Expertos forenses intentaban separar y contar las pilas de cadáveres quemados en el centro de México donde una enorme bola de fuego envolvió a decenas de personas que recolectaban gasolina de un ducto perforado por ladrones y mató al menos a 66.
Más de 85 personas estaban desaparecidas y 76 estaban heridas el sábado, mientras parientes de los difuntos y observadores rodeaban la cruenta escena.
A pocos metros del campo de alfalfa atravesado por el ducto, los muertos aparecían apilados, tal vez al tropezar o intentar socorrerse momentos después de que el géiser de gasolina saltó al aire el viernes.
La fuga fue provocada por una perforación clandestina al ducto en las inmediaciones del pequeño pueblo de Tlahuelilpan, en el estado de Hidalgo, a unos 100 kilómetros (62 millas) al norte de la Ciudad de México, informó la compañía estatal Petróleos Mexicanos (Pemex).
Tomas de video captadas horas antes del incendio mostraban a familias enteras en un ambiente que parecía festivo, recolectando el combustible en diversos envases. Posteriormente las tomas mostraron llamaradas de gran altura en la noche. Gente gritando huía de las llamas, algunos quemándose y agitando los brazos.
El gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, dijo que 20 personas fallecieron al instante y 71 sufrieron quemaduras por el estallido del oleoducto que transporta gasolina desde la costa del Golfo de México a la ciudad de Tula, ubicada al norte de la Ciudad de México.
“La atención a los heridos es nuestra máxima prioridad”, afirmó Fayad.
Pemex atribuyó el fuego a “la manipulación de una toma clandestina”.
La policía estatal de Hidalgo indicó que la fuga fue reportada por primera vez alrededor de las 5 de la tarde.
“Se reporta que ciudadanos se encuentran en el lugar intentando obtener hidrocarburo”, señaló la policía. Dos horas después, el oleoducto estalló.
No es la primera vez que ocurre un accidente así.
En diciembre de 2010, las autoridades culparon a ladrones de combustible de la explosión de un oleoducto en el centro de México, cerca de la capital, donde murieron 28 personas, incluidos 13 niños.
El fuego también destruyó viviendas, afectando a 5.000 habitantes en un área de 10 kilómetros (seis millas) de diámetro en San Martín Texmelucan.
El presidente Andrés Manuel López Obrador exhortó a todas las agencias federales a prestar asistencia a las víctimas. El mandatario lanzó una ofensiva contra el sector de robo de combustible _conocido en México como “huachicoleo”, con ingresos por 3.000 millones de dólares al año_, tras asumir el puesto el 1 de diciembre. Los ladrones hicieron unas 12.581 perforaciones ilegales en los primeros 10 meses de 2018, y el país ha emplazado a 3.200 infantes de Marina para resguardar los oleoductos y las refinerías.
El nuevo gobierno también ha cerrado oleoductos para detectar y desalentar las perforaciones ilegales, optando por transportar los combustibles en camiones cisterna. Pero éstos son insuficientes, y varios estados han padecido escasez y largas filas en las gasolineras.
Sin embargo, las pandillas locales de robo de combustible ya han logrado granjearse la lealtad de vecindarios enteros en otras ocasiones, regalando gasolina a cambio de que los residentes funjan como vigías y confronten a patrullas militares que efectúan redadas contra el robo.
#Pemex 🇲🇽 atiende incendio en toma clandestina en Tlahuelilpan, Hidalgo
• Personal especializado de Petróleos Mexicanos en coordinación con las autoridades Federales y Locales, ponen en marcha el plan del Grupo de Respuesta y Atención para manejo de Emergencias. pic.twitter.com/N6k9v4rM6t
— Petróleos Mexicanos (@Pemex) 19 de enero de 2019
Se desconoce si la tragedia del viernes provocará un cambio en la opinión que esos pobladores tienen de las pandillas.
“Hago un llamado a toda la población a no ser cómplices en el robo de combustible. Esto, además de ser ilícito, pone en riesgo tu vida y la de las familias. Lo ocurrido hoy en Tlahuelilpan no debe repetirse”, escribió Fayad.