Cuba encara desde este lunes la nueva temporada de ciclones 2020 con el vaticinio de que al menos un huracán puede impactar en la Isla, en una etapa de actividad “por encima de lo normal” y que coincide con la emergencia sanitaria del Covid-19.
Especialistas del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología Cubano advirtieron que hay un 60 % de posibilidades de que la Isla sufra el azote de un ciclón en este periodo -entre el 1 de junio y el 30 de noviembre-, según refiere la estatal Agencia Cubana de Noticias (ACN).
Este año el inicio oficial de la temporada de ciclones se ha manifestado anticipadamente con dos tormentas tropicales con nombre -Arthur y Bertha- ambas originadas en mayo pasado cerca de las costas de Florida y Carolina del Sur, en los Estados Unidos.
Los ciclones tropicales reciben denominación una vez alcanzada la fase de tormenta (de 63 a 118 kilómetros por hora).
Aunque los pronósticos de los meteorólogos cubanos están basados en las estadísticas y los modelos numéricos, estiman que para esta temporada pueden formarse 15 ciclones tropicales en toda la cuenca del Atlántico Norte, y de ellos, 10 en el área oceánica del Atlántico, 2 en el mar Caribe y otros 3 en el Golfo de México.
También llaman la atención sobre otros fenómenos hidrometeorológicos peligrosos como las tormentas locales severas que pueden asociarse a lluvias intensas y caída de granizos, a lo que se suman los tornados que provocan vientos fuertes y en ocasiones inundaciones súbitas.
Aguas cálidas y La Niña
Los meteorólogos señalaron que durante los primeros tres meses de 2020 las aguas de la franja tropical del Atlántico Norte y el Caribe mostraron temperaturas más cálidas que lo normal, una circunstancia que si se mantiene favorecerá la formación y desarrollo de los ciclones tropicales.
Una temporada de huracanes promedio produce 12 tormentas con nombre, de las cuales 6 se convierten en huracanes, incluidos 3 ciclones con la denominación de grandes, de acuerdo a fuentes especializadas.
Los valores del calentamiento superficial en el océano Pacífico ecuatorial se corresponden con condiciones relacionadas con el fenómeno de El Niño Oscilación del Sur (ENOS), que típicamente suprime la actividad de huracanes en el Atlántico, según los expertos.
Pero no descartan el posible desarrollo para finales del año de un evento “La Niña” débil, que -a diferencia del ENOS- ocurre en la fase de enfriamiento de las aguas oceánicas y suele potenciar la actividad de huracanes.
Cuba quedó ilesa en 2019
El archipiélago cubano quedó ileso en la temporada de ciclones de 2019 a pesar de que esta fue la tercera más activa con eventos superiores a la media y perjudiciales, y una de las siete en presentar múltiples huracanes categoría 5, la máxima de la