpson”, pues su mayor logro reside en la estructuración de un género que es parte de la base de la música cubana y del cual se han nutrido otros como el mambo o el chachachá.
Esa voluntad, mi preocupación por el movimiento danzonero de Cuba y mis propias inclinaciones creativas me impulsaron a fundar en 2012 la Orquesta Típica Miguel Failde, hoy Orquesta Miguel Failde.
La música de tu orquesta es una mezcla de orquesta típica del siglo XIX con la charanga del siglo XX. ¿Cómo has llegado a esa simbiosis?
Todo el mérito de lo que es la orquesta musicalmente lo tienen el músico matancero Idelfonso Acosta; su esposa y profesora de Historia de la música cubana, Iraida Trujillo; y la también profesora y hoy coordinadora del Encuentro Internacional Danzonero, María Victoria Oliver.
Gracias a sus enseñanzas pude ir modificando o incorporando elementos, en la estructura de la orquesta y en la sonoridad. Por ellos comprendí que esos cambios no le restaban validez y que el danzón no se puede quedar estancado. Debe evolucionar para que siga formando parte de nuestra actualidad sonora.
El único mérito que puedo asumir es el de darle al público lo que deseaba, tal como lo hicieron en su tiempo Miguel Failde y José Urfé. Cada cambio ha respondido a las exigencias del público danzonero de Matanzas. En los inicios nos pedían que no tocáramos más un “danzón sinfónico”; le decían así porque en ese momento la orquesta solo contaba con violines, trompetas, clarinetes, la percusión y tocábamos sentados. Un buen día decidí darle movimiento a lo que hacíamos, incorporar un piano y tocar yo la flauta y funcionó. Luego cambié el clarinete por el saxofón y comprendí la necesidad de añadirle voces a los arreglos musicales.
Ese es el formato actual, que, si bien se parece mucho al de las orquestas de salsa o timba, mantiene los violines de las charangas y con reminiscencias de la música clásica en la manera de armonizar las voces y los metales. También conserva el cuidado en el fraseo, la dinámica y la dicción. Lo más importante es que nos permite hacer todos los géneros de la música cubana.
En varias ocasiones has hablando del danzón del siglo XXI. ¿Es ese el término que intentas defender con tu trabajo?
El danzón del siglo XXI se refiere a su actualización, una que abarque todos sus aspectos desde la imagen y la puesta en escena, los nuevos códigos de comunicación con el público, y la forma de bailar.
Para eso es necesario que el Movimiento Amigos del Danzón, que es la columna vertebral de la práctica comunitaria y la promoción del baile danzonero en Cuba, entienda la necesidad de su recontextualización a partir del diálogo con las nuevas generaciones y de eliminar cualquier disfraz o elemento retrógrado sin dañar el ritual y los valores que encierra.
A nivel orquestal, que es el que nos compete directamente, se expresa con armonías contemporáneas y la fusión con otras sonoridades. No se puede olvidar que es un género híbrido, y como mismo hizo José Urfé al presentar un danzón con la síncopa de son, nosotros presentamos nuestro danzón timba.
Las estructuras pueden variar un poco de acuerdo con las necesidades expresivas del compositor, pero nunca se puede olvidar que la brújula está en el bailador. También le damos preeminencia a la actualidad social expresada en las letras, explotando más vertientes como el danzonete o lo que se ha dado en llamar el danzón cantado.
Creo que así los jóvenes cubanos pueden acercarse al danzón de una manera más orgánica para ellos. Incluso no veo descabellado coquetear en determinado momento con algún elemento del reguetón como un factor atrayente, sin hacer concesiones a la vulgaridad. Hay mucha gente que no lo sabe, pero el danzón y el reguetón comparten en su base la célula rítmica de la habanera.
¿La idea de recontextualizar el danzón no te enfrenta con quienes prefieren su interpretación de manera ortodoxa?
Me ha pasado y me pasa. Recuerdo que a raíz del concierto televisado que realizamos en la esquina de Prado y Neptuno en 2015, comenté al diario Granma la necesidad de recontextualizar el danzón. Después de la presentación, muchos nos felicitaron por la música y la imagen que mostramos pero pasados los días se me acercó un miembro de la presidencia nacional del movimiento danzonero y me dijo que mis palabras en el periódico eran una falta de respeto y que significaban que el danzón podía bailarse con lycra y shorts.
El vestuario es de los más asuntos más polémicos en lo que respecta al danzón porque más allá de las estridencias de la moda, el concepto de lo elegante ha evolucionado y es bueno que eso tenga su reflejo en el baile. En ese momento comprobé que hay una generación que quiere que las cosas no cambien y que no comprende que lo peor que puede sucederle al danzón es quedarse en una vitrina.
Desde hace algunos años se cuestiona que el danzón siga siendo nuestro baile nacional. ¿Cuál es tu posición en este debate?
