Emigrar de Santiago de Cuba, sobrevivir como fuese en La Habana y grabar un disco que lo catapultó hacia los sitios de mayor calibre de la música cubana. Así, a grandes rasgos, puede resumirse la primera etapa de incursión musical del cantautor cubano Willian Vivanco.
El músico santiaguero, tras estrenar temas como “Cimarrón”, de su primer álbum Lo tengo to pensa’o, acompañado de un video clip con el que conoció un ascenso meteórico en la música cubana, no se dejó encandilar por el brillo de las luces ni la popularidad.
En las décadas posteriores a sus primeros éxitos y luego de ver la evolución de una zona de la música cubana, decidió retirarse un poco hacia las sombras para continuar escribiendo canciones que salieran hacia la luz con una premisa bien establecida: incorporar a cada canción que escribiera una envoltura conceptual lo más lograda y profunda posible.
En ese camino estrenó hace apenas un año su nuevo disco 13 con magia, con canciones grabadas de forma independiente y que registran su evolución y su madurez.
Willian Vivanco, con 43 años, siente que sigue creando al ritmo incandescente de sus 27 años.
La mente del músico están en movimiento a velocidad de crucero. Tiene un sinfín de proyectos cuyo punto en común, dice, es su profunda conexión espiritual con el universo.
El aislamiento social te alcanzo en medio de la promoción de tu nuevo disco 13 con magia. ¿Cómo has vivido este momento de reclusión obligatoria cuando estabas inmerso en varios proyectos al mismo tiempo?
Estoy promocionando mi nuevo disco 13 con magia y el video clip “Bailarina”, inspirado en la música española y en ese referente obligado en mi vida que es José Martí. Estoy promoviéndolo por las redes mientras sigo trabajando en casa. Yo siempre estoy trabajando en casa varias canciones al mismo tiempo. Las trabajo con tiempo porque lo que yo hago es más investigativo, no son canciones para pegar o estar en la televisión todos los días. Soy casero debido a este trabajo de alquimia que siempre realizó con mis canciones.
Siempre me he caracterizado por estar en la casa y elaborar la música con calma en cuanto a texto, armonía, melodía. Por eso esta situación no me está afectando tanto en el sentido psicológico. Estoy aprovechando el tiempo puliendo alrededor de 15 canciones escritas por mí y grabadas junto a colegas. De ahí estaré escogiendo los temas para mi próximo disco, el cual, si Dios quiere, estaré publicando el año próximo.
De momento sigo en la promoción de 13 con magia. Es un disco con trece canciones y cada tema tiene una historia, un trabajo bien intenso en lo musical y psicológico. Así que estoy aprovechando el tiempo en crear y perfeccionar nuevas propuestas y llevar adelante el álbum. También estoy haciendo un poco de albañilería ligera y pintura. Un amigo me encargó que le pintara un lienzo porque también a veces pinto algunas cosas. Todos los cuadros míos los regalo por el mundo. Eso es otra cosa que disfruto. No soy tan bueno en las artes plásticas pero les descargo cantidad. Lo que hago es regalar los cuadros a mis amigos por ahí y a mi familia”.
Hay muchos artistas que han analizado este momento a partir de una mirada reflexiva o más espiritual. ¿Particularmente cómo lo has ido vivido tú?
Yo intento vivir en un mundo espiritual. Y saber que estamos acá de paso. Esa sensación la tengo desde muy joven. Desde que me fui de Santiago en un tren hacia La Habana. Siempre he sido un soñador. Como cantautor soy una especie de investigador. Digo esto, porque hace más de un año estuve por Estados Unidos y en México.
Me pasé las madrugadas leyendo sobre lo que iba a pasar en el 2020. Realmente estuve investigando todo este asunto hace un año y poco. Y no me toma por sorpresa lo que sucede en el mundo y todavía pueden suceder otras cosas más fuertes. Lo que digo de corazón es que yo me esperaba esto. En Internet hay mucha información periodística seria y no se puede pensar que todo es basura. Cada vez que salgo de Cuba tengo la misma sensación de que los países tienen un consumo excesivo. A veces siento un poco de paz porque en Cuba no hay tanto consumo. Eso siempre me pasa. Uno llega a una ciudad a las 3 o 4 de la mañana y siempre están iluminadas Yo me hago siempre la misma pregunta ¿Cómo puede la Tierra aguantar tanto?
Yo hago mucha meditación. Pido por todos los seres humanos. Pido por la Tierra. Ahora ella está hablando y está hablando Dios. Si no crees en Dios, pues crees en la Tierra, que es nuestro Dios, nuestro planeta. Así que lo que hay que hacer es ser cada día mejor persona. Yo me concentro mucho en mi trabajo y me tomo mi tiempo. Creo que hay mucha música fácil en las redes que no sé si va a trascender. Los músicos en estos momentos debemos ser más exigentes con nuestro trabajo para darle a la gente temas más novedosas. Realmente a mí no me llaman nada la atención las cosas superfluas. Hay montones de canciones así que no me gustan.
