Desde hace dos años estoy viajando con frecuencia a los Estados Unidos a visitar a mi esposa. En cada travesía, mágica y absurda por lo cercano y a la vez distante de dos sociedades opuestas, la cámara es mi compañera. Sin embargo, una vez que estoy en la orilla norte mis ojos descubren que, a pesar de las diferencias, hay muchos puntos comunes entre ambas. Cada viaje se convierte en una clase acerca de la cultura norteamericana, lección que disfruto a plenitud. No puedo evitar ser quien soy cuando estoy en El Norte, y salgo a la calle a buscar las señales que unen mi tierra a esta otra, a buscar a los mismos de allá que aquí hablan otra lengua, pero serán mi gente algún día. De ese día a día salen estas fotos, esas historias vivas que habitan mis archivos.
Camión de comida
Tushar Punn es el dueño de un camión de comida desde hace tres años. “Es un buen trabajo”, me dice. Llegó hace cinco años de la India a los Estados Unidos. “Al principio trabajaba unas 18 horas al día para otra persona. Ahora es más relajado”. Tushar parece feliz. Los camiones de comida son una alternativa rápida y económica para quienes trabajan en oficinas y tienen poco tiempo libre. En DC, según datos de 2017, hay registrados alrededor de 150 camiones de comida. Me imagino La Habana con ellos…
Patinadores
Recientemente he visto videos en Facebook que muestran a policías cubanos deteniendo a patinadores y decomisando patinetas. No me hace feliz lo que he visto. Lo principal sería tener la voluntad de buscar soluciones. El problema de los patinadores no es exclusivo de Cuba. Pero la solución de este dilema cubano sí. “Sin embargo, DC no es una ciudad particularmente amigable para las personas que patinan. […] Sin las instalaciones adecuadas, los patinadores irán a donde sea que estén disponibles independientemente de la legalidad, pero deben enfrentar las consecuencias. La criminalización del skate en las ciudades es, a la vez, un problema de justicia social y un paso en falso de planificación urbana”.*
* Tomado de un artículo escrito por @JRogers202.
Días patrióticos
Estoy siendo testigo de tiempos interesantes en los Estados Unidos. Aun viniendo de donde vengo y habiendo crecido en una sociedad totalmente diferente, no me sorprende que sienta afiliación con los sentimientos patrióticos de los norteamericanos. Al final somos terrícolas, tenemos pasiones similares, aunque a veces los fines no justifiquen los medios. “On both sides. On both sides!”.
Ternura
En tiempos tan convulsos siempre es grato encontrar imágenes tiernas.
Respirando fuego
Estos tiempos son políticamente interesantes en los Estados Unidos. Cada día trae una nueva controversia o noticia que caldea los ánimos. Es curioso para mí –que vengo de un país donde el debate político es una cuerda floja– encontrar una expresión común : PC (Políticamente Correcto). En ambas orillas el significado es diferente y las consecuencias, similares.
Cápsula de tiempo
Sentado en la escalinata del Lincoln’s Memorial veo llegar a un grupo de religiosos Amish. Los visitantes, vestidos a la usanza de siglos pasados, me recordaron la imagen del propio Lincoln, quien a pesar de haber nacido en un hogar bautista, nunca se afilió a ninguna Iglesia. Discretamente me escurro entre la gente y tomo asiento frente a ellos. Parecen interesados en las palabras del expresidente colocadas en las paredes. Es entonces que levanto mi cámara y los dejo atrapados en lo que intenta ser una broma espacio-temporal.
La bella durmiente del metro
Comienzo mi viaje de 30 minutos en tren y apenas me siento. La veo. Viene dormida. No sé de dónde viene. Envuelta en su manta y con una gran maleta como acompañante, duerme un sueño incómodo. Se levanta. Deja ver su enorme anatomía, evidentemente muy bien diseñada. Se acicala en el reflejo de la ventana y vuelve a acurrucarse. Yo me bajo en mi destino. Ella continúa durmiendo.