En febrero de 1960, el equipo Marlboro de Panamá no tenía ni idea de que cerraba la participación del país istmeño en la Serie del Caribe… hasta 59 años después. Esa fue la última edición del torneo en su primera etapa, que arrancó en 1949.
Tras el certamen de 1960, efectuado precisamente en Panamá, la Serie del Caribe cayó en un slump de diez años, hasta que se reinstauró en 1970, pero ya sin la presencia de Cuba y los canaleros, países fundadores de la lid.
A fin de cuentas, tuvieron que pasar casi seis décadas para el regreso de Panamá a estos campeonatos. El retorno se materializó como una salida de emergencia de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC), que se vio en una encrucijada por la tensa situación socio-política de Venezuela, sede prevista del torneo en el 2019.
Los panameños se ofrecieron como escenario alternativo y organizaron todos los detalles en tiempo récord. Eso les dio la oportunidad de presentar a un elenco, en este caso los Toros de Herrera, monarcas de su liga en la última temporada.
Dirigidos por Manuel Rodríguez, los Toros llegaron a la Serie como la auténtica “Cenicienta”, pero dieron la clarinada y se impusieron en la final contra los cubanos Leñadores de Las Tunas, uno de los cinco equipos debutantes en la lid.
De esta manera, Panamá no solo regresó a la Serie del Caribe, también revivió sus momentos de gloria de la década del 50 del siglo pasado, cuando incluso subieron a lo más alto del podio en la segunda edición del torneo.
En 1950, el plantel Carta Vieja (Carta Blanca en algunos archivos) se tituló en Puerto Rico, que vio caer a su novena (Caguas-Guayama) en un juego extra, luego de que las dos escuadras culminaran igualadas la ronda clasificatoria, con cuatro triunfos y par de fracasos.
Los canaleros derrotaron a los boricuas en el partido decisivo con marcador de 9-3, en el que influyó mucho un racimo de seis carreras en la cuarta entrada, sobre los envíos del estelar lanzador Dan Bankhead.
Vital en los triunfos de Panamá fue el aporte ofensivo del antesalista Joe Tuminelli, Jugador Más Valioso del torneo, con seis remolques y par de jonrones, departamentos que lideró.
En total, el Carta Vieja participó en cinco Series del Caribe (1950, 52, 54, 55 y 58) durante las primeras 12 ediciones de la misma, y solo en una ocasión concluyeron con más derrotas que victorias.
Además de esta escuadra, los otros representantes panameños en la primera etapa del torneo fueron el Spur Cola (1949 y 1951), el Chesterfield (1953 y 56), el Balboa (1957), el Cocle (1959) y el Marlboro (1960), que cerró la participación de los istmeños en el clásico.
Los Refresqueros de Spur Cola fue el primer conjunto canalero en Series de Caribe, y presume de intervenir en la primera edición de las mismas en 1949, cuando jugaban en sus filas los cubanos Orlando Moreno y Leonardo Goicochea, este último líder en derrotas (tres) de esa versión inaugural.
El Spur Cola se enfrentó en aquella oportunidad a los Indios de Mayagüez (Puerto Rico), a la Cervecería Caracas (Venezuela) y los Alacranes de Almendares (Cuba).
En el apartado individual, Panamá acaparó varios cintillos en aquella primera etapa del naciente certamen, sobre con el lanzador Victor Stryska, quien culminó como líder en victorias (dos) y efectividad (0.50) en Puerto Rico 1954.
Stryska solo permitió una carrera limpia en 18 entradas de labor (dos juegos completos) frente a boricuas y venezolanos. Ese año, Joe Tuminelli volvió a descollar con average de 391, y lideró la ofensiva junto a Bobby Prescott (381).
Dos temporadas más tarde, el Chesterfield, aunque terminó con balance parejo de 3-3, fue protagonista de un despiadado ataque de poder, al pegar 12 de los 29 cuadrangulares del campeonato.
En un torneo que tuvo, entre otros, a lanzadores de la talla de Pedro Ramos, Camilo Pascual, Sandalio Consuegra, Tom Lasorda, los panameños se soltaron a dar batazos de vuelta completa, liderados por Elías Osorio (tres-puntero del apartado junto al representante boricua Lou Limmer), Héctor López, Denny Schell y Clyde Parris, estos últimos con dos vuelacercas.
El propio Héctor López terminó a la cabeza de los jonroneros en 1960, con tres estacazos más allá de los límites, igualado con Félix Torres y Tommy Davis, exponentes del Caguas de Puerto Rico.
Para 1957, el serpentinero Winston Brown, vistiendo la casaca del Cerveza Balboa, se convirtió en el auténtico verdugo de los venezolanos Leones del Caracas, a quienes amarró con solo una limpia permitida en 18 entradas. Brown terminó líder en victorias (dos) y efectividad (0.50).
Estas son algunas de las historias más renombradas de las participaciones panameñas en la Serie del Caribe, un torneo al cual pertenecen desde su génesis. El regreso de los canaleros, tras perderse casi 50 ediciones en 59 años, debe valer para su total reinserción en el futuro inmediato a un escenario al que pertenecen por derecho propio.