La venidera Serie Nacional de Béisbol marcará el regreso de varios peloteros cubanos que no pudieron triunfar en otras latitudes, o que sencillamente quieren jugar nuevamente en la Isla.
La inclusión de estos jugadores beneficiará a un torneo que precisa ganar en calidad, lastrado por visibles deficiencias en los últimos años. Ante tal panorama, el regreso de estos hombres –en muchos casos bien experimentados– pudiera ser una inyección de oxígeno para la Serie, pues en ella deben poner en práctica la experiencia y el rigor adquiridos en su práctica como profesionales.
Su sola presencia no resolverá todos los problemas del campeonato ni de la pelota cubana, pero pudiera servir de acicate a quienes compartan su uniforme y ser una motivación extra para que el público colme los estadios.
Analicemos la carrera en Cuba de algunos peloteros que retornan a sus provincias de origen.
Sin dudas, el regreso más sonado desde el punto de vista mediático va siendo el del jovencito espirituano Roberto Hernández, quien rompió un contrato de 320 mil dólares con los Indios de Cleveland para regresar a Batey Colorao en Yaguajay.
Hernández brilló en las categorías inferiores y aunque no tiene experiencia al máximo nivel en Cuba parece listo para empeños mayores.
El lanzador yayabero lució muy bien en el torneo provincial, y debe ser uno de los abridores de lujo de su equipo en la Serie Nacional Sub-23. Un buen resultado en esta justa, algo bastante previsible, puede abrirle las puertas de la rotación abridora de los Gallos para la 59 SN.
Otro que regresa al bullpen espirituano es Yankiel Mauri, con experiencia en dos series nacionales. Mauri es un serpentinero especializado en el relevo, que solo inició un juego en su carrera en la que acumuló balance de 4-9 y siete salvamentos.
Los oponentes apenas le batearon para 246 con una efectividad de 4,19, aunque tendrá que mejorar su control porque regaló más de cuatro boletos por partido. Tras su retorno, podría sumarse a Yaniesqui Duardo para preservar las ventajas en los finales de juegos.
Los Cachorros de Noelvis González ganan dos piezas importantes: Yusmel Velázquez y Leris Aguilera. El experimentado estratega de seguro sacará excelente provecho a estas dos incorporaciones para hacer que su equipo esté nuevamente en la pelea.
Velázquez era el primer lanzador de su equipo cuando decidió probar suerte por otros lares. Durante seis campañas tuvo balance de 34-35, con un salvamento, y apenas le batearon para 257 con un promedio de carreras limpias de 3,67.
El control fue su asignatura pendiente, con una tasa de boletos por cada juego de nueve entradas de 4,40 incluso superior a la de ponches (4,11). Debe ser uno de los abridores de Holguín, y si mejora sus comandos puede regalarle varias victorias a la afición nororiental.
Otro que aportará dinamita al line up holguinero será el fornido Leris Aguilera, quien decidió poner fin a su tormentosa estancia en República Dominicana. La fiel afición del estadio Calixto García lo acogerá con el cariño de siempre, y el inicialista responderá con batazos.
Leris pegó 108 jonrones en 11 campañas, lo que evidencia su poder. Presenta una línea ofensiva de 270/332/436 con 434 carreras impulsadas, casi 40 por torneo. Él redondeará junto a Maikel Cáceres, Yordan Manduley y Yunior Paumier, un cuarteto encargado de producir la mayoría de las carreras del equipo.
También en el oriente, el guantanamero Yoilan Cerce –quien se coronó campeón con el municipio Manuel Tames en la serie provincial del Guaso–, es otro de los buenos peloteros que retornan.
Cerce –quien jugó en ligas menores con una sucursal de los Medias Rojas de Boston– fue un gran bateador en nuestros clásicos, con excelente average de 321. Promedia en Cuba más de cien hits por temporada, ya que suma 904 en 9 campañas. Será una inyección de lujo para la ofensiva guantanamera, y una opción interesante como refuerzo si su equipo no clasifica.
Industriales también será reforzado con un lanzador zurdo que puede aportar mucho como relevista: Pavel Pino, quien trabajó durante seis campeonatos con 24-17 y siete juegos salvados.
Aunque le batearon para 298 y lanzó para 5,05, Pino mostró credenciales que lo llevaron incluso al Juego de las Estrellas. El descontrol es su principal problema, pero será bienvenido al maltrecho bullpen azul.
Un caso atípico es el del villaclareño Ernesto Puñales, quien se fue de Cuba con apenas 13 años y regresa con 26 para debutar al máximo nivel. Estuvo invitado con 19 años a un campo de entrenamiento de los Orioles de Baltimore, pero no firmó, y se mantuvo lanzando en varias ligas independientes.
Ha estado muy bien como relevista de Santa Clara con 3-1, y será una pieza clave en la discusión del título provincial cuando su equipo se enfrente a Sagua la Grande. Puñales tiene opciones reales de vestir la casaca de los Leopardos, que volverán a ser dirigidos Eduardo Paret.
Otros regresos importantes pudieran ser los de Leslie Anderson y Dayron Varona con Camagüey, pero ambos tendrán que poner sus papeles en orden y jugar en la justa provincial agramontina. Mientras, otro experimentado como el villaclareño Yuniesky “Riquimbili” Betancourt, quien en su momento brilló en la MLB con los Marineros de Seatle, también quisiera poner fin a su carrera con el equipo que les brindó la primera oportunidad.
De conseguirlo, tanto Anderson y Varona –de buenos números en ligas menores– con los Toros, como Betancourt con los Leopardos, marcarían un hito en los clásicos cubanos y tendrán seguramente muchos ojos y cámaras encima.
Pero ni ellos ni los otros mencionados podrían ser los únicos casos. Otros peloteros de menos linaje también pudiesen retornar a sus provincias. De esta forma, la 59 Serie Nacional promete encender los motores con nuevos nombres que, en realidad, no serían nuevos. ¿Quién entre todos ellos podría ser el Regreso del Año?