Creo que la relevancia de un símbolo nacional no radica en sus usos en el momento actual o en la frecuencia de su uso, porque de ser así se podrían cuestionar entonces otros símbolos patrios. Por ejemplo, es raro ver una flor mariposa, pocos han visto un tocororo. Pero un símbolo tiene que ver con los valores que representa.
El danzón no se considera un símbolo solamente por ser la primera estructura musical cubana que se distanció de los cánones de la metrópoli. Se impuso desde las clases populares y muchos de sus creadores, como el propio Miguel Failde, mientras bailaban y amenizaban con su música los salones, conspiraban por la libertad de Cuba. Todo ello es muestra de la cubanidad y habla de la resistencia de este pueblo.
El danzón fue el género que marcó el cambio de siglo y el paso de la colonia a la neocolonia, además de ser el padre del danzonete, el mambo y el chachachá. Te repito entonces algo que ya he dicho antes: creo que no sería desatinado pensar que Cuba, como la “isla de la música” que es, merece tener más de un baile nacional, pero el danzón se ha ganado ese puesto.
¿Crees que la situación actual del danzón en Cuba se debe a problemas en las políticas culturales?
Es una de las razones, pero no la única, aunque aprovecho para insistir en la necesidad de invertir en la cultura, no únicamente para un paquete turístico.
En primer lugar, recordemos que estamos hablando de una expresión que tiene más de un siglo y eso tiene lógicamente un impacto en su cantidad de seguidores. Incide también que quienes integran y presiden el movimiento danzonero son en su mayoría personas de una edad avanzada y una visión anclada en el pasado.
No se puede olvidar la responsabilidad que deberían asumir en la promoción del género los medios de comunicación cubanos. Y tampoco cierta pérdida de nuestra identidad colectiva, que afecta no solo al danzón sino también a otras expresiones sociales y culturales.
Lo que me da esperanzas y me reconforta es que, a pesar de todo eso, hay más jóvenes haciendo danzón. Es gratificante saber que hay nuevos danzones, que hay jazzistas haciendo danzón y creadores que lo están asumiendo desde otras artes. Me entusiasmé mucho al ver que en la actual temporada de Bailando en Cuba, hubo danzón.
Pronto se realizará el Tercer Encuentro Danzonero Miguel Failde In Memoriam. ¿Cómo surgió esta idea y en qué consiste?
Esa es una locura mía hecha realidad, gracias al apoyo en primer lugar de la Dirección Provincial de Cultura de Matanzas y del Instituto Cubano de la Música, y también del Consejo Nacional de Casas de Cultura y el Instituto Cubano de Radio y Televisión.
El evento forma parte de un gran proyecto que contempla, además, a la orquesta, el programa Danzoneando que sale por Radio Taíno para toda Cuba y por Radio Más de Veracruz, en México; también al Centro para la Promoción, Desarrollo y Difusión del Danzón, que todavía está por concretarse. Su objetivo es fomentar el género, el baile y establecer un diálogo entre generaciones y personas de diferentes países interesadas en el danzón.
Como parte del Encuentro tiene lugar un concurso de composición, otro de baile infantil y de adultos, un evento teórico, una serie de conciertos, exposiciones y recorridos por lugares importantes para el danzón y la música cubana.
Además, intenta que se integre la música popular a las academias cubanas; algo que golpea el sistema de la enseñanza artística. Por eso, llevamos a las escuelas de música de Matanzas a maestros como Joaquín Betancourt, Emilio Morales, Enrique Lazaga y Changuito. Estamos interesados en traer también a los jazzistas que asumen el danzón para mostrar las posibilidades que ofrece la fusión de ambos géneros.
Este año será muy particular, porque haremos un debate sobre la recontextualización del danzón, en el que las diferentes generaciones y puntos de vista podrán dialogar y que será una especie de pequeño congreso del movimiento danzonero.
Pocos saben que cuando el presidente Obama vino a Cuba escuchó el danzón tocado en vivo por tu orquesta. ¿Cómo sucedió?
Jamás imaginamos ser escogidos para un evento de tan alto nivel. Fue lindo y tenso. Si te soy sincero recuerdo muy poco de ese día; apenas cuando Obama fue a saludarnos tras la actuación.
Para mí es uno de los grandes momentos de la orquesta, no solo por tocar frente a Obama sino porque el Ministerio de Cultura y el gobierno cubano pensaron en nosotros. Esa es la mayor importancia que le veo a esa presentación: el haber sido la única orquesta elegida para representar a la música cubana en el Consejo de Estado, frente al presidente de Estados Unidos, y frente a diplomáticos y cientos de periodistas; ¡nosotros, unos jóvenes de Matanzas!
En mayo actuarán en el Festival de las Artes de Cuba en el Kennedy Center junto a algunos de los mejores músicos cubanos. ¿Cómo fueron elegidos y cómo se preparan para enfrentar un público diferente al que normalmente asiste a sus presentaciones?