Yo tengo un tema que se llama “Edad Media” y pienso que el ser humano tiene que trascender ese pensamiento antiguo del siglo XX. Yo siempre le digo a mis músicos que tenemos que evolucionar mentalmente. En esta evolución hay que arreglar un montón de cosas. Por ejemplo, tenemos que entender que el planeta es de todos. Pero creo que después de esto no nos vamos a ver tan divididos por países. Tenemos que vernos más unidos en un solo sentimiento. La guerra es una cosa antigua. Llega el momento en que la naturaleza no puede más. Y estalla.
Es una inmadurez espiritual estar todavía con guerras por cuestiones de nada. No hay ningún enemigo. Hay que tener un pensamiento evolucionado y sentir que un ser humano no es enemigo del otro. Al contrario, somos hermanos que estamos en la misma colmena. Por eso estoy trabajando en la canción Edad media, que quizá me tarde un poco completarla porque no me gusta componer con premura. Ahora tenemos que curar el planeta y pedir mucho perdón. Llevamos años devastando el planeta. Tenemos que trabajar en su restauración espiritual.
Por otro lado, en Internet veo todas las broncas entre los cubanos. Yo no me meto en asuntos políticos ni nada porque para mí lo importante es la humanidad. Yo no puedo tener enemigos porque tengo amigos, hermanos aquí y en cualquier parte del mundo y todos sentimos lo mismo. Me parece absurda tanta bronca en Internet entre la gente. Tenemos que mejorar eso. Hay cosas más importantes que discutir entre los cubanos de la isla y Miami, que estar bloqueando países o ver familias discutiendo por Internet. Desde la música también intento demostrarlo.
Desde tu álbum debut hemos visto que has seguido profundizando en cada uno de tus discos en las mezclas entre sonoridades cubanas, caribeñas o latinas. ¿Ese podría ser el camino definitivo de tu carrera?
Intento cada vez profundizar más en la capacidad de poder llegar a las personas sin tener que manipularlas con algo fácil. Hay temas bien importantes en el planeta que tratar. Se pueden mezclar con el amor, aunque ese no sería para mí el tema principal. La canción tiene un poder grandísimo. A mí me gusta ir evolucionando y creciendo y tratar de llegar a las personas.
Mi más reciente disco lo produje desde el principio, comencé en México las maquetas, grabé en Estados Unidos, Miami y lo terminé en Cuba. Lo hice con mi presupuesto, sin apoyo de ninguna discográfica, ni del Ministerio de Cultura, ni de nadie. Lo hice porque quería hacer mi disco a mi ritmo y voy a seguir haciéndolo de esta forma.
Por ejemplo, ya estoy produciéndolo un disco a un colega en México. Sigo evolucionando y mezclando todo mientras aprovecho mi frustración por no haber sido percusionista. Más o menos percuto algo, incluso en mis grabaciones toco algunas percusiones. He afianzado mi inquietud de darle a todo un toque cubano. Hice muchas giras por Europa en festivales de world music, donde coincidí con grandes músicos cubanos como Omara Portuondo o Eliades Ochoa y reforcé mi interés en la música cubana.
Cada vez hago los discos con más sonoridad cubana, afrocubana- brasileña, gitano- cubana. Por ahí va mi línea. En mis primeras giras por Europa sentí que para representar a Cuba hay que ser más cubano. Hacer música más parecida a la nuestra o mixturarla con nuestros elementos, con nuestra conga, nuestra rumba o el tres. Eso es lo que hago. En 13 con magia hay más evolución, más compromiso. Eso es lo que yo intento que el público vea, así como mostrar la música cubana con respeto”.
Con la publicación de tu primer disco alcanzaste un resonante éxito en la música cubana. A la distancia de los años, ¿crees que estuviste preparado para ese repentino aluvión?
El éxito que tuve con el video clip del “Cimarrón” fue un trauma para mí. Yo estaba en La Habana, no tenía familia aquí, ni donde quedarme. Y entonces alcancé una popularidad tremenda. Todo eso me hizo aprender. En 2011 cuando hice “El Mundo Esta Cambia’o” dije en una entrevista que me iba a retirar un poco porque veía la marea del reguetón tan alta, que me obligó a repensarme muchas cosas. Después de hacer dos discos con disqueras cubanas, primero con Bis Music, luego con la Egrem, el tercero con una disquera francesa que lo licencié en Cuba con Bis Music, seguí tocando pero no grabé más desde el 2010 hasta el 2017.
Estuve unos años reorganizándome, viajando y tuve que estabilizarme un poco en La Habana porque no podía seguir en ese rimo sin mi familia y sin estabilidad. Me ha retrasado un poco el tema de tener que cimarronear la vida en la capital, mientras hacía alguna que otra gira internacional y los medios estaban colapsando con el reguetón, hasta hoy que es algo natural y sencillo, es como si fuera parte de nuestra música cubana, que lo es también.
