La cubana de los 70 Kg, bronce mundial en Rusia 2014 y campeona panamericana en Guadalajara 2011, se resintió nuevamente de una persistente lesión en su rodilla izquierda y la intervinieron quirúrgicamente.
El pasado mes de agosto tuvo que abandonar el Grand Prix de Budapest, Hungría, donde Cuba se ubicó en la cuarta plaza, por encima de Brasil.
Pero en su segundo combate regresó el dolor: “Es una lesión que arrastro desde 2015 y la causante en un 90 por ciento de que no haya clasificado para la olimpiada. Traté de seguir así, pero la molestia era mucha. En 2017 me operaron y ahora nuevamente, esta vez fue más compleja, pero afortunadamente los médicos me han dicho que me voy a recuperar al ciento por ciento, así que pienso seguir. En seis o siete meses voy a estar de nuevo sobre el tatami, para buscar la clasificación a los juegos olímpicos. La recuperación va muy bien y me siento optimista. Los especialistas me dijeron que podré regresar a competir al más alto nivel”, afirma Onix con entera seguridad.
La capitalina de 29 años convive rodeada de amor familiar. “Siempre me han apoyado. Desde que descubrí el judo, mi mamá, mi papá y mi abuela han estado ahí para motivarme. Yo me había apuntado en atletismo, porque me gustaban casi todos los deportes, pero el judo terminó siendo mi favorito”.
¿Algún prejuicio?
Algunas de mis amigas en la escuela empezaron conmigo y lo dejaron, porque pensaban que iban a coger cuerpo de hombre. Estábamos en la primaria, exactamente cuarto grado. Yo decidí seguir.
¿Cuál triunfo significó más para ti, el bronce mundial en Rusia 2014 o el oro panamericano en Guadalajara 2011?
A pesar de haber ganado un bronce mundial, que fue impactante, disfruté más el oro en Guadalajara, porque mi división es bastante difícil en el área, ya que hay varias medallistas mundiales que son rivales muy fuertes. Darle el título a Cuba significó mucho para mí. Me acuerdo que en ese momento estábamos igualados con Brasil y mi medalla fue la del desempate. El 2011 fue un buen año para mí en sentido general.
Tienes que cuidar el peso ahora que no estás entrenando.
No suelo comer mucho, así que mi peso se mantiene igual, lo que sí duermo bastante.
El judo cubano es una escuela, ¿cómo lo ves en estos momentos?
El masculino está levantando bastante y los juveniles están en buena forma, así que irán perfeccionando su nivel competitivo y sus resultados. En el caso del femenino tenemos que trabajar bastante, hay talento, son varias las jóvenes que vienen bien y pueden desarrollarse un poco más. Incluso las que llevamos tiempo compitiendo tenemos que seguir mejorando muchas cosas que arrastramos de años. Para poder estar en lo más alto del podio en campeonatos mundiales y en olimpiadas tenemos que pulir detalles importantes. Creo que con la nueva dirección de Yordanis Arencibia, que conoce muy bien este deporte porque lo practicó, iremos por buen camino.
¿Cambió algo con la ausencia de Ronaldo Veitía?
Sí, pero todos nos dimos cuenta de que el judo ya no venía bien, incluso cuando todavía estaba el profesor Veitía, un grande entre los grandes. Él imponía su escuela, eso fue lo que le dio resultados durante mucho tiempo, por ello no cambió nunca. Sin embargo el nivel fue bajando, en 2014 solo fueron tres medallas y al año siguiente nada más que Idalys Ortiz subió al podio. Hacía tiempo que veníamos cojeando, por decirlo de alguna manera.
El judo ha evolucionado muchísimo, no es que se trate de otro deporte, pero ha cambiado, se ha transformado. Ya no es el de antes. Incluso se nota en la forma de competir. Por ejemplo, en otros tiempos había técnicas que se habituaban al judo cubano, que siempre ha sido fuerte, pero realmente en estos momentos el mundo entero está fuerte. Hoy en día se compite con mucha más explosividad, hay que atacar, no puedes aguantar un combate porque al final lo terminas perdiendo. Algunas de las técnicas que usábamos ya no se practican.
Por otra parte ahora se compite más que antes y nosotras no siempre vamos. Tiempo atrás si se hacían 10 competencias internacionales al año nosotras íbamos a 9, pero ahora si por ejemplo se hacen 30 solo vamos a 4 o 5. Eso influye en que las atletas de otros países se desarrollen más que nosotras. De hecho, hemos notado el cambio, en solo meses, cuando nos volvemos a encontrar con las mismas rivales.
Este es un deporte individual, pero ¿cómo se llevan entre las judocas cubanas?
Funcionamos como un equipo. Nos llevamos bien. En algún momento puede haber alguna discrepancia, algún criterio que no compartimos todas, pero han sido muchos años juntas y la verdad es que nos conocemos y apoyamos bastante. Incluso, le he comentado a Idalys en algún momento que no sé cómo va a ser el día que no nos veamos, o dejemos esto.
Eres licenciada en Cultura Física, ¿qué piensas hacer cuando te retires del deporte activo?
Quisiera hacer la maestría. Luego ser entrenadora. Enseñar lo que sé. Hacerlo con niños. Cuando llevas el judo en la sangre no lo puedes olvidar. Sería espectacular seguir por la misma rama, apoyando donde pueda.
¿Te gustaría un día ser madre?
Claro que sí. Estoy esperando que termine este ciclo olímpico y, después de Tokio, donde sé que estaré, empezaré a pensar en un bebé.
¿Es cierto que no se te puede despeinar en un combate, porque te molestas?
Es un rumor que anda por ahí, pero no es cierto. Cuando estoy sobre el tatami no tengo tiempo de pensar en el pelo. Es más, si me despeinan y gano la pelea todo está bien –sonríe suavemente.