Al centro del país hay una ciudad que parece detenida en el tiempo. La tercera villa fundada por el conquistador Diego Velázquez llega hoy a sus cinco siglos de existencia, convertida en un referente universal del pasado español, en el área del Caribe.
Los preparativos para celebrar este acontecimiento comenzaron en 2009 – cuenta Moisés Rueda, vicepresidente del gobierno municipal- si bien el trabajo de los últimos dos años fue particularmente intenso. El resultado se nota ya en el aspecto renovado de calles, plazas y edificios más representativos, junto a casas de alto valor patrimonial. Restauradores por cuenta propia asumieron parte de las acciones, mientras la cooperativa Lapinet tiene a su cargo el teatro La Caridad.
Las reparaciones han sido complejas, según comenta Norberto Carpio, director de la Oficina del Conservador, pues el centro histórico trinitario es una zona habitada, viva. “El reto está en que la ciudad mantenga su visualidad de los siglos XVIII y XIX, y que las personas tengan las comodidades del XXI”, explica el arquitecto Víctor Echenagucía.
“Trinidad fue blanca, como las villas del Mediterráneo”, prosigue el especialista, aunque ahora está pintada de diversos colores, para suavizar los reflejos del fuerte sol tropical. Sus casonas y palacios muestran fachadas sencillas e interiores muy decorados, como influencias arquitectónicas moras.
La urbe, ubicada al sur de la provincia Sancti Spíritus, alcanzó niveles extraordinarios de desarrollo económico durante la etapa colonial, producto de las plantaciones de café en las cercanas montañas del Escambray; y del auge de la industria azucarera en el Valle de los Ingenios.
El conjunto formado por la villa y este paisaje arqueológico recibió en 1988 la condición Patrimonio Cultural de la Humanidad, otorgada por la UNESCO. Por ser uno de los mejores sitios conservados en el ámbito antillano y en toda América, se le conoce como “Ciudad museo del Caribe”.
En estos días de celebración ocupa titulares el primer Festival Culinario de Trinidad, un encuentro que promueve las tradiciones de la cocina local, mediante intercambios entre profesionales y aficionados a la gastronomía. Para cerrar se escogerá el Plato 500 Aniversario.
Una típica mansión criolla de entre 1830 y 1860, con los muebles y la decoración de la época. Ese ambiente queda recreado en el Museo Romántico, antiguo Palacio Brunet, que pronto abrirá para el público.
Las celebraciones incluyen bailables con orquestas populares, una exposición fotográfica, representaciones teatrales en la calle, y la edición 25 del Coloquio de la Cultura Trinitaria. De estreno son el Centro de Documentación del Patrimonio y el Centro de Interpretación de la Ciudad, donde radicará la maqueta del área histórica.
El encanto de Trinidad se completa por su posición geográfica, a 20 kilómetros del Paisaje natural protegido Topes de Collantes, y próxima a las playas Ancón y La Boca, para muchos las mejores de la costa Sur cubana. Estos tres elementos la convierten en un destino sumamente atractivo. En fecha reciente el ministro de Turismo, Manuel Marrero, realizó un recorrido por la villa, donde se llevaron a término varias inversiones en ese sector, teniendo en cuenta el potencial aumento de visitantes durante las fiestas.
Es inevitable tropezar en las calles empedradas, porque uno va mirándolo todo, para no perderse ningún detalle de este viaje al pasado. De pronto pasa una bicicleta y nos devuelve al presente. Entonces aparece el futuro: un montón de chiquillos con pañoleta azul que salen de la escuela, esa añeja casona de hace tres siglos. Cualquiera diría que en Trinidad el tiempo no existe.
Buen articulo sobrina y bella Trinidad pero porfa eso de bicho NO jaja