Entre el heroísmo y la repugnante necesidad de protagonismo, dos valores tan contrapuestos, existe un precipicio muy peligroso que, a estas alturas, impide a algunos esquivar el bochorno de una caída aparatosa. Pensamos que todo tiene solución, hasta que algún adefesio echa por tierra sus propios mecanismos de defensa y lanza el mensaje de que nada cambiará, simplemente porque no. Qué importa si se puede mejorar. Para qué. La obsolescencia es una característica que nubla el pensamiento.
Pareciera, por momentos, con toda la certeza que consigue alcanzar quien ve por los ojos del fútbol, que alguien de los que maneja los hilos de esta disciplina en Cuba no quiere que la afición quede complacida. Pareciera que, entre tantos problemas sociales, el fútbol no constituye una salvación registrada. La ineptitud es un arma mortal.
Dicen, y con razón, que es la primera vez, probablemente, que la Asociación de Fútbol de Cuba (AFC) consigue incentivar un fuerte sentimiento de unión entre la creciente masa de aficionados a este deporte en el país. Al parecer, los funcionarios han metido la pata. La irrisoria nota de prensa publicada el pasado sábado en el sitio web oficial del Inder, Jit, no ha hecho más que destapar las miserias de una disciplina que debe remar incluso en contra de sus propios dirigentes.
Días atrás, diversos medios nacionales y extranjeros se hicieron eco de un posible regreso de Marcel Hernández, jugador del club costarricense Cartaginés, a la selección cubana de fútbol, amparado en los procedimientos legales que estipulan estos casos por parte del ente rector del deporte. Sin embargo, la ilusión se disipó con la “aclaración” más burlesca y oscura que pudieron inventarse los dirigentes de la AFC.
El ridículo que encierran los dos párrafos en cuestión ha superado cualquier límite. Intentaron, de manera infructuosa, desacreditar a la prensa especializada y, tácitamente, aseguraron que las declaraciones de Marcel fueron totalmente inciertas. Sin embargo, la mentira tiene piernas cortas. El historial es delator y este tema de las convocatorias ya levanta demasiadas sospechas. La farsa preparada por la escueta nota se ha revertido en su contra. Tan previsible como decepcionante.
Aquí las pruebas contundentes. Días atrás, con motivo del partido ante Islas Turcas y Caicos, el seleccionador nacional Raúl Mederos garantizó a medios nacionales que incluir en sus listas para partidos oficiales a jugadores que militaran en ligas extranjeras no era decisión del colectivo técnico. A decir verdad, el entrenador oriundo de Villa Clara aseguró que estaría encantado de recibirlos, puesto que elevarían de forma considerable el nivel de su elenco. Mederos, en imágenes difundidas por la televisión, puntiliazó que cualquier movimiento estaba en manos de la Federación.
En ese mismo contexto, Luis Hernández, presidente de la AFC, así como el resto de sus secuaces de la Comisión Nacional, informaron que la convocatoria no se efectuaría, pues dichos futbolistas eran innecesarios en este momento. La abultada victoria cubana ante Islas Turcas y Caicos (el último equipo del ranking) elevó un discurso triunfalista que, de seguro, perdurará por los siglos de los siglos. Entonces, convencidos de una razón que nunca tuvieron, decidieron postergar el llamado a Marcel o a cualquier otro jugador elegelible, ese paso que ansía la afición y ellos aborrecen.
Hace unos días, ante la ingente presión de varios medios, con un cúmulo importante de comentarios en redes sociales y páginas webs, la nota esgrimida por algún vocero consumó el “peloteo” típico de estos casos. Completada la espiral, otra vez el balón llegó a manos de los técnicos, aquellos mismos que, tiempo atrás, mostraron su aceptación a recibir jugadores que militan en el exterior.
Nadie sabe, a ciencia cierta, quién dice la verdad absoluta en este fuego cruzado de declaraciones. Para rematar, el abogado de la AFC, Rolando Reinaldo Almaguer, salió a desmentir el comunicado de prensa de Jit. El jurídico, quien fue, por cierto, el que contactó con Marcel, mostró su molestia con la nota esgrimida por ese medio y dijo estar contrariado con su contenido.
“Para mí quien redactó la nota de prensa es una persona que no está en sintonía con la realidad que está viviendo nuestro fútbol para continuar evolucionando (…) Los ciudadanos cubanos mantienen una serie de derechos estén en el lugar que estén. En mi posición de jurista veo muy bien que se les dé esa opción a nuestros atletas, que se marcharon de forma organizada y legal, por lo que creo que es muy positivo que podamos dar el paso y tener en algún momento a esos jugadores que han mostrado su interés de defender los colores de nuestra bandera. Todo depende ahora de que nuestros seleccionadores consideren oportuno llamar a estos jugadores”, dijo Reinaldo Almaguer a Gol de Cuba.
Las conclusiones son evidentes. Este tema pica y se extiende. Antes de la famosa nota, parecía que llegaba el momento de chocar las copas y celebrar la ansiada apertura. Un cubo de agua fría, ideado por algún retrógrado que quizás intenta desestabilizar el proceso, provocó la inquietud momentánea. Sin embargo, el camino sigue abierto. Escollos seguirán apareciendo en serie.