Republicanos y demócratas tienen en la inmigración ilegal uno de los temas centrales de las elecciones de mitad de término de noviembre. Los del llamado Grand Old Party están impulsando en la cámara baja un proyecto de ley simbólico que resalta la labor del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, un organismo que algunos sectores liberales quieren abolir.
La medida no es vinculante y no cambia ninguna ley, pero busca explotar una propuesta demócrata que contempla la eliminación del ICE, como se conoce al servicio a cargo de las deportaciones, por sus siglas en inglés. La iniciativa republicana, aprobada el miércoles, dice que los esfuerzos por eliminar el ICE permitirían que “peligrosos delincuentes extranjeros” permanezcan en el país y constituye un “insulto” para los agentes de esa dependencia.
Si bien el proyecto demócrata tuvo nueve patrocinadores, no prosperó ante el temor de muchos legisladores de que espantase a votantes. La abolición del ICE ha pasado a ser uno de los caballitos de batalla del ala más liberal de los demócratas, incluidas la senadora Elizabeth Warren y Alexandria Ocasio Cortez, dirigente que ganó proyección nacional al derrotar a un representante que llevaba 10 períodos en la cámara baja en las primarias demócratas de Nueva York.
Los republicanos están decididos a sacarle el mayor provecho político posible a este iniciativa rival.
“Todo voto que no sea afirmativo está a favor de fronteras abiertas”, sostuvo el representante republicano Steve Scalise al promover la propuesta de su partido. Por su parte, el líder de la mayoría republicana en la cámara baja Kevin McCarthy afirmó que la iniciativa era impulsada por “el nuevo Partido Demócrata socialista”.
Los demócratas afirman que los republicanos tratan de distraer a los votantes, para que no se enfoquen en Donald Trump, en su política de separar a los niños de sus padres si están en el país ilegalmente y en sus declaraciones cuestionando los informes de que Rusia interfirió en las elecciones del 2016 que lo llevaron a la presidencia.
El representante demócrata Jerrold Nadler dijo que la medida de los republicanos es “una maniobra política insignificante para distraer la atención de los papelones internacionales y nacionales que nos ha hecho hacer el presidente Trump”.
La resolución republicana dice que el ICE fue aprobado con 244 votos a favor y 35 en contra, y que 133 demócratas votaron simplemente “presente” para protestar la medida. Todos los republicanos menos uno apoyaron la iniciativa, junto con 18 demócratas, la mayoría de ellos de distritos reñidos.
La votación se produjo en el mismo día en que los republicanos de la Cámara de Representantes emitieron un proyecto de gastos que incluye 5,000 millones de dólares para la construcción del muro en la frontera con México que tanto pregona Trump. Es una suma importante y probablemente genere una fuerte batalla presupuestaria.
Los demócratas no quieren financiar el muro, pero no tienen los votos necesarios como para bloquear esa partida de dinero. Sin embargo, podrían descarrilar la iniciativa en el Senado, donde el equilibrio de fuerzas es más parejo. Trump dijo en abril que no le quedaría “otra alternativa” que paralizar el gobierno si no consigue el dinero que quiere para garantizar la seguridad fronteriza.
El Senado aprobó 1,600 millones de dólares, casi la tercera parte de lo que contempla el proyecto de la cámara baja, los cuales serían financiados por el Departamento de Seguridad Nacional. La cifra aprobada por la Cámara de Representantes es la que había pedido Trump, según un empleado republicano del Congreso que habló a condición de no ser identificado.
“Velar por la seguridad de los estadounidenses protegiendo nuestra patria es una prioridad”, aseguró en un comunicado el representante republicano Kevin Yoder, presidente de la subcomisión de seguridad nacional de la Comisión de Asignaciones de la cámara baja.
Dos importantes representantes demócratas, Nita Lowey y Lucille Roybal-Allard, opinaron que los 5,000 millones eran un despilfarro “que solo sirve para alimentar la obsesión de este gobierno con su cruel ataque a los inmigrantes”.
El nuevo año presupuestario del gobierno comienza el 1ro de octubre, lo que en la práctica constituye un plazo para que la Casa Blanca y el Congreso lleguen a un acuerdo sobre el presupuesto. Aunque casi nunca lo consiguen.
Sin al menos una tregua temporal, las dependencias del gobierno dejarán de funcionar ese día. Este hecho crearía un enorme riesgo político para los republicanos, que controlan el gobierno, a un mes escaso de las elecciones de noviembre.
El muro fronterizo fue uno de los pilares de la campaña presidencial de Trump en el 2016, pero insistió en que México pagaría por él. Sin embargo, México se niega a hacerlo.
AP / OnCuba