El presupuesto propuesto por el presidente de EE.UU. Donald Trump asciende a 4,8 billones de dólares y vuelve a intentar cortar programas sociales, a pesar de que ello ha sido rechazado anteriormente por el Congreso.
El plan de gastos 2021, develado este lunes, promete saldar las cuentas públicas en 15 años, y propone recortes a la asistencia alimenticia, a los subsidios agrícolas, al Medicaid y a los estudiantes endeudados, aunque sin afectar programas como la Seguridad Social y el Medicare.
El documento presenta que el déficit superará el billón de dólares sólo en el año fiscal actual y que luego irá disminuyendo gradualmente hasta alcanzar proporciones manejables, pero para ello se basa en pronósticos económicos optimistas, bajas tasas de interés, una reducción de la presencia militar estadounidense en el extranjero y recortes a agencias de gobierno que serían contrarios a los dos presupuestos anteriores aprobados por Trump.
El presupuesto “fija el camino para la continuación del dominio y la prosperidad de Estados Unidos”, afirmó el presidente en un mensaje escrito anexo al documento.
Trump: entre el juicio político, las elecciones y la economía
El presupuesto no tiene probabilidades reales de ser aprobado por el Congreso y ni siquiera las tenía antes del amargo debate en Washington por el juicio político al mandatario, acusado de abuso de poder y obstruir la investigación en su contra.
Los recortes propuestos no fueron aprobados cuando los republicanos controlaban el Congreso, y mucho menos deben serlo ahora que los demócratas dominan la Cámara de Representantes. La presidenta de la cámara baja, la demócrata Nancy Pelosi, lamentó que “una vez más el presidente demuestra cuán poco le importan la salud, las finanzas y el bienestar de las familias trabajadoras de Estados Unidos”.
El presupuesto repite ideas intentadas antes, de eximir a programas que benefician a los ancianos como Medicare y Seguridad Social, pero corta programas de ayuda a los pobres, de energía limpia y de subsidios a estudiantes endeudados. Nuevamente, estipula enormes recortes a las misiones militares en el extranjero con el fin de ahorrar 567.000 millones de dólares en 10 años, pero agrega un desembolso de 1,5 billones de dólares en ese mismo lapso para hacer que sus reducciones de impuestos se conviertan en ley permanente.
Según el plan, se reducirían 465.000 millones de dólares a entidades vinculadas con el Medicare como hospitales, lo que inmediatamente despertó quejas y denuncias de la oposición demócrata. El senador demócrata de mayor rango, Chuck Schumer de Nueva York, se quejó de que Trump desea “privar a millones de ciudadanos de su atención médica”.