Los que no conocen a Los Espíritus se van a enterar muy pronto de lo que estamos hablando, porque ya La Habana los escucha. Para los más enterados, melómanos y demás adeptos, que estas palabras iniciales sobren.
Maxi Prietto es el líder de este proyecto alternativo argentino que agrupa a seis amantes del blues, el rock y las salas de ensayo para crear conexiones y sonoridades propias. Así, hace solo ocho años echaron a andar por la música porteña, grabaron sus canciones y las colgaron de inmediato a la Internet.
Lo que sigue es un poco más de su historia desde un café habanero, mientras aguardan para cumplir el sueño de grabar en estudios cubanos y preparan su primera presentación en la Isla. Esta será una visita fugaz de Los Espíritus, pero que dejará al público cubano con ganas de más luego de verlos sobre el escenario de la Fábrica de Arte Cubano este 8 de noviembre.
Santiago Moraes, guitarra y voz de la agrupación, dice que ellos son “un grupo de amigos a los que les gusta el blues, el rock, la salsa, y muchos géneros musicales más. La idea del grupo es fusionar todo eso y usar mucho la jam, la improvisación. Nos juntamos para tocar con esa idea, para que se genere un momento de improvisación, de trance, de diversión”.
Actualmente todo que lo que hacen Los Espíritus es de manera independiente: los discos, la edición, las giras. Con sus propios recursos armaron este viaje a Cuba porque querían conocer y empaparse de la música local, que es parte también de su proyecto, de su enriquecimiento musical.
“El escenario independiente en Argentina es totalmente distinto al resto –añade Santiago. Nosotros estamos en el ambiente del rock y económicamente es muy difícil poder llevarlo a cabo, pero es que no hay otra opción que no sea hacerlo de manera independiente. Que aparezca un contrato no es muy común en el mundo del rock, por eso hacemos de esto un estilo de vida altruista. Tocamos porque nos gusta y tuvimos la suerte de que a la gente le gustó lo que hacemos y empezamos a producir nuestro propio material.
“Hacemos esto así también por la libertad que te da ser dueño de tu camino. No tenemos que hacer concesiones con nadie. Lo que hacemos no va por el lado del dinero, lo que pasa es que en esta época es muy raro pensar las cosas fuera del dinero, pero nosotros funcionamos con otra lógica”, dice.
Desde sus inicios en 2010 estos muchachos han lanzado tres discos hasta hoy. El primero en 2013 Los Espíritus, en 2015 Gratitud, y en 2017 Agua Ardiente. Para comenzar grabaron las canciones que tenían y las subían a Internet. Esta fue la manera de iniciar la difusión de la banda, auxiliándose de las redes sociales y las plataformas digitales. A raíz de ahí fue que empezaron a llegar las ofertas de trabajo, el público era cada vez más en los conciertos, crecieron como grupo y lograron los recursos para fabricar sus discos. Fue un proceso lento, pero productivo.
Santiago comenta que las letras las escriben Maxi y él, “cada uno escribe lo suyo y después la música se trabaja en grupo. Llevamos la canción a la sala de ensayo y cada cual aporta lo que tiene. En ese sentido es bastante colectiva la creación. Nuestras letras tienen que ver con las vivencias que tenemos, con lo que nos pasa. Vivimos una realidad común con mucha gente, por eso si yo escribo una letra desde mi perspectiva, mi vivencia, seguramente se van a ver reflejada muchas personas. Me parece que lo que sucede con nosotros es eso, que hay una identificación porque hay un lenguaje claro que relata una vivencia que es común a muchos”.
En 2016 realizaron en México su primera gira internacional, luego de lanzado Gratitud, el cual tuvo mucha más repercusión en los medios que Los Espíritus. Ese año marcó el inicio del movimiento del grupo tanto por el interior de Argentina como por México, Uruguay, Chile, Ecuador, Perú, Costa Rica, Colombia, y Europa.
El hecho de estar girando generó mucha atención y difusión. Lograron cada vez más público en sus presentaciones. El salto de un escenario más underground a espacios más visibles fue un proceso lento pero gratificante. Este fue el camino a seguir que se planteó esta banda, porque la idea era y es construir una historia a golpe de música.
Maxi Prietto asegura que “el cambio a escenarios más amplios se debe a dos cosas. La primera es que las grabaciones están en Internet y una vez que las subes tienen su rumbo propio. Y la segunda es que en Argentina, algo que quizás no hacen todos los grupos independientes, nosotros recorrimos todo el país. Esto último es muy costoso, pero hicimos esa inversión y cada vez que volvíamos a los lugares iba más gente. Así fuimos creciendo.
“Fue un trabajo donde en los primeros años no pasaba nada y ahora podemos hacerlo muy tranquilos, muy holgados. Es como una bola que empieza a crecer porque los festivales también se empiezan a enterar del grupo. Entonces por un lado tenemos los recitales que hacemos por nuestros propios medios, que armamos todo nosotros, desde la coordinación de los lugares, las luces, sonido; y por otro a veces nos convocan de algún festival y vamos, y una vez ahí seguimos recorriendo ese país o países cercanos”.
A La Habana llegaron de esta manera, corriendo con todos los gastos y encantados por la música cubana. Habían compran discos de música tradicional, se juntaban a escucharlos, y soñaban con la posibilidad de llegar a la Isla. En un impulso compraron los boletos y ya luego se preocuparían por cómo y dónde tocar. A través de amistades hicieron las primeras conexiones para presentarse en la Fábrica de Arte, y luego BandEra Studio dio el impulso final para el ansiado concierto.
“Tenemos un montón de expectativas porque es un lugar distinto de los que solemos presentarnos –añade Santiago. Generalmente tocamos para un público que ya conoce nuestra música y que va a escuchar lo que hacemos. Acá es como venir a presentarse de cero. Vamos a ver cómo sale. Por lo pronto tenemos muchísimo respeto por la música que se hace acá, entonces la expectativa es muy grande”.
Los Espíritus están terminando de grabar las dos canciones que faltan para finalizar su próximo disco. Y, como parte de otro sueño cumplido, lo están haciendo en La Habana, en los estudios de la EGREM. “Esa era un poco la idea también del viaje –concluye Santiago-, venir a empaparnos de la música cubana, de la música tradicional de acá y grabar. La primera noche nos hicimos amigos de unos músicos que estaban tocando en el Malecón, y los invitamos a grabar con nosotros. Ese era el sueño, y por ahora viene saliendo redondo”.
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