Una de las contiendas más “animadas” en el sur de Florida es la que opone la demócrata Donna Shalala a la republicana María Elvira Salazar. A menos de 24 horas de las legislativas intermediarias, las dos mujeres se enfrentan por el asiento del distrito 27, uno de los más impredecibles de la región.
A juzgar por las cifras de afluencia a las urnas divulgada este lunes por el Departamento de Elecciones de Florida, la diferencia entre republicanos y demócratas es de 200,000 votos.
O sea, han votado 5,1 millones de electores por correo por el sistema adelantado, 2,06 millones inscritos en el partido demócrata, 2,04 millones en el republicano y 948,000 como independientes. Estas cifras son superiores a las registradas en el voto depositado previamente a los comicios intermedios del 2014 pero inferiores a las elecciones generales del 2016. En Florida se encuentran registrados 13 millones de electores.
La situación entre Salazar, una periodista cubano-americana de 56 años, y Shalala, una educadora de 77, quien fuera presidenta de la Universidad de Miami y secretaria de Salud y Servicios Humanos durante la administración de Bill Clinton, es mucho más aguda.
Los sondeos
Durante el fin de semana varios sondeos de las televisoras arrojaron una ventaja de Shalala sobre Salazar de 48,3% versus 48,2%. Pero eso indica un descenso serio para la primera. La separación entre las dos llegó a alcanzar a mediados de octubre una diferencia de 7%, a favor de la demócrata y con 15% de indecisos, según un sondeo del The New York Times.
La diferencia entre las dos candidatas es tan crítica que Shalala ha escrito un desesperado comunicado enviado a varios medios, entre ellos OnCuba. “Esta elección es también un referendo sobre Trump, pero no apenas sobre eso. Nosotros vamos a Washington a detener su política cruel sobre inmigración, su corrupción y el asalto (a la ley de salud, conocida como Obamacare y sus provisiones) de proteger a los ciudadanos con enfermedades crónicas. Hemos lanzado esta campaña para darle a la gente algo por lo cual luchar. Nosotros estamos luchando para que todas las familias de Florida tengan acceso a la salud (…) y educación de calidad. Salgan a votar”, ha escrito la candidata demócrata, de cierto modo reflejando las palabras del ex presidente Barack Obama que dijo el viernes en Miami que “las elecciones son más que eso, sino empujarles a que luchen por lo que quieren alcanzar”. Por ello, “voten, voten, voten”, fue su grito apremiante.
Trump no asumirá la culpa
Durante las últimas semanas, el presidente Donald Trump ha lanzado una gira nacional en un intento de entusiasmar a sus seguidores y, para ello, ha acusado a los demócratas de todo lo mal hecho y por hacer. Los ha acusado de querer recibir a la caravana de Centroamericanos que intenta llegar a Estados Unidos a través de México, del aumento del narcotráfico, de corrupción electoral y de promover la “lucha de clases”. Lo suyo es estar presente un unos comicios que pueden provocar un terremoto. Si los republicanos pierden la Cámara de Representantes, le será prácticamente imposible aprobar cualquier proyecto de ley, por lo menos, hasta las presidenciales del 2020. Tanto que Trump ha advertido a los barones del partido republicano que si pierde el Congreso, no va a “asumir la culpa”.
Este lunes, el mandatario no dejó pasar la oportunidad de contestar a Shalala. “Alguien anda diciendo que es un referendo sobre nosotros, no se de qué esta hablando. Yo no estoy en la boleta, aunque de cierto modo lo estoy”, dijo a la conservadora cadena Fox.
Esta frase termina por tener un impacto más importante, que la respuesta a Shalala, en los carrera por el distrito 27. Y las miradas se vuelcan ahora en Salazar. Aunque ella ha dicho que mira hacia Trump ha criticado algunas de sus políticas como la migratoria, pero el martes de la semana pasada en un acto de campaña, la candidata republicana titubeó al comentar el último anuncio del Presidente en el sentido de no otorgar la nacionalidad estadounidenses a los hijos de inmigrantes no naturalizados, contradiciendo la enmienda 14 de la Constitución.
Salazar comenzó por decir que ese tema “merece ser estudiado”, para agregar “que hay que tener mucho cuidado con eso” y terminar con que “vamos a esperar que sea presentado”. Es difícil que lo sea, porque siendo Estados Unidos un estado federal se necesitaría la aprobación de todos los parlamentos estatales con una mayoría de tres cuartos de los legisladores.
Sin embargo, en relación a Cuba ha sido enfática en un apoyo rotundo a la política dura. Pero con una nuance: “Debemos conversar con Raúl Castro. Con alguien hay que conversar. Y Castro manda más que Díaz-Canel. Es el verdadero poder”, ha dicho la semana pasada a OnCuba. Sin embargo, el jueves Salazar no estuvo presente en el discurso del asesor Nacional de Seguridad, John Bolton, donde se dio cita la crema y nata republicana del área.
Shalala y Salazar pugnan por un distrito histórico que por más de 30 años estuvo controlado por la cubanoamericana Ileana Ros-Lehtinen, la primera hispana en llegar a la Cámara de Representantes quien se jubila este año.
Ros-Lehtinen siempre controló el distrito con puño de hierro con la ayuda de un electorado cubano-americano muy conservador. Pero los tiempos son otros y Salazar tiene que lidiar con un electorado que en las pasadas elecciones presidenciales le dio la victoria a Hillary Clinton frente a Trump y por más de 20 por ciento. Y esa es la cantera de Shalala.