La OTAN prepara la operaciónTrident Juncture 18, la cual “probará la respuesta de la alianza del Atlántico Norte a un ataque simulado en Noruega” según comunicó oficialmente la organización. Durante dos semanas, los ejercicios se extenderán desde el Mar Báltico hasta Islandia y parte de la acción tendrá lugar cerca de Rusia, que también hizo maniobras inéditas el mes pasado.
La decisión original de realizar una serie de ejercicios militares de alto perfil, de los cuales Trident Juncture 18 es la última, se realizó en una cumbre de la OTAN en 2014. Desde entonces, las tensiones entre la OTAN y Rusia han aumentado, sobre todo a raíz de la guerra en Siria y el conflicto en Crimea.
“En los últimos años, el entorno de seguridad de Europa se ha deteriorado significativamente. La OTAN ha respondido a la necesidad de una mayor adaptación de nuestra defensa colectiva desde el final de la Guerra Fría. Trident Juncture demuestra esa adaptación “, dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Tras la cumbre de 2014, Noruega ofreció albergar los simulacros de 2018. Al igual que los estados bálticos, el país decidió subir la guardia frente a Rusia. Noruega comparte una frontera de 200 kilómetros en el Ártico con Rusia. A principios de este año, el jefe de la marina de Noruega advirtió, preocupado, que Moscú había “aumentado su actividad naval en las aguas internacionales cercanas”.
Trident Juncture 18 implica la movilización de unas 50 mil personas, 250 aviones, 65 barcos y hasta 10 mil vehículos terrestres en Noruega y las áreas circundantes. Participan fuerzas militares de 31 países: los 29 miembros de la OTAN más Finlandia y Suecia. Se realizarán ejercicios en tierra en el centro de Noruega, operaciones marítimas en el Atlántico Norte y en el Mar Báltico.
Estos juegos de guerra de la OTAN originalmente tenían la intención de involucrar a 35 mil soldados, pero el número creció en los últimos meses. Un portaaviones estadounidense, el USS Harry S. Truman, fue agregado a último momento, involucrando a unos 6 mil soldados. Se ha convertido en el primer portaaviones de EE. UU. en ingresar al Círculo Ártico desde el colapso de la Unión Soviética en 1991.
“El escenario es ficticio, pero las lecciones que aprenderemos serán reales”, según Stoltenberg.
Una fuerte mayoría de los noruegos apoyan la membresía a la OTAN pero se oponen a su país sea sede de los ejercicios porque suponen que aumentarán “en vano” las tensiones con Rusia, según encuestas publicadas hoy en los principales diarios locales.
Del otro lado también hay movimiento
El Ministerio de Relaciones Exteriores ruso condenó los simulacros de la OTAN y dijo que se escucha como un “ruido de sables”. La embajada rusa en Oslo comunicó que Trident Juncture 18 es una maniobra netamente “anti-rusa”.
En septiembre, Rusia realizó sus mayores maniobras desde 1981, movilizando a 300 mil soldados en una demostración de fuerza cerca de la frontera de China.
La actividad militar ha aumentado también en el mar Báltico: en Kaliningrado, un área que durante mucho tiempo ha sido punto inflamable entre Rusia y la OTAN. Moscú asumió el control de Kaliningrado después de la Segunda Guerra Mundial y lo retuvo después de la ruptura de la Unión Soviética.
Ahora, Kaliningrado es el hogar de aproximadamente un millón de personas que están separadas del resto de Rusia por Lituania, Polonia y Bielorrusia. Pero esa ubicación la hace estratégicamente valiosa. Tiene el único puerto ruso del Mar Báltico (y está libre de hielo durante todo el año). Además de varias bases aéreas, también alberga a un cuerpo inmenso del Ejército ruso. Rusia parece estar mejorando sus instalaciones militares allí.
En el pasado, Moscú ha desplegado misiles de corto alcance y con capacidad nuclear temporal, pero en febrero se dio “el movimiento más grande que hemos visto” con respecto a la actividad militar rusa en Kaliningrado. El Kremlin afirmó que tenía un “derecho soberano” para poner fuerzas allí.
Las imágenes satelitales tomadas entre marzo y junio de este año mostraron actividad alrededor de bunkers en Baltiysk, la base principal de la Flota Báltica de Rusia, incluida la fortificación de edificios, una característica de los bunkers para almacenamiento de explosivos. Moscú retomó el fortalecimiento de Kaliningrado a principios de la década de 2000, aproximadamente cuando los estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) se unieron a la OTAN.
El sitio español de análisis internacional Esglobal suma un elemento más a este mapa de tensión: la vigencia de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), integrada entre otras naciones asiáticas, por Rusia, India, China y Pakistán. Se trata de cuatro países con armas nucleares que juntos confluyen el 40 porciento de la población mundial y un tercio de la economía global.
La OCS ha sido vista desde su fundación en 1996 como un movimiento “anti-OTAN”.
“El Mar Báltico se ha convertido en un posible punto focal para la tensión entre Oriente y Occidente “, dijo recientemente el ministro de defensa de Finlandia, Jussi Niinistö. Según él “estamos tratando con una Rusia más impredecible”.