Casi sesenta kilómetros hasta Manaca Iznaga. Hasta la torre, quiero decir, que cuando les dio por todo aquello del rescate del patrimonio vino a poner en el mapa a esta gente, que ahora viven de los collares de semillas y el guarapo. Si los dejas te exprimen la caña en unos trapiches nuevecitos y te hacen creer que son viejísimos, que deberían estar en un museo, que con ellos exprimían caña los mismísimos esclavos.
Mira linda, si quieres saber la verdad, los Iznaga mandaron a construir esta torre de cuarenta y cinco metros para vigilar el trabajo de los negros en el campo y su descanso en los barracones. Pero si quieres creer en algo –uno siempre necesita creer en algo– hay quien dice que esta torre la construyó un tipo por amor. Imagínenselo por un par de segundos. Imagínense dos tipos, que además eran hermanos, enamorándose de la misma mujer y construyendo dos obras inmensas, ridículas, pero inmensas. Eran años de romanticismo, muchacha, y aquellos dos no estaban para escribir versos… Entonces construyeron, o mandaron a construir, que no es lo mismo. Al fin y al cabo estamos hablando de los Iznaga, el apellido más poderoso de la Villa de la Santísima Trinidad. Bueno, pues resulta que Pedro y Alejo Iznaga –que así se llamaban los hermanos–, quisieron probarle su amor a una mujer con una obra gigantesca. El primero cavó un pozo de veintiocho metros y el segundo edificó la torre.
Uno sube a Manaca Iznaga con la angustia por las escaleras informes y los pasajes estrechos. También por la altura. Y tú que mira el Valle de los Ingenios, que allá se filmó Sol de batey, la novela, te acuerdas (Oh, Charito, oh, oh), y que lo declararon Patrimonio de la Humanidad en los ´80. Míralo bien todo, porque lo dejas atrás, muchacha. Guárdate un último atisbo y ve corriendo a contar los carteles de la autopista que anuncian los kilómetros. De dos en dos. Desespérate un poco por los escasos 90km/h de la yutong y no vuelvas a pensar en el patrimonio, ni en los llantos de aquella madrugada. Trata de regresar alguna vez para recordar dónde has sido feliz y márchate enseguida. Que el valle siempre estará aquí. Y Trinidad. Y el puente de leche de chiva (qué idiotez).
Además hay una tercera historia. Una que no aparece registrada en el Libro de Actas capitulares del Ayuntamiento de Trinidad. Dicen que la torre de Manaca Iznaga servía de castigo a la esposa de Alejo María del Carmen Iznaga y Borrel, bastante alegre ella, y que la encerraba ahí cuando se enteraba de sus infidelidades. Y todo esto te lo ha contado un nativo de Manaca Iznaga. Un tipo que desciende probablemente de alguna familia holguinera, y te asegura, mientras se sale del papel de guía y te pasa el brazo por el hombro y te muestra las artesanías baraticas que está vendiendo en su mesa, que su tataratatarabuelo era esclavo de los Iznaga y se pasaba el día en el valle cortando caña hasta que sonaban las campanas de la torre indicando el fin de la jornada. Uno escucha esa retahíla de estupideces asintiendo sin pensar, porque el subir y bajar los siete pisos leyendo carteles de “parejas del 2008 con sabor a 2009” y “aquí estuvo Yilianny, el bombón de Caracusey” le han secado a uno la garganta, y en Manaca Iznaga no hay agua embotellada, ni refrescos de lata, ni jugos de cajita. En Manaca Iznaga es guarapo o nada. Si quieres puedo conseguirte agua de coco por cinco pesitos, me dice el tipo. Convertibles, linda, que la esclavitud se acabó hace una pila de años…
En la casa hacienda Manaca Iznaga venden agua embotellada, refrescos de lata, y juguitos de cajita…Ademas de ser un restaurant muy acogedor…
Mi familia es nativa de ahi,mejor dicho de Rio Ay tambien mi familia es Dapresa y ligados con Iznaga…ahi pasaba mis vacaciones y tengo muchos recuerdos de esa torre y quisiera volver.
Me asombra, mi querida Diana, que vociferes a cuatro vientos lo que crees de Manaca Iznaga cuando hasta hace apenas 6 años provienes de aquella zona (Sancti Spiritus) donde ni pensabas tomar agua embotellada, o refresco de lata, o jugo de cajita. O es que porque ahora eres “cuasi-periodista” de Granma, te das el derecho de criticar en otros medios una realidad que por muy dura que la describas forma parte de la idiosincracia de las personas que viven allí, de la imagen trinitaria y hasta del sentir del pueblo espirituano?. ¿Por qué no lo publicastes en Granma?. Qué verguenza. Pero bueno, como da la idea que no soportas tu lugar de origen me imagino que no te importe lo que pensarán los espirituanos que conoces y que te conocen. me imagino que seas una joven que desde que vino al mundo nunca tuvo un pozo o un cueducto, solo agua embotellada.
Es una pena que no comprendas el sentido de la historia. Es una pena que aparentes conocerme cuando no sabes, en serio, no tienes idea de cómo me siento con respecto a SSp o a Tdad. Es una historia sobre un lugar detenido en el tiempo, y no solo en la crónica. Me apena que no hayas sabido dejarla entrar. En Manaca Iznaga hay un restaurante precioso, con la elegancia de la modernidad aplastando a la elegancia colonial, donde venden agua y jugos y refrescos. Pero si un día vas a Manaca PedroVg, si un día regresas, trata de imaginarte entre los negros, entre los Iznaga, trata de imaginarte al sol, implorando por un sorbo de guarapo para mojar tus labios. Entonces no te quedarán ganas de agua embotellada, PedroVg. Es una verdadera lástima que lo más importante, para ti, haya sido el abastecimiento de pomos o latas o cajas de algún líquido.
Periodista, da la idea que vives en otro país. Con los dedos de las manos sobran los que pueden tomar agua embotellada en este país, así que la musa que te inspiró para escribir esos desdenes sobre Manaca Iznaga te batió el record de la ridiculez. Aunque fuera un infierno ese lugar, no te da derecho a esos comentarios, o es que piensas que tu crítica va a solucionar el problema de pintura de la torre, o el kilometraje de la Yutong, o aumentar los tramos de la autopista? Te falta demasiado para que te tomen en cuenta. Es más, si vas por ese camino nunca le harán caso a lo que haces. Saludos.
no habia opinado antes porque no habia leido este blog de Diana Ferreiro. Yo creo que estamos acostumbrados a hablar excesivamente bien de nuestro barrio por un sentido de pertenencia pero solo donde se es critico e inconforme con la propia casa es donde mejor funciona una población. No creo que haya que ofender a DFerreiro por su comentario, ella tiene derecho de estar en desacuerdo con los “tipos” que andan ambulante inventando historias de los Iznaga u otro personaje historico con el fin de vender cualquier cosa atribuyendole un origen histórico cuando no lo es. Además, si queremos que los sitios historicos como el Valle de los Ingenios en Trinidad, o el Valle de Viñales en P del Río tengan mayor afluencia de turistas es muy bueno aumentar la infraestructura de servicio. Creo que la periodista lo que desea es que su tierra natal sea mejor reconocida y mejor atendida.
Abelito subia con Vagner a la tore I pasaban horas contemplando el paisaje