Estados Unidos dijo que las conversaciones de Beijing para el final de la guerra comercial entre los dos países se centraron en la promesa china de comprar más bienes estadounidenses. Washington no ofreció indicios de avances en la resolución del conflicto provocado por las ambiciones tecnológicas de China y otros temas espinosos.
El Ministerio de Comercio de China señaló, por su parte, que los dos gobiernos “mantendrán un estrecho contacto”. Ninguno de los dos bandos indicó cuál será el siguiente paso en la tregua de 90 días en una guerra arancelaria que amenaza con ralentizar el crecimiento económico a nivel global.
Esta incertidumbre tuvo repercusiones en las bolsas asiáticas el jueves: el índice Hang Seng de Hong Kong perdió un 0,5% mientras que el Nikkei 225 de Tokio se dejó un 1,4%. Los mercados subieron en la víspera luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, avivó el optimismo sobre posibles avances con un tuit en el que dijo que las conversaciones estaban “yendo bien”.
El representante comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés), que encabeza la delegación estadounidense, explicó que los negociadores se centraron en la promesa de China de comprar una “cantidad sustancial” de bienes agrícolas, energéticos y manufacturados, además de otros productos y servicios.
El comunicado del USTR hizo hincapié en la insistencia de Washington en “cambios estructurales” en la política tecnológica china, el acceso a su mercado, la protección de patentes y derechos de autor extranjeros y el ciberrobo de secretos comerciales. No reportó indicios de avances en esos campos.
Trump subió los aranceles a 250,000 millones de importaciones chinas ante la queja de que Beijing roba o presiona a empresas para que entreguen su tecnología.
Washington también quiere cambios en varias áreas, incluyendo las iniciativas del gobernante Partido Comunista chino para la creación de empresas estatales líderes en robótica, inteligencia artificial y otras industrias. Los funcionarios estadounidenses temen que estos planes puedan erosionar el dominio industrial de su país, pero los líderes chinos los ven como un camino hacia la prosperidad e influencia global y son reticentes a abandonarlos.
Las dos partes podrían estar avanzando hacia un “acuerdo limitado”, pero los “halcones comerciales de Estados Unidos” quieren “limitar el alcance de ese acuerdo y mantener la presión sobre Beijing”, señalaron Michael Hirson, Jeffrey Wright y Paul Triolo, analistas de Eurasia Group en un reporte.
“El riesgo de que las conversaciones se rompan sigue siendo significativo”, escribieron.
Beijing ha intentado elevar la presión de Washington y otros socios comerciales sobre su política industrial comprometiéndose a aumentar sus importaciones y abrir sus industrias a competidores extranjeros.
Trump se quejó en repetidas ocasiones del déficit comercial con China, que es probable que el año pasado superase los 336,000 millones de dólares de 2017.
Los expertos dicen que el plazo de 90 días es demasiado corto para solventar todos los conflictos entre las dos mayores economías del mundo.