Este 21 de diciembre, el mar asaltó con fuerza el litoral habanero y entró cientos de metros en la ciudad. Las zonas más bajas de la capital fueron otra vez el blanco de las olas que, luego de un día y una noche de inundación, dejaron tras de sí escombros, desperdicios, fango y muchas historias de quienes vivieron de cerca el temporal.
Tenía que hacerlo
En la vida real, yo no le deseo a nadie que pase por esto. Es una mala experiencia, porque uno ve el peligro que está viviendo y cómo entra el mar. Subí las cosas a la barbacoa y me subí yo también, y abajo se inundó. Si yo viviera en un lugar mejor, en mejores condiciones, no me hubiera quedado, porque es muy arriesgado, es terrible. Pero tenía que hacerlo, porque lo poquito que tenemos me lo podían llevar si me iba. La situación de mi familia no es fácil y me toca que cuidar lo mío. Tenía que estar aquí.
(Manuel, vecino de la avenida Malecón, Centro Habana)
Fue muy rápido
El mar subió muy rápido. No me cogió de sorpresa porque ya sé cómo son estas cosas y enseguida que avisan, uno se prepara. Subí lo poco que sirve que tengo abajo [en la planta baja de la casa], porque lo principal lo mantengo arriba por experiencia, y también subimos nosotros. Pero sí fue rápido. Es que había buen viento y eso le dio más fuerza al mar.
Ya por la tarde el nivel estaba alto, calculo que más o menos a la altura del pecho. No llegó a ser como cuando [el huracán] Irma, pero fue grande y con tremenda corriente. Se veía desde la ventana. Ahí mismo al doblar [en la esquina de 5ta y B, en el Vedado] tumbó un muro [perimetral] de una casa, así que saca cuenta. Por suerte, empezó a bajar por la madrugada y amanecimos sin agua en la cuadra. Las olas siguen fuertes, pero espero que [al mar] no le dé por regresar.
(Armando, vecino de la calle B, en el Vedado)
Siempre se me inunda la casita
Ay, mijo, a mí siempre se me inunda la casita. Imagínate, está muy abajo. Cada vez que anuncian que va entrar el mar, me angustio. Son muchos años en esto, ya voy para 85 y desde 1967 que estoy aquí [calle 5ta del Vedado] estoy sufriendo con las inundaciones. Ahora dio tiempo a subir las cosas [a casa de un vecino], pero mi casa estaba recién arreglada y mira cómo la dejó el agua. Anoche ni dormí
pensando en eso, en que todo lo que habíamos hecho se iba a echar a perder. De todas formas hay que esperar a que [los trabajadores de Aguas de La Habana] vengan a sacar el agua para saber bien. Estamos esperando desde temprano, pero todavía no han pasado por aquí. Antes yo misma me ponía y sacaba el agua, pero ya no tengo edad para eso.
(Cristina, vecina de la calle 5ta, en el Vedado)
Vamos a ver si ahora lo resuelven
La inundación fue muy mala. La otra vez [durante el huracán Irma] fue mala, porque hubo el derrumbe del edificio de al lado, pero ahora, precisamente a raíz de tener ya un año y medio ese edificio ahí, todos esos escombros con la fuerza del mar entraron para mi casa y me llevaron la puerta. La otra vez el mar me levantó el piso y estuvimos meses sin seguridad en la casa. [Las autoridades] me dijeron que iban a resolver lo de ese edificio, pero todavía no se ha resuelto nada.
Un mes después de que se cayó se llevaron la grúa con que lo estaban derrumbando porque se cayó otro por [la calle] Neptuno y no la han vuelto a traer. Más nunca. Y el peligro sigue ahí. Ahora con la inundación los bomberos vinieron a sacarnos por la tarde, nos dijeron que se iba a poner peor y se puso peor, se contaminó la cisterna y se regaron los escombros. Vamos a ver si ahora lo resuelven, si no tendremos que volver a arreglar la casa nosotros, qué voy a hacer.
(Inés María, vecina de la avenida Malecón, municipio Centro Habana)
¿Qué remedio?
Sí, hasta aquí [calle 7ma del Vedado] también llegó el mar, y no solo hasta la calle. También subió un poco en la acera, fíjese en la marca en el muro. Y en el fango. Siempre que esto se inunda se forma un fango pegajoso, con un olor fuerte, una peste a salitre que dura varios días aunque limpien la calle. Me imagino cómo habrá quedado eso por allá abajo [más cerca del mar].
A nosotros no nos pasó mucho porque estamos más arriba y en un edificio. Acá lo peor fue que el agua se metió en la cisterna y la ensució. Solo eso. Aunque una siempre se asusta, pero qué remedio. Ya pasaron temprano y sacaron esa agua, ahora hay que limpiar bien y esperar que traigan las pastillas [potabilizadoras] para el agua. Y rezar para que no venga más ninguna inundación.
(Nancy, vecina de calle 7ma en el Vedado)
Mañana mismo estamos abriendo
Mira, cuando dijeron que iba a entrar el mar otra vez, yo dije “no puede ser”. Cuando el huracán [Irma], el agua se metió y acabó con el restaurante [Arte Chef, 5ta y B, en el Vedado]; estuvimos nueve meses cerrados, arreglando. Ahora entró, pero por suerte mucho menos. Además, lo sacamos todo con tiempo para que no hubiera que lamentar por gusto. De todas formas, no dejamos esto solo: vinimos cuatro compañeros a cuidar durante la inundación, por si pasaba algo, siempre protegiéndonos, claro. Y como ya estábamos aquí, en cuanto el agua bajó nos pusimos a trabajar, a limpiar el restaurante y los alrededores. En eso estamos. Mañana mismo estamos abriendo.
(Chef Eddy Fernández, presidente de la Federación de Asociaciones Culinarias de Cuba)