La conferencia de prensa del presidente estadounidense, una tradición consagrada por generaciones, al parecer dejó de existir con Donald Trump.
Ha pasado más de un año desde que Trump convocó a la única conferencia de prensa que ha dado a solas durante su gobierno hasta ahora: un bullicioso y desenfrenado encuentro de 77 minutos, organizado a toda prisa, durante los cuales criticó duramente a los medios, defendió a su asesor de seguridad nacional despedido e insistió en que nadie de su campaña tuvo contactos con Rusia.
Pero no hay indicios de que la oficina de comunicaciones de la Casa Blanca esté interesada en una segunda ronda. En cambio, el mandatario dialoga con la prensa en entornos más informales que, según sus asesores, ofrecen a los reporteros mucho más acceso, con mayor frecuencia, que los gobiernos pasados.
“El presidente Trump es más accesible que la mayoría de los presidentes modernos, y con frecuencia recibe preguntas de la prensa”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders.
A menudo el mandatario contesta preguntas que los reporteros le gritan desde lejos cuando un pequeño grupo de periodistas que se turnan entre sí tiene acceso a eventos tales como la promulgación de leyes o los almuerzos del gabinete. Trump también suele contestar a las preguntas que le gritan desde los jardines cuando llega y sale de la Casa Blanca.
Esos intercambios frenéticos –que frecuentemente ocurren con el sonido de fondo del rotor del helicóptero presidencial– a menudo producen noticias.
Pero el formato también le da al presidente mucho mayor control de lo que tendría durante una sesión tradicional de preguntas y respuestas. Trump puede fácilmente ignorar las preguntas que no le gusten o negarse a dar seguimiento a un tema de una forma que sería mucho más perceptible en una conferencia de prensa tradicional.
Por ejemplo, el viernes Trump respondió a varias preguntas en la Oficina Oval sobre Corea del Norte e Irán. Pero cuando un reportero le preguntó sobre sus amenazas de intervenir en el Departamento de Justicia, el mandatario respondió con un cortés “gracias” con el que les señaló a los reporteros que las preguntas habían concluido.
Dos y dos
El presidente también ofrece conferencias de prensa conjuntas cuando vienen a visitarlo líderes de otros países, un formato que los reporteros llaman “dos y dos” porque cada uno de los líderes elige a dos periodistas de sus países para que les hagan preguntas. Aunque el formato se parece a una conferencia de prensa en solitario, las sesiones son más breves y con frecuencia el presidente atiende más a reporteros amigables de medios conservadores y limita la oportunidad para hacer preguntas de seguimiento.
Durante una conferencia de prensa conjunta el viernes pasado con la canciller alemana Angela Merkel, Trump escogió a los reporteros de Fox Business Network y Christian Broadcasting Network. Y el lunes, al lado del presidente nigeriano Muhammadu Buhari, aceptó preguntas de The Washington Times y el periódico The Hill.
Al corresponsal de Fox News, John Roberts, lo ha favorecido tantas veces que en una ocasión Trump lo hizo y luego cambió de parecer.
“De hecho, iremos con alguien más esta vez, John. Has estado haciendo lo suficiente John”, dijo en medio de la risa de los presentes.
Trump también concede entrevistas individuales en forma ocasional a medios noticiosos. La semana pasada lo hizo por teléfono con “Fox & Friends”, su formato favorito durante la campaña. Y varias ocasiones ha sostenido sesiones improvisadas de preguntas y respuestas, incluida una en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca con el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnel, que a los reporteros les hizo recordar esos conciertos en que los seguidores de un grupo se mueven frenéticamente frente al escenario.
Margaret Talev, que ha cubierto la residencia presidencial por mucho tiempo y es presidenta de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, dijo que la asociación da la bienvenida a la “apertura” de Trump “a participar en forma regular en sesiones con periodistas que se turnan en la Oficina Oval y en escenarios menos tradicionales, tales como las ocasiones en que el helicóptero despega del Jardín Sur”. Pero no todos están a gusto con el nuevo estilo.
AP / OnCuba