Los organizadores del Kennedy Center nos vieron tocar en la Sala José White de Matanzas, mientras dábamos un concierto para la jazzband de la Universidad de Harvard. Cuando terminamos se nos acercaron, me pidieron un disco, mi tarjeta y se fueron. Esa fue la selección.
El pisar ese escenario tan importante, en una de las instituciones más respetadas en Estados Unidos, va a ser un lujo. Solo vamos dos agrupaciones de música popular de la Isla: Los Van Van y nosotros. El honor es aún mayor al saber que estaremos en la gala inaugural junto a Omara Portuondo, el Ballet Nacional de Cuba, Yosvani Terry y su cuarteto, y a la familia López-Nussa.
Estamos seleccionando el repertorio con mucho cuidado porque además haremos otras cinco presentaciones y un encuentro con estudiantes de música a quienes queremos presentar el danzón como un género universal. Queremos representar bien a nuestro baile nacional y sus géneros derivados con algo de son y timba.
Con tan solo 26 años ya tienes tu orquesta, publicaste el disco Llegó la Failde con la Egrem y preparas otro, te presentas dentro y fuera de Cuba, conduces un programa de radio en Cuba y México, diriges un evento internacional. ¿Qué más deseas?
Deseo ver cada vez más jóvenes bailando danzón, mambo y chachachá, y también un programa de televisión moderno, atractivo, que muestre el danzón de este siglo. Que las instituciones culturales comprendan la importancia que tiene invertir en nuestra identidad y en nuestro patrimonio. Que se diseñen mejores propuestas culturales para la tercera edad, porque creo que hay que proteger a los ancianos como público.
Y también quisiera que fructificara mi idea del Centro para la Promoción, Desarrollo y Difusión del Danzón, algo que puede ser muy beneficioso para nuestra cultura. Sueño con un centro que tenga una sala para enseñar los bailes cubanos, un pequeño museo con piezas como el cuadro original con la foto de Miguel Failde, el bombardino de su orquesta, el contrabajo, partituras de él y otras inéditas de Aniceto Díaz. También áreas para descargar esta música, para consultar información, para hacer grabaciones. Que el centro sea un espacio dedicado a potenciar y promover la obra de las orquestas y el danzón en todas sus dimensiones.
Es muy importante que nuestra cultura sea llevada al mundo por jóvenes como los de la Failde y de la mano de un talento como Ethiel. He tenido bastante cercanía con ellos y he visto el deseo, el trabajo y la profesionalidad con que defienden al danzón y cualquier proyecto que llegue a sus manos. Es una suerte que este patrimonio de la música nuestra no muera. A danzonear con la Failde!!!!!!!!
Es tan reconfortate saber que existen jóvenes que ponen en alto el nombre de nuestra cultura rescatando el género,respetando sus orígenes, pero también trayéndolo a la contemporaneidad.Ethile Failde continúa el legado, con respeto y profesionalidad.Tengo la gran dicha de estar bien cerca y de poder a preciar su trabajo.Muchas Gracias Ethiel, que el DANZÓN no muera.
Ethiel, además de ser un excelente músico es un gran ser humano, muy alegre siempre y eso lo transmite en su quehacer musical. Recuerdo cuando lo entrevisté por primera vez, recién llegado a Radio Taino, y me enorgullece lo mucho que ha logrado en este tiempo, porque como él mismo dice, parafraseando al Apóstol, “Hacer es la mejor manera de decir”. Gracias a OnCuba por la entrevista, a Claudio por la fotos, y a Ethiel por su pasión, profesionalida y entrega.
Màs que el danzòn, lo importante es mantener la verdadera y genuina mùsica cubana, solo GRACIAS Ethiel!!
Reconozco de primera mano todo el andar y esa evolucion que hoy te ha convertido en gran musico que hoy eres, esas pruebas de pase de nivel de la EVA o tu concierto de graduación de nivel medio y tantos otros momentos maravillosos de los cuales fui testigo, vi nacer y crecer esa orquesta q hoy goza de reconocimiento internacional y que con todo merecimiento has puesto en la órbita de la musica cubana, y de la cual me siento orgulloso pues fui parte de ella y siempre lo seguire siendo. De corazón deseo todo lo mejor para ti pues eres mi familia, y que haya Failde pa’ rato. Un abrazo.
Ernestico
Failde, eres la primera persona que he oido mencionar lo de la utilizacion de la celñula de la habanera en el Reggaeton. Me di cuenta desde la época de Nando Boom y El General. Muchas felicidades. Me gusta mucho tu trabajo. Juan de Marcos
Ethiel, mis respetos. Jóvenes como tú somos los que necesitamos para impulsar positivamente a Cubita, la bella. Felicidades!