Con sonrisas y firmes apretones de mano, Corea del Norte y China utilizaron su inesperada cumbre esta semana para demostrar que, a pesar de las tensiones recientes, Pyongyang tiene un aliado poderoso y Beijing no permitirá que lo marginen de las discusiones sobre la suerte de su imprevisible vecino.
Las conversaciones a puertas cerradas del líder norcoreano Kim Jong Un con el presidente chino Xi Jinping en Beijing parecen tener como objetivo fortalecer la posición de ambos países de cara a las reuniones anunciadas de Kim con el presidente surcoreano Moon Jae-in y posiblemente el estadounidense Donald Trump.
Un objetivo crucial para Beijing es reafirmar su conexión con las reuniones, de las que ha estado excluido. China parecía ser un espectador a medida que se deterioraban sus relaciones con el Norte y Pyongyang se comunicaba con Seúl y Washington.
“La visita de Kim Jong Un demuestra que China, lejos de ser marginal, cumple un papel relevante. Esto le permite [a China] salvar las apariencias”, dijo Pang Zhongying, un experto en Corea del Norte en la Universidad Renmin de Beijing.
“Corea del Norte se aprovecha una vez más de China”, dijo Pang. “Juega la carta china para decirle a Corea del Sur y Estados Unidos: China sigue siendo mi aliado”.
Los informes oficiales de ambos países el miércoles destacaron efusivamente los estrechos lazos entre los líderes para restar importancia a las tensiones generadas recientemente por la fabricación de armas nucleares y misiles de largo alcance en el Norte.
En los informes, “Kim reafirma la amistad tradicional entre los dos países como si nada hubiera sucedido, cuando la relación había caído a unos niveles sin precedentes”, dijo Bonnie Glaser, experta en Asia en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Las relaciones se habían tensado con el apoyo de China a las sanciones de la ONU y la suspensión de importaciones de carbón y mineral de hierro desde Corea del Norte. Pyongyang aparentemente trató de humillar a Beijing al hacer coincidir algunos de sus ensayos misilísticos con grandes cumbres globales en China.
AP / OnCuba