El teatro cubano, a tono con las trasformaciones económicas que se operan en la Isla, se encuentra en una etapa de reorganización.
Sobre el tema OnCuba conversó con Julio César Ramírez, director de la recién creada sala Raquel Revuelta, uno de los espacios escénicos que forman parte del Circuito teatral de la calle Línea, iniciativa concebida para descentralizar y visibilizar con más efectividad, el funcionamiento de los grupos teatrales ubicados en una de las más populares avenidas del Vedado habanero.
“No podemos estar ajenos a esa situación. El teatro tiene que ser la vanguardia tanto en los temas como en la manera de concebirse”, afirma Ramírez quien ha dedicado cuatro décadas de su vida a las artes escénicas.
“Se está intentando que el teatro sobreviva y que la gente de teatro se sienta mejor porque es un arte de mucho sacrificio. El artista de teatro siempre lleva las de perder ante la falta de promoción, gestión, y presupuesto económico. Las artes escénicas en Cuba deberían estar más favorecida porque contar con un movimiento teatral sólido como el que poseemos es un gran privilegio”.
“Tenemos que comprender todo el esfuerzo que conlleva hacer una obra de teatro para crearle mejores condiciones a las personas y que así se sientan más cómodas. Ese es el mayor anhelo de quienes soñamos el teatro en Cuba”, apuntó.
¿Cuáles son las principales estrategias que ha previsto desarrollar el Consejo Nacional de las Artes Escénicas (CNAE)?
La primera es que las salas teatrales sean dirigidas por artistas. Esa política del CNAE me parece muy positiva porque le da otra visión a esos espacios escénicos.
Por otra parte, se propone concebir espacios teatrales más multidisciplinarios al convertirlos además en sitios de reflexión a través de conferencias, presentaciones de libros, exposiciones y también para la realización de conciertos.
Desde el mes de enero comenzó a hablarse del Circuito de la Calle Línea ¿En qué consiste?
Efectivamente, el Circuito de la Calle Línea comenzó a funcionar en el mes de enero desde el punto de vista administrativo y económico.
Está integrado por el Teatro Trianón (sede de Teatro El Público), la Sala Raquel Revuelta (sede de Teatro D’Dos), la sede del Conjunto Folclórico Nacional, la sede de la Compañía el Ciervo Encantado y el complejo cultural Bertolt Brecht.
Su núcleo ejecutivo coordinador es el Teatro Mella y cuenta con un consejo artístico al cual pertenecen los directores de todos los teatros que forman parte del circuito.
¿Qué ventajas tiene su creación?
Para mi es una de las posibles soluciones para el teatro cubano porque responde a una estrategia económica y a otras líneas de trabajo más especializadas y organizadas.
Con su creación se descentralizan los grupos teatrales y se hacen más visibles. No estamos en condiciones de que un grupo mantenga una programación estable los doce meses del año en una misma sala.
El teatro ahora podrá contar con varios colectivos responsabilizados con la programación de esa sala. Así recibirán una atención más directa de los coordinadores del circuito y eso favorecerá el trabajo artístico de las compañías.
Hasta ahora los teatros han funcionado autónomamente, cada cual con su identidad. Con la creación del circuito los grupos tendrán una caracterización clara de sus líneas de trabajo. Ese proyecto ha sido un descubrimiento y estamos apostando porque salga bien.
Aspiramos a convertirnos en un punto de partida que contamine al resto de los espacios teatrales en la capital, sobre todo en municipios como Centro Habana, el Cerro, La Habana Vieja. El Teatro Nacional de Cuba puede convertirse en otro circuito importante junto con la sede del grupo Argos Teatro.
El Circuito de la calle Línea va a estar bien activado durante el venidero Festival de Teatro de La Habana (del 25 de octubre al 3 de noviembre). Ese va a ser el momento de empuje definitivo que estamos esperando a nivel de imagen, promoción y en todos los sentidos.
Con la creación del Circuito de la calle Línea ¿Cuáles son los retos que enfrentará el Centro de Teatro de La Habana (CTH)?
El CTH se torna ingobernable por la cantidad de grupos que lo integran (cerca de 200). Los circuitos teatrales van a ayudar a que el centro se perfile en un sentido metodológico, profesional y económico, con líneas de trabajo más concretas. Soy optimista en ese sentido.
En el CTH hay una nueva dirección (Dagoberto Luaces) que está intentando cambiar el panorama y dedicándole mucho tiempo a analizar por dónde va el camino de cada grupo. Vamos a ver los resultados en pocos meses. El 2014 va a ser un buen año para el teatro cubano. Estoy seguro de eso.