Alain Pérez, joven cubano integrante de la banda del afamado músico español Paco de Lucía, dialoga con OnCuba sobre ese particular instrumento y su próxima actuación, junto a De Lucía, en el Festival Leo Brouwer de Música de Cámara en La Habana.
Puedo imaginar a Alain Pérez Rodríguez detallando un cuadro, quizá pintado bajo los preceptos de Leonardo Da Vinci y Sandro Botticelli. En él seguramente aparecerá dibujada toda la esencia de la guitarra, ese instrumento que le permite expresarse, como mismo lo hicieron a través de las artes plásticas esos astros del Renacimiento.
Debe llevar la pieza pictórica sensibilidad y belleza. Captar tales características es siempre un ejercicio difícil, pues Alain es un artista exigente. Todavía no le he propuesto la extrapolación de manifestaciones artísticas. La idea surgió tras repasar cada una de sus respuestas, que gracias a la era digital, obtuvimos a través del correo electrónico.
Joven e inquieto, Pérez es un músico al que la cubanía le aflora de modo entrañable. También ha sabido beber de todas las fuentes a las que tiene acceso, incluida su fuerte conexión con Paco de Lucía, a quien ha acompañado por alrededor de una década.
Aunque podremos apreciar su quehacer artístico en el venidero Festival de Música de Cámara Leo Brouwer, Alain Pérez devela a On Cuba sus paradigmas y sus visiones sobre la música.
—El propio Brouwer explicaba que la guitarra no es un arte abstracto, sino que guarda relación estrecha con un repertorio, con su historia. ¿Qué pudiste encontrar en ese instrumento?
—Comparto y coincido con el maestro. La guitarra, por su historia, desde que llegó a manos del hombre, ha hecho bien en beneficio de la cultura. Nos ha llenado a todos de alegría y emociones. Es incondicional, ha estado presente en todas las clases sociales sin distinciones, ni diferencias, en todas las épocas. Su obra refleja el sentir de aquello que hemos vivido. Por más decir, la guitarra tiene forma de mujer.
“Descubrí la música a través de los primeros sonidos que me llegaron de una guitarra, allá en mi pueblo natal, Manaca Iznaga, provincia de Sancti Spíritus. Escuché el toque de los guajiros con su punto y tonadas, haciendo feliz a todos de una forma transparente y humilde.
“Así me deje arrastrar por esa sensación. A la edad de 6 u 7 años ya quería la guitarra, cantar y hacer música. Toda esa energía me hizo buscar hasta que comencé a estudiar en el conservatorio Manuel Saumell, de Cienfuegos, y en la Escuela Vocacional de Arte Olga Alonso, en Santa Clara. Luego pasé a la Escuela Nacional de Arte y una de las piezas que llevé a la prueba de pase de nivel fue el Estudio 20, de Leo Brouwer.
“Puedo decir que la guitarra es un instrumento imprescindible para la música, ya sea clásica o popular. Ella suena a calle, sonrisas y lágrimas. Hay melodías que en otros instrumentos no tienen el alcance que tiene en la guitarra. Después de todo, también me convertí en bajista por accidente. Hoy toco la guitarra y el bajo, pero a la hora de componer una canción, sigo siendo fiel a la guitarra”.
-¿Porqué el jazz y la variedad de géneros que abarca la música popular cubana son elementos que tomas para formar tu obra personal?
-¡Lo mío primero!, como dice el dicho. La música cubana es mi forma natural de sentir, es mi primer lenguaje. Me toca porque me crié con esos reflejos y no puedo evitarlo. Independientemente de haber estudiado en la escuela de música en Cuba, con la suerte de tener maestros muy buenos, a los cuales les estaré agradecido toda mi vida; he ido ampliando mis conocimientos porque estoy abierto a la música del mundo.
“Hay géneros que te llegan más que otros, por acercamiento geográfico o por historia, como es el caso del jazz y la música que heredamos de África y de España. Soy todo oído y corazón. Toda música puede inspirarme a sentir algo nuevo, a descubrir otros conceptos y colores, la dejo entrar en mi mundo creativo e interpretativo.
“Tuve el privilegio de trabajar, a los 17 años de edad, con Chucho Valdés y los Irakere. Eso me marcó para siempre. Fue una confirmación a muchas preguntas que me había hecho hasta entonces. También me ha marcado el flamenco. La primera vez que tuve la oportunidad de escucharlo, fue directamente al pecho, me deslumbró. Así que lo he buscado y lo he llevado conmigo con respeto y cariño.
“La vida y la música son una sola. Van de la mano. Por eso están en todas partes, y mi obra es el resultado de lo que he vivido hasta hora. Espero seguir creciendo y cultivando mi pequeño mundo color de música”.
-Tienes estrecho vínculo con Paco de Lucía. ¿Cómo te ha ido al trabajar con él? ¿Cómo te insertas en su concepto de la música?
-La verdad es que con Paco he aprendido mucho. Él me ha dado el privilegio de estar en las grandes ligas de este género. A su lado he vivido intensamente con mucho rigor y profesionalismo, defendiendo el legado e importancia de su obra. Mi relación con él es de amistad y respeto, la cual hemos compartido por casi una década. He recorrido el mundo entero a su lado, dándolo todo en cada concierto. Todos saben quién es Paco de Lucía. Sobran las palabras. No hay flamenco sin Paco. Dios lo quiso así.
“Mi interés por el flamenco llegó el día que lo escuché a lo cortico. Entonces la fuerza y la sinceridad que sentí en ese momento me quemó y me invitó a refugiarme en él….Así que me dejé llevar, sentí que era parte de mis ancestros y que había algo que tenía que hacer para entenderlo, porque ya lo sentía. Hoy en día no puedo alejarlo de mí. Siento que es una forma más de mi lenguaje. El flamenco es muy difícil. El ritmo, con la armonía y melodía, se mueven en otro compás y acento, muy distinto al que estamos acostumbrados. A pesar de nacer en Cuba, cuna de ritmos, es otra manera de estar”.
-Has colaborado con importantes músicos cubanos y extranjeros, sería interesante que nos expliques cómo logras conjugar sus visiones musicales y encontrar el punto exacto para producir sus discos.
-Lo más importante es saber qué quiere el artista, compartir su idea y madurarla a medida que vas escogiendo el repertorio, los arreglos, etc.
“Se busca que se sientan cómodos, que se encuentre un punto de complicidad entre ambos, por el bien del resultado final de la producción. No siempre el productor tiene la razón, hay que ser flexible y saber escuchar. Esto hace que la energía en el estudio fluya de manera positiva.
Otra cosa importante es buscar al artista adecuado para que plasme y entienda el concepto de la música que se está haciendo”.
-¿Qué veremos de Alain Pérez en el Festival de Música de Cámara Leo Brouwer? ¿Nos sorprenderás con alguna propuesta en solitario?
-De momento no me han hecho ninguna propuesta en solitario para el Festival. Yo voy con los ases de la banda del maestro Paco de Lucía y me siento feliz de poder tocar en mi país con una figura mundial. Pienso que es un acontecimiento que marcará precedentes y servirá de inspiración para los músicos cubanos. Gracias al maestro Leo Brouwer por la invitación y por hacer tanto por la música cubana en el mundo.
Breve recorrido
Alain Pérez Rodríguez (Trinidad, Sancti Spíritus, 20 de Abril de 1977) comenzó en la música a los ocho años como vocalista en un grupo infantil llamado Cielito lindo, de la provincia de Cienfuegos, con el que participó en festivales por toda la Isla. Estudió en el cienfueguero conservatorio Manuel Saumell guitarra clásica y piano como instrumento complementario. Al graduarse de la ENA, ya formaba parte, como vocalista y arreglista, de la prestigiosa agrupación Irakere, que guió Chucho Valdés.
También integró en 1998 el Team Cuba, compuesto por estrellas de la música cubana, que se presentó en una gira por Europa.
Entre sus placas fonográficas encontramos El desafío (Bat Discos, 2000), En el Aire (AYVA MÚSICA, 2006) y Apetecible (Globomediamusic, 2010). Ha sido galardonado con el primer premio en la III edición del concurso SGAE de Jazz Latino con la obra En el Aire, en el año 2002, y nueve años fue la cabeza de cartel del primer festival de Latin Jazz de España, celebrado en las ciudades de Madrid y Barcelona, en el que recibió las mejores críticas de la prensa especializada.
A su trabajo con el músico español Paco de Lucía por casi una década, se le adicionan las colaboraciones con artistas de la talla de Isaac Delgado y su grupo -donde fue bajista y luego director musical y arreglista-, Celia Cruz, Habana Abierta, Estrella Morente, Enrique Morente, Diego el Cigala, Niño Josele, Paquito de Rivera, Israel “Cachao” López, Chick Corea, Wynton Marsalis, Horacio “El Negro” Hernández, Gonzalo Rubalcaba, Jerry González, Giovanni Hidalgo, David Valentín, Jorge Pardo, Rubem Dantas y la Orquesta Nacional de Jazz de España, entre otros.
*Agradecemos a la Oficina del maestro Leo Brouwer por la concertación de esta entrevista.