Pavel Giroud comenzará a filmar a mediados del 2014 El Acompañante, una de las cintas cubanas más laureadas en etapa de desarrollo: obtuvo en España el Premio Julio Alejandro de guión, y la beca Fundación Carolina en la Casa de América de Madrid; también el laurel de Ibermedia de coproducción y más recientemente el galardón al mejor proyecto del II Foro de coproducción Europa-América Latina, en el Festival de San Sebastián.
Además participará en Ventana Sur de Buenos Aires, y en la siguiente edición del Producers Network de Cannes, importantísimos foros de coproducción que garantizan un buen camino futuro para el nuevo proyecto fílmico del director de La edad de la peseta (2006).
¿Cómo llegó el guión de El Acompañante a todos estos certámenes en los que ha sido premiado?
Aplicando a las convocatorias; creo que si algo malo existe en Cuba en el ámbito del cine, es la desinformación que hay con respecto a eventos, fondos de ayuda, ignorados incluso por la propia gente que hace cine; sabemos todos los problemas de comunicación que tenemos, pero creo que muchas veces los cineastas nos acomodamos.
En el caso de San Sebastián fue una sugerencia del coproductor francés con el que estoy trabajando Edgar Tenenbaum, uno de esos productores que se enamoran de las historias, generan nuevas ideas y van con ellas hasta el final. Yo estaba un poco escéptico, veía los foros como sitios donde los productores cenaban, bebían y que muchas veces no se lograba nada concreto, sin embargo para mí fue una experiencia bárbara; fueron dos días de reuniones cada veinte minutos con personas interesadas en el proyecto y hemos pasado, de buscar, a escoger, lo cual hoy en día es una bendición.
Al Premio Julio Alejandro de guión, apliqué y lo seleccionaron entre más de 300 propuestas. Que quedara entre los 8 finalistas era bastante, ya eso me decía que el guion tenía potencial y que me premiaran ¡imagínate!; lo bueno de estos procesos es que vas tanteando las virtudes y los defectos, porque a veces los mismos miembros del jurado te señalan cosas a resolver.
El guión también fue seleccionado para la beca Fundación Carolina en la Casa de América de Madrid, evento muy importante, para el que he sido seleccionado en un par de ocasiones, en el que evalúan guiones de todo Iberoamérica y hacen un taller en el que grandes guionistas colaboran con tu proyecto mañana, tarde y noche; tuve la suerte de trabajar con Senel Paz y con el mexicano Vicente Leñero, guionista de El crimen del Padre Amaro, y una buena parte de la obra del cineasta Arturo Ripstein, y también con otros de alto nivel que contribuyeron a que de una buena idea se convirtiera en un buen guión.
Otra de las ayudas que obtuvo fue el Ibermedia de coproducción de este año, al que tuvimos que aplicar por Panamá porque cuando intentamos hace dos años hacerlo a través de Cuba, las autoridades cinematográficas no nos apoyaron.
¿Cree que esa falta de apoyo dependió del tema de su proyecto?
Yo me imagino que sí, es un tema delicado y que trasciende al ICAIC. No sé si influyó también que yo decidiera producir solo de manera independiente, que es en realidad mi esencia, pues yo jamás fui plantilla del instituto; lo cierto es que el ICAIC tiene la función de representar a cada cineasta cubano, haga el cine que haga y de la manera que decida hacerlo. ¿Crees lógico no representar a mi proyecto y preferir dejar vacantes las convocatorias a Ibermedia durante dos periodos seguidos, aun cuando el país paga una cuota anual para participar? ¿No es eso tirar el dinero en un país donde no sobra precisamente?
La relación hasta ahora entre el ICAIC y los independientes es bastante hipócrita. Un ejemplo de ello es que los logros de películas independientes en los últimos tiempos,- que han sido mucho mayores que las producidas por el ICAIC, tanto en ventas como en circulación por festivales importantes-, no han sido muy divulgados en sus medios de comunicación.; los premios de Juan de los Muertos, de Alejandro Brugués, de Melaza, de Carlos Lechuga y los de El Acompañante, en su fase de desarrollo, han salido hasta en el periódico Granma, lo que contrasta con la invisibilidad generada por quienes deben promocionarlos.
El cine independiente sigue siendo una piedra incómoda y hasta ahora, el ICAIC, adolece de una estrategia cabal, ética y menos aún hábil para lidiar con él. Mucho queda en palabras y muy poco en hechos.
¿Qué vinculo tendrá entonces el filme con el ICAIC?
