El Huffington Post publicó un reportaje con una panorámica sobre la problemática LGBTQ en universidades cristianas y evangélicas estadounidenses. El apoyo público a estudiantes LGBTQ fue no hace mucho una política de Azusa Pacific University, institución evangélica fundada en 1900 en la localidad homónima californiana. Un cambio, un paso de avance al cabo de haber eliminado las políticas excluyentes anteriores y creado un programa LGBTQ.
Pero hubo fuertes críticas de medios cristianos conservadores y la universidad cambió de rumbo. La Junta Directiva –dijeron– nunca aprobó el cambio en el código de conducta estudiantil. Las creencias conservadoras de la universidad quedaron entonces intactas: “Afirmamos la voluntad y el diseño perfecto de Dios para la humanidad con la comprensión bíblica del pacto matrimonial entre uno y otro. Hombre y mujer”, dijo un alto ejecutivo.
Se dieron protestas y debates en el campus universitario. Según el artículo, han servido para medir de alguna manera cómo se está desarrollando la lucha por los derechos de los homosexuales en el mundo cristiano. La relaciones entre personas de un mismo sexo –dijo un estudiante evangélico– “no son pecaminosas, sino hermosas. Que este mundo sea un lugar de igualdad, Dios”.
Unos doscientos estudiantes, aliados y profesores LGBTQ se reunieron el pasado lunes para denunciar esa reversión. Alexis Díaz, estudiante identificada como queer, le dijo al HuffPost que se sentía aún más rechazada. Habían tenido hasta entonces, dijo, un “sabor de libertad, un sabor de lo que se siente al ser afirmados y humanizados”. Cuando echaron para atrás, dijo, se puso “muy, muy molesta”.
Erin Green, recién graduada de Azusa, dijo que la universidad había “violado completamente” la confianza de los estudiantes LGBTQ y “explotado” sus historias. Green, ex codirectora ejecutiva del grupo queer cristiano Brave Commons, dijo que había participado en una discusión de un año entre estudiantes LGBTQ y directivos de esa universidad.
“Hemos derramado nuestros corazones, somos vulnerables y revivimos nuestro trauma contando nuestras historias, contando historias de estudiantes anteriores dañados o heridos de alguna manera por la institución … por ser gays o estar en una relación del mismo sexo”, dijo. “Nos miraron a los ojos y dijeron que esta política era perjudicial, discriminatoria, estigmatizadora y que iban a eliminarla”, agregó. “Y confiamos en ellos”.
Una profesora del plantel dijo que si bien el matrimonio y la igualdad entre los homosexuales se han vuelto bastante más aceptados en la sociedad durante los últimos años, ese cambio se ha producido de manera más lenta en las comunidades cristianas del tipo Azusa Pacific University. “La mayoría de la gente piensa que lo que prevalece ahora es la igualdad. La gente piensa que el progreso es lineal, pero hay movimientos, hay reacción en sentido contrario”.
No hace mucho, Pepperdine University, una universidad de artes liberales cristianas en Malibú, California, fue objeto de una demanda. Dos jugadoras de baloncesto la acusaron de acosarlas por salir juntas. Dijeron que las habían obligado a abandonar el equipo y renunciar a sus becas. Pero en 2017 un tribunal federal falló a favor de la universidad: no había pruebas suficientes para determinar si esas acciones habían sido tomadas a partir de la orientación sexual.
De acuerdo con el reportaje, las universidades religiosas de California han adoptado diferentes posiciones sobre las relaciones entre personas del mismo sexo. Muchas han optado por un lenguaje vago que desalienta el sexo fuera del matrimonio, al margen de la identidad sexual. Pepperdine se opone al sexo fuera del matrimonio, pero apoya a los estudiantes “que experimentan atracción por el mismo sexo”, según su código de conducta.
La Universidad Biola, cristiana evangélica en La Mirada, también en California, se dice comprometida a “participar en esta conversación con coraje, humildad, oración y cuidado”. Y otras universidades cristianas han adoptado políticas que permiten emplear a profesores LGBTQ.
Poco después del fallo histórico de la Corte Suprema de 2015 que legalizó los matrimonios entre personas del mismo sexo, Eastern Mennonite University, en Virginia, y Goshen College, Indiana, agregaron la orientación sexual y la identidad de género a sus políticas de no discriminación.