Comer pizza es bueno para la salud. Al menos, la pizza elaborada y consumida en Italia. Así lo confirmó un investigador italiano, uno de los galardonados este jueves con el premio Ig Nobel 2019 que se concede cada año a descubrimientos científicos curiosos, extraños y a veces desconcertantes, en una parodia de los premios Nobel.
Silvano Gallus ganó el lauro por su sui generis investigación, que reivindica a este popular alimento, uno de los emblemas gastronómicos del país peninsular europeo.
“Descubrimos que consumir pizza en Italia protege frente a muchas enfermedades crónicas en las que influye la dieta: cánceres del tracto digestivo e infartos”, afirmó en un correo electrónico Gallus, jefe del Laboratorio de Epidemiología de Estilos de Vida en el Instituto de Investigación Farmacológica Mario Negri, en Milán.
El investigador subrayó que muchos ingredientes de la pizza están relacionados con la dieta mediterránea, la cual tiene conocidos beneficios para la salud.
Pero el de Gallus no fue el único estudio “curioso” premiado en 2019.
Entre los galardonados este año figuraron unos investigadores de Holanda y Turquía que determinaron qué nación tiene el dinero más insalubre, un ingeniero iraní que patentó en Estados Unidos una máquina para cambiar pañales y los autores de un estudio que afirma que capacitar a cirujanos es tan sencillo como entrenar delfines o perros, entre otros.
Karen Pryor, Theresa McKeon y el doctor I. Martin Levy dilucidaron que una técnica ordinaria utilizada para entrenar animales llamada aprendizaje operante, o condicionamiento mediante sonidos, puede ser útil para preparar mejores cirujanos. En resumen, un dispositivo mecánico que emite un clic audible es utilizado para reforzar una conducta positiva.
No es lo mismo que recompensar a un doctor con alguna golosina o una palmada en la cabeza, pero funciona, dijo Pryor, una científica, escritora y entrenadora de animales que ha utilizado la técnica durante décadas.
El estudio, difundido en 2015 en la publicación Clinical Orthopaedics and Related Research, halló que los cirujanos preparados con el método del sonido ejecutaron procedimientos quirúrgicos con mayor precisión.
En general, los ganadores del Ig Nobel recibieron 10 billones de dólares zimbabuenses, una suma prácticamente sin valor, y a cada uno se le concedió un minuto para que pronunciara un discurso. Una niña de 8 años vigilaba que se respetara ese tiempo, y a quien se pasaba le reclamaba: “Por favor, pare. Estoy aburrida”.
Los galardones en la 29na ceremonia anual en la Universidad de Harvard fueron entregados por ganadores de premios Nobel, y en lo que es ya una tradición establecida, se estrenó a nivel mundial una miniópera titulada “Criaturas de hábitos”.
Este año se incluyó un homenaje al físico Roy Glauber, un ganador del premio Nobel conocido por su humildad y sentido del humor, y quien durante años asistió a la ceremonia de los Ig Nobel y al final siempre ayudaba a barrer. Glauber falleció en diciembre a los 93 años.
AP / OnCuba