Todo el que el ICAIC quiera tener, es un filme cubano y el ICAIC es el instituto de cine cubano; yo no estoy peleado con ellos. Mi ánimo de no producir películas con el ICAIC es porque a mi juicio éste no debería producir cine, sino potenciar, promover y redimensionar nuestra cinematografía. De hecho he estado trabajando con un grupo de cineastas en el replanteamiento de la Industria Cinematográfica Cubana y hemos visto siempre al ICAIC como el corazón del sistema, lo que pasa es que no queremos que funcione como está funcionando ahora, sino como debe funcionar. Hay buenos ejemplos en el continente de cómo se relacionan los institutos de cine con los que hacen el cine.
El Acompañante también está seleccionado para participar en Ventana Sur de Buenos Aires, y en Producers Network de Cannes…
Sí y ésto es muy importante porque estos foros son los que establecen la ruta. En estos eventos es que normalmente se van concretando los hechos y estos dos que mencionas, son quizás, junto al de San Sebastián ahora,-que es muy nuevo-, los foros de coproducción iberoamericanos más importantes que existen.
¿Cómo surge la idea del guión y quiénes más colaboraron en el mismo?
Cuando termino de hacer Omerta (2008), yo tenía una carpeta llena de temas y tenía pendiente el del VIH y el sanatorio de Los Cocos, pero todo lo que se me ocurría era muy manido, muy visto. En la investigación de pronto me encuentro la figura del acompañante y pensé que se merecía una película.
Estuve un año investigando qué era el Sida, el VIH, cómo llega a Cuba, cómo funcionaba el Sanatorio de Los Cocos, tanto desde que tenía, digamos, régimen militar, como la otra etapa en que ya los pacientes tenían un poco más de libertad de movimiento; investigué igualmente el por qué se había apelado a la medida de concentración, en fin busqué todos los porqué, porque los porqué me interesan más que las consecuencias.
Me di cuenta de que el tema era el retrato de la contradicción típica que siempre tenemos en Cuba; mucha gente se queja de la situación de los hospitales pero a la vez te trasplantan un riñón si lo necesitas sin pagar un medio, o sea este tipo de contradicciones que son tan comunes y tan beneficiosas para un drama porque éste se construye a partir de los conflictos y de las antinomias.
Fui anotando los elementos del tema que fueran más atractivos y novedosos para revelar. Evité las conocidas leyendas urbanas como las que cuentan que a los enfermos los venían a buscar y se los llevaban dentro de un saco de nylon o las de hermosas pacientes fugadas contagiando a taxistas en carreteras oscuras. A partir de ahí escribí el primer borrador que tenía una buena idea pero que salió bien panfletario; Se lo di a leer a Alejandro Brugués que estaba preparando Juan de los muertos, en ese momento y comenzamos los dos a patinar sobre esa primea idea
Luego Pierre Edelman, notable productor francés que ha trabajado con David Linch, es quien me da la idea de convertir al personaje secundario del boxeador en el protagonista; a partir de ahí el guión cambió su dimensión.
¿Cuál es la historia de El Acompañante? ¿En qué época se ambienta?
La historia, que trascurre en el año 1988 en La Habana, es la de Horacio Romero, uno de los grandes ídolos del boxeo cubano que se ha perdido la Olimpiada de Los Ángeles, donde sin duda iba a ser el gran campeón, y cuando viene la de Seúl y con igual pronóstico, lo sorprenden dopado, lo sancionan y parte del castigo es hacer una especie de servicio social en el Sanatorio de Los Cocos como acompañante de Daniel, el paciente más conflictivo; a partir de ahí debe ser su sombra y de él dependerán los pequeños privilegios que pueda tener el enfermo.
Ambos personajes tiene intereses chocantes, por lo que tienen que pactar. Horacio quiere regresar al ring, para lo cual debe entrenar de manera clandestina y Daniel quiere escapar del sanatorio, que es escapar de Cuba, pues su anhelo es vivir el tiempo que le queda en libertad. De ese pacto se deriva una relación muy intensa, y ya no digo más para no contarla.
¿Cuándo se comienza a filmar? ¿Cuáles serán las locaciones?
El plan es comenzar a rodar a mediados de próximo año, en septiembre; en cuanto a las locaciones habría que encontrar un lugar que se pareciera a Los Cocos, pero se va a rodar todo en Cuba.
¿Por qué un actor brasileño para el personaje principal?
Cuando hay un actor extranjero siempre se piensa en una condición de producción y aquí, curiosamente es al revés; cuando pensaba en el actor que necesitaba para encarnar a Horacio Romero, pensaba en alguien como Lázaro Ramos, y francamente aquí en Cuba no lo encontré, es probable que exista, pero yo no lo he encontrado.
De las condiciones como actor de Lázaro Ramos no es necesario hablar, baste como ejemplo Madame Satã o cualquiera de sus otras películas; además habla español y sabe boxear, lo cual ayuda mucho pues aunque la película no es ROCKY, hay escenas de boxeo, por lo que evito emplear meses de aprendizaje del deporte, además gracias a él es que posiblemente entre un coproductor brasilero en el proyecto.
A veces tenemos el prejuicio de que nadie puede hacer de cubano mejor que un cubano y en otras cinematografías no es así, entonces decidí romper con ese complejo y tener en la película al actor que quiero.
¿Está preparado para ser criticado por eso?
Sí, lo sé, pero si uno no toma riesgos ¿de qué vale vivir?
¿Qué elementos comunes con La edad de la peseta y con Omerta se apreciarán en El acompañante?
El único elemento común es que voy al pasado, porque estilísticamente son muy diferentes, ya La edad de la peseta y Omerta lo son, desde el uso de la cámara, el sonido, la música, las actuaciones, pero no obstante ambas tienen cierto manierismo, cierta sofisticación en la puesta en escena, una elegancia visual, casi impostada, más alla de lo normal, que no va a haber en El Acompañante.
Va a ser un filme más duro, más centrado en sus personajes, sin grandes movimientos de cámara, va a tener un look más documental, más parecido al cine norteamericano de los 70. Si un referente puede tener en Cuba,-digo puede tener, porque no me la imagino ni parecida-, es Fresa y Chocolate, por la relación entre dos personajes opuestos sosteniendo las dos horas de metraje.
¿Por qué siempre sus películas son sobre las víctimas?
Porque me atraen más las víctimas que los héroes; mira yo siempre digo que si hubiera hecho una película sobre Los Beatles, hubiera contado la historia de Pete Best, el primer baterista que tuvo el grupo y al que sacaron, porque pienso que su mundo interior debe tener cosas mucho más sugestivas y menos conocidas que los otros; me parecen más atrayentes las historias de las personas que están sufriendo las consecuencias de algo que hicieron o de algo externo que las afecta.
Horacio es un héroe nacional que en un momento de debilidad toma algo que lo hace más fuerte temporalmente, pero le destruye la vida. A Daniel, un acto de pasión, le afecta su salud y el remedio para salvar su vida lo priva de su libertad.
¿Quisiera comentar sobre los proyectos terminados recientemente y de otros futuros?
Acabo de terminar un largometraje documental que es sobre La Habana de noche. Se llama Otra pintura parcial y se inicia exactamente con el decreto del ICAIC prohibiendo la exhibición de PM (Pasado Meridiano), realizado en el año 1961 por Orlando Jiménez Leal y Sabá Cabrera Infante, por “ofrecer una pintura parcial de lo que es la noche habanera”.
Esta es otra mirada hacia la noche habanera pero me parece que igual de incómoda. Es muy incisiva; los protagonistas son una pareja de prostitutas, un taxista nocturno clandestino, un extranjero radicado en la Isla, un músico de rock and roll y una joven periodista; es la noche habanera desde la mirada de estos cinco personajes; acudo a la estética reality y nos ha costado trabajo filmar.
Estoy además trabajando en una película documental musical que se llama Playing Lecuona, la obra de este compositor y pianista reinterpretada por Chucho Valdés, Gonzalo Rubalcaba y Michel Camilo, y estoy preparando otra película que se llama Good morning teacher, una historia actual, la de un profesor de inglés de preuniversitario, que está fascinado con una de sus estudiantes, menor de edad.
Algunos opinan que sus películas no parecen cubanas…
Curiosamente la primera persona que me dijo esto fue el actual presidente del ICAIC cuando visionamos La edad de la peseta, y luego muchos me lo han repetido: unos, para elogiar supuestamente, como si todo lo de afuera fuera mejor, y otros para criticar como si de alguna manera yo estuviera traicionando una tradición de hacer; esas películas son como yo y yo me considero bastante cubano.
¿Cree que se reafirmará este criterio al estreno de El Acompañante?
No sé…, lamentablemente algunos asocian el mal hacer con lo cubano y no tiene nada que ver porque aquí hay grandes directores; muchos podrían decir que La vida es silbar de Fernando Pérez, parece una película argentina o que Juan de los muertos tampoco parece cubana, pero todo eso me parece un gran disparate, es como condicionar la nacionalidad de la película a una estética.
Por: Susana Méndez
Fotos: Cortesía de la autora