“En el interior de los museos, lo infinito se somete a juicio”
Bob Dylan
Los museos representan la reserva del patrimonio, espacio ideal para conocer la historia del mundo vista desde diversas perspectivas, un diálogo entre el pasado y el presente que lo contiene.
Con la llegada del nuevo milenio las dinámicas de estos centros fueron cambiando, visitar este tipo de instalaciones no suponía solamente un recorrido, guiado o no, por las diferentes salas admirando objetos antiguos en vitrinas.
Aquella costumbre de caminar con las manos en la espalda, la rutina del “se mira y no se toca” cambió hacia una mayor interacción con los objetos, las piezas inertes fueron cobrando vida a través de disímiles recursos tecnológicos y la historia es contada en diferentes formatos audiovisuales para atraer un público más diverso a estos espacios.
El mundo virtual ha ido ganando espacio entre los más jóvenes, gracias a la promoción en redes sociales, que se han convertido en especies de galerías virtuales, otra modalidad que muchos espacios de este tipo han adoptado en los últimos tiempos.
Según el Consejo Internacional de Museos (ICOM), “un museo es una institución sin fines lucrativos, permanente, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y expone el patrimonio material e inmaterial de la humanidad y su medio ambiente con fines de educación, estudio y recreo”, un concepto que permanece hasta nuestros días, aunque pendiente a revisión, pues los tiempos actuales así obligan.
Los conceptos de nuevas museograficas y museologías han servido para cambiar el panorama actual de estos espacios, considerados por algunos como “prisiones de arte”, diseñados solo para admirar objetos almacenados en vidrieras, nada más lejos de lo que debe ser un museo, pensado con un propósito más participativo e instructivo para la sociedad, cambiando los preceptos decimonónicos que presentaban muchas de estas instituciones.
“El nuevo marco sociológico en el que quedó inscrito el ente museístico generó la necesidad de definir las audiencias del museo, ante un alargamiento y extensión del concepto de público, mucho más heterogéneo y con una gran variedad de intereses. A su vez, esta cuestión provocó una interesante relación entre el museo y su visitante, dando paso a un mayor interés por la experiencia del público en el museo, que permitió crear nuevos discursos y lenguajes, nuevas técnicas museográficas y nuevos eventos.”, expresa la Doctora en Historia del Arte Luz María Gilabert en su tesis La gestión de museos: Análisis de las políticas museísticas en la península ibérica.
El papel del ICOM en ese sentido ha sido fundamental para rescatar el papel que juegan estos centros para la conservación del patrimonio y ponerlo en función de la sociedad, para un mayor beneficio en el ámbito educativo principalmente, aprovechando los recursos disponibles en cada etapa de la historia, desde la creación de este organismo internacional hace 74 años.
En las actuales circunstancias de crisis a causa de la pandemia de la Covid-19, la presencia de museos en entornos virtuales, así como la creación de nuevos museos exclusivamente en Internet, resultan un bálsamo para aliviar el período prolongado de aislamiento físico y conlleva a replantearse varios aspectos en relación a las dinámicas que pudieran establecer estos centros, en un futuro no tan lejano.
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Se pudiera pensar incluso que pudieran desaparecer las visitas presenciales a los museos, todo se realizaría en un entorno virtual, con la ayuda de tecnologías como la realidad virtual o realidad aumentada, algo que pudiera parecer de ciencia ficción, aunque no del todo descabellado, considerando las potencialidades de la tecnología.
Este 18 de mayo se celebra el Día Internacional de los Museos, fecha para ponderar los valores culturales, investigativos y de aprendizaje que promueven este tipo de espacios, diseñados para promover intercambios culturales y sociales.
Este año el llamado es centrado en museos más diversos e inclusivos, abogando por la igualdad entre los individuos de la sociedad, para que todos tengan acceso a estos lugares ricos en conocimiento, con un alto valor educativo a partir de las acciones que se realizan en cada una de estas instituciones.
Cuba, isla “museable”
La Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC) se encarga de la salvaguarda del patrimonio cubano, una labor que incluye el trabajo en diversas instituciones con carácter museable, muchas situadas en la zona del Centro Histórico de la capital del país.
Entre las instalaciones de este tipo destaca el Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa (Palacio del Segundo Cabo), que presenta un trabajo destacado en el uso de las nuevas tecnologías, utilizado para brindar al visitante un discurso museográfico distinto al resto que impera en el país.
Desde hace tres años este edificio pone a disposición de los visitantes diferentes herramientas que abordan la historia de las relaciones entre la mayor isla de las Antillas y el continente europeo, a través de diversas colecciones dedicadas a la historia del Viejo Continente y Cuba: la música, el baile, la cartografía, así como otras salas dedicadas a la historia de la capital cubana, donde se puede interactuar de disímiles maneras con los contenidos que presentan en sus espacios.
A pesar de lo costoso de este tipo de tecnologías, existen otras alternativas para potenciar la visita a este tipo de lugares, aprovechando las bondades que brinda la red de redes.
No es necesario contar con equipos tecnológicos muy avanzados y costosos para “modernizar” la manera en que se ofrecen contenidos. En Internet se pueden encontrar varias herramientas para visibilizar el material que guardan los museos, pues se trata de adaptar los mensajes y las maneras a los públicos que tenemos hoy día, habituado a conseguir casi cualquier información al alcance de un clip.
El trabajo en redes sociales resulta fundamental para mostrar parte del contenido que se puede encontrar en estos centros. Los recorridos virtuales han ganado espacio entre quienes aprecian una visita a los museos, una opción muy factible en estos tiempos de cuarentena.
Los concursos y juegos de participación en redes (los populares challenges) es otra alternativa en boga por estos días, a los cuales se han sumado instituciones, como el Museo Nacional de Bellas Artes, centro que ha sabido utilizar de manera eficaz los recursos tecnológicos para acercar al público de todas las edades a su vasta colección de arte, en especial el cubano.
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En el caso de la mayoría de los museos adscritos a la Oficina del Historiador de la Ciudad, si bien mantienen una serie de actividades atractivas para promover el interés del público a sus instalaciones, pudieran incrementar su presencia en la web de manera individual, pues muchas de las actividades que organizan se divulgan mediante una programación cultural general.
Los pocos sitios web de museos existentes en la Isla son montados en plataformas .cu, lo cual permite un acceso más permisible a los ciudadanos cubanos, pero esto no es suficiente, pues en el entorno de las redes se promueven muchos contenidos, además de que para recorrer galerías virtuales u otros contenidos multimedias, se precisa de un conexión de alta calidad acorde a los estándares internacionales, otro punto en contra con el cual deben lidiar los museos cubanos.
Fuera del espectro de la OHC, es poca la visibilidad de museos en el entorno digital, además de la poca visibilidad de sus actividades en sentido general, en un mundo extremadamente digital, no podemos darnos el lujo de permanecer invisibles.
Acciones encaminadas en ese sentido se hacen necesarias para atraer a un público nativo digital, acostumbrado a conseguir todo al alcance de un clip. Debemos sacar al público de las pantallas de los celulares y computadoras a las puertas de los museos para que sean testigos presenciales de la historia cubana y universal que atesoran estos espacios, ricos en cultura y patrimonio que abundan en nuestro país.