“We are all Africans”, decía orgullosa una profesora sudafricana. Así es, en efecto, según indican las muestras más antiguas de nuestra existencia sobre la Tierra. Sin embargo, la gente no suele estarse demasiado quieta: van y vienen, aquí y allá, casi todo el tiempo. Desde las primeras tribus nómadas perdidas en la historia, la movilidad humana ha sido el signo de la infinita búsqueda de nuevas y mejores formas de vida, del desarrollo, de la felicidad.
Siglos después, el fenómeno de la migración aparece estrechamente vinculado con el turismo, y a su vez con las remesas. El doctor José Luis Perelló, profesor titular de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana, comenta cómo se manifiestan estas relaciones el caso cubano.
“El segundo mercado en la estadística de visitantes a la Isla, son los cubanos que residen en el exterior, aquellos que en un momento determinado se fueron del país. Durante un período de dos a tres años, ellos necesitaron recuperarse económicamente, y luego de ese tiempo ya estaban en condiciones de visitar a sus familiares y amigos aquí.
“Pero como mantuvieron relaciones con ellos, también les fueron enviando remesas. Ese dinero ha ido aumentando año tras año, e incluso se presentan nuevas facilidades. Por ejemplo, recientemente Estados Unidos autorizó 131 agencias que se dedican a los viajes y el envío de remesas entre ese país y Cuba.
“Entonces sucede que aquellos que vienen de visita también son turistas. Si tenemos en cuenta la definición, turista es todo aquel que, residiendo en otro lugar, visita por más de 24 horas y menos de un año un destino turístico cualquiera. Por eso existe una relación tan estrecha, y no es solo en el caso cubano; en el mundo actual el segmento migratorio está marcando pautas en cuanto al desarrollo de los viajes de una nación a otra”.
De tal manera, explica Perelló, la recepción de remesas y los gastos realizados durante las visitas, coadyuvan a la progresiva recuperación de la microeconomía doméstica y comunitaria. Ejemplo de ello resulta la aparición en el sector no estatal de pequeños establecimientos relacionados con el turismo, sobre todo los restaurantes conocidos como paladares y el hospedaje en casas particulares.
Así, emerge la definición de codesarrollo, a medio camino entre la visión clásica de ayuda al desarrollo, y la migración tal cual. Este implica la participación de los emigrantes como actores que contribuyen, de una forma u otra, al progreso de sus comunidades de origen, teniendo en cuenta su vivencia transnacional de dos realidades: la nativa y la de destino.
En cuanto a la renta de habitaciones, (que ya alcanzan más de 8 mil, con un 30,9 porciento ubicadas en La Habana), el profesor señala que estas se podrían concebir como una modalidad alternativa o complementaria al alojamiento en hoteles.
Respecto a la transferencia de remesas, de manera general no existen estadísticas fidedignas que den cuenta de esta realidad, pues no todo el dinero llega por vías formales.
Luego, ¿puede decirse que los migrantes cubanos resultan futuros turistas? Perelló opina que sí. Mientras estos tengan interés en mantener una relación con su país de origen, van incorporándose a un nuevo segmento que se denomina turismo étnico.
“Esta tipología se da fundamentalmente por las redes que se establecen entre los cubanos, o los autóctonos de cualquier país que viven en el extranjero, con sus familiares y amigos que viven en su país de origen. El turismo étnico se caracteriza por que esas personas viajan para reunirse con sus seres queridos; por ejemplo, para celebrar un cumpleaños, el año nuevo, bodas, bautizos, fiestas de santo, carnavales…
“Independientemente de otras festividades, como puede ser el aniversario de la fundación de La Habana. Los que son genuinos o están nostálgicamente vinculados a la capital, viajan alrededor de estas fechas de celebración para darle las vueltas a la ceiba, por ejemplo. O también para visitar El Cobre con el objetivo de cumplir una promesa, o ir a El Rincón cada 17 de diciembre… o simplemente para seguirse sintiendo cubanos”.
Si se delimitan estos fenómenos al ámbito Cuba- Estados Unidos, el profesor apunta algunas perspectivas. “A partir de diferentes cambios en la actitud del gobierno de Estados Unidos, por una parte, y de determinadas transformaciones en la política y en el modelo económico y social de Cuba, esas relaciones tienden al mejoramiento.
“Existen ciertos factores que podrían acelerar esto, como la consolidación de la CELAC, la reelección de Obama para un segundo mandato, en el cual no está comprometido con ningún grupo reaccionario anticubano, y también el nombramiento de John Kerry como nuevo Secretario de Estado. Si ese escenario se concreta, pues se favorecerá el desarrollo de los viajes de Estados Unidos hacia Cuba”.