Jorge Rodríguez Diez (R10) uno de los más representativos creadores cubanos contemporáneos, demuestra la diversidad artística mientras escapa de clichés y tópicos comunes y recurrentes en nuestra visualidad.
La obra de este artista de la gráfica encuentra inspiración en la cartelística de diversas épocas y latitudes. Bebe de estas fuentes pero mantiene su estilo vintage, apoyado en tipografías, sus líneas depuradas, firmes y sus contrastantes colores es una de sus signos distintivos.
R10 a menudo recurre al pasado para hablar del presente. La figura femenina –otra de sus constantes– quizás un homenaje a las pin up o a las protagonistas de la publicidad de los 50, fungió como centro de su propuesta estética durante años junto a otros iconos referenciales a la cultura y política internacionales. Guiños, intertextualidades, símbolos y otras alegorías siempre le acompañan.
Por otros rumbos creativos se mueve desde hace algún tiempo, cambia de protagonistas, de temas y abandona de momento los textos con que reforzaba el mensaje de sus piezas. Una ruptura tanto formal como conceptual se evidencia con la serie que exhibió en su estudio en la pasada Bienal de La Habana.
“En el contexto del evento estuve desarrollando una serie llamada ‘Los peces de colores’. Son comentarios sobre los tiempos que corren, así como una mirada a los retos que enfrenta el país y el mundo en general desde sus protagonistas más vulnerables. Podrá apreciarse un cambio referente a la complejidad del dibujo base en las piezas y un relativo distanciamiento de los códigos que he venido utilizando en los últimos años. Desaparece de momento el protagonismo de la figura femenina como metáfora de la nación y hablarán caracteres extraídos de las clases más humildes de la sociedad. Trabajadores, campesinos y personas desvinculadas de toda actividad bien remunerada. Podrá observarse además más mayor énfasis en el trasfondo que soporta cada personaje y una ausencia total de textos.”, expresó el creador que ha participado en una treintena de exposiciones en Cuba, Estados Unidos, Alemania, España, Polonia, Corea del Sur, Portugal, Ecuador, entre otros. Su obra gráfica se encuentra en colecciones de estos y otros países como Brasil, México y Noruega. Ha sido merecedor de varios premios como diseñador y artista gráfico.
“Yo no estaría tan seguro de cuando separar al arte del diseño”, ha expresado en múltiples ocasiones el creador que es un apasionado del glamour añejo de mediados del pasado siglo.
¿Qué tienen los 50 que tanto te han inspirado?
Más allá de esa magia de la época, que sería tema para otra reflexión, es su visualidad la que me resulta muy atractiva: en ella se manifiestan claramente los ejemplos tardíos de fenómenos como el styling, la seducción de las formas, un modo de asumir la línea, a modo de ejemplo, desde principios aerodinámicos simbólicos, pues sugería que la vida y sus fetiches de consumo volaban a velocidades mayores a las realmente alcanzables por la tecnología de entonces; los autos, por ejemplo, se concibieron para moverse a una velocidad que ninguno de ellos pudo ni podrá tener por el momento. Ese modo un tanto ingenuo pero a la vez muy elocuente de hacer definió una elegancia, una lujuria de la forma, que aún hoy me parece insuperable.
¿Cómo escapas de la monotonía creativa?
Mi trabajo parte a menudo de la recombinación de símbolos, íconos e ideas de la visualidad culta o popular. No resulta especialmente arduo que a la par de que esos signos se renueven, aparezcan espontáneamente nuevas maneras de recombinarlos.
El método puede ser similar en muchos casos; pero el resultado puede ser siempre novedoso. Conforme la realidad suele escapar a la monotonía, mi trabajo, que se baja mayormente en su análisis escapa con ella. No es algo que tenga que proponerme. Sale solo.
Comencé mis proyectos personales en el campo del arte con casi 40 años de edad, para escapar de otras monotonías. No sentí antes la necesidad de compartir una determinada visión de las circunstancias que nos rodean y construyen con mis contemporáneos. Pero si en el camino dejo de tener algo interesante que decir, me enfrento nuevamente a la monotonía, me detendré como mismo di el primer paso, de manera natural, y seguiré haciendo cualquier otra cosa, ya sea diseño, escribir, incluso cocinar, si vale la pena.
¿Qué vendrá después de la Bienal?
Estamos trabajando al mismo tiempo en cinco proyectos diferentes. Cuatro de lienzos y uno de cartulinas en pequeño formato. Hasta el momento te puedo adelantar que dos son exposiciones personales en Estados Unidos y el resto pueden considerarse sorpresas pues aún no hay confirmaciones definitivas. Seguimos ampliando series anteriores y empezaremos a trabajar sobre nuevos soportes.
El 2018 fue un año agotador con tres exposiciones personales en Estados Unidos, pero tras un par de meses de descanso y pereza empezamos con nuevos bríos y muchas ideas antes la interesantísima coyuntura que nos envuelve.