Veo que los reguetoneros no se comprometen con los ritmos cubanos porque no están para eso. Los jóvenes están cada vez consumiendo música más fácil y todos sabemos que de lo fácil no sale nada. Me agrada mucho saber que mi público no ha dejado de seguirme. He explicado que me he demorado en publicar más música porque sencillamente quería ser independiente. 13 con magia lo hice con mi propia empresa, Producciones Cimarrón, completamente independiente.
Me siento muy contento y orgulloso del trabajo que vengo haciendo y de todas las personas que vienen colaborando conmigo. Ni las disqueras ni las instituciones cubanas entienden al “Cimarrón”. No pueden entenderme. Por eso voy por mi propio camino”.
¿Te ha sido difícil emigrar de las disqueras oficiales hacia el mundo de la música independiente?
No ha sido difícil. Sencillamente me quedo en mi casa trabajando porque ellos nunca te van a llamar por teléfono. Solamente necesitaba tener economía, fuerza y valor y que mi música tuviera profundidad realmente. Ya verás que la gente poco a poco va a ir escuchando las canciones y va a llegar el mensaje del 13 con Magia.
En 2016 el productor Eduardo Cabra, ex integrante de Calle 13, me comentó en Nueva York que estaba muy interesado en trabajar contigo en un disco. ¿Se ha concretado ese proyecto?
Después que grabé en México vine para Cuba y estuve en contacto con Eduardo y me ayudo a maquetar algunas cosas. Él me dijo que iba a grabar un disco conmigo, hicimos una química al momento, nos vimos un par de veces, y realizamos sesiones de trabajo frente a la computadora. Fue algo increíble. Luego él se fue de Cuba tras su divorcio con Diana Fuentes, y no nos hemos visto más. Pienso que más adelante vamos a trabajar y grabaremos cosas bien sabrosas. Eduardo tiene una sensibilidad increíble y un conocimiento muy amplio. Trabaja muy bien y esa es la manera en que yo quiero trabajar.
Me gustaría tener vínculos con más artistas y que me llamaran más a mi casa. Yo llamo a todo el mundo. En La Habana hay que llamar a todo el mundo porque la gente tiene su orgullo. Yo vengo de Santiago y tengo otra manera de pensar y para mí todo es más fácil. La popularidad que me agarró con el Cimarrón de momento me demostró que tenía mucha fama pero estaba solo acá, sin mi familia, sin casa y las disqueras no te resuelven ese problema, ni el Ministerio de Cultura.
Ya mi familia vive en la Habana. Mis padres están aquí y mi hermano con sus hijos también. Yo estoy con mi pareja y hablo con ellos por teléfono todos los días. Mi familia me da un gran apoyo porque un artista solo en una capital es muy difícil. Por suerte, ya todos estamos todos juntos.
13 con magia se lo he regalado a mucha gente y lo seguiré haciendo. Oficialmente no sé qué sucederá porque he hablado con todas las disqueras o casi todas pero no ha pasado nada. Me quedaré esperando a ver si me llaman por teléfono para licenciar el disco para Cuba, algo que sería genial para mí.
¿Cuál es tu percepción del impacto causado por la pandemia en el mundo de la música?
En principio están muriendo muchos músicos importantes. Muchos artistas grandes nos han dejado y nos han entregado un legado tremendo. Por lo pronto, hay que seguir haciendo música. Los músicos son los médicos del alma. Son muy importantes. Si no tenemos a los médicos que nos cuidan la salud y a los artistas que nos cuidan el alma, nos quedamos solos. Por eso el trabajo nuestro tiene que estar aún más comprometido en medio de esta pandemia. La gente nos necesita.
En una de mis meditaciones me di cuenta que la muerte no existe. Realmente vivo en un mundo espiritual y no tengo temor y doy gracias a Dios por todas las experiencias que me proporcione. No hay que tener ningún temor en esta vida porque realmente somos parte de un universo que solo se transforma y no desaparece nada, ni nosotros mismos. Así que por eso hago la música que hago, porque estoy conectado con el futuro y el universo.
Veo a los hombres de los que aprendí como Martí, por ejemplo, quien es como si fuera mi Orisha. Él escribió la biblia para guiarse en esta isla tan compleja que es Cuba, y que todo el mundo quiere usurparse. Luego hay mucha gente que nos está guiando en esta isla bendecida. Yo, por mi parte, quiero estar en el grupo de los que hacen la música que perdure hacia el futuro.
¿Qué te ha parecido la iniciativa de realizar conciertos online en medio del aislamiento?
De los primeros que hicieron conciertos en las redes fui yo. Pero todavía eso no se había vuelto una farándula. Pronto voy a repetir a guitarra sola.
Esta circunstancia también la aprovecho para hacer ejercicios. Después de los 40 años ya he fumado cantidad, he tomado bastante alcohol, y no pienso entregarme a la barriga, porque me gusta pensar que soy joven eternamente.
Siempre me busco una motivación mental y eso me lleva a buscar la creatividad. No le voy a temer al coronavirus ni a la muerte. No me queda otra que levantarme y seguir trabajando, escribiendo canciones y haciendo yoga para seguir hacia adelante. En ese universo espiritual está mi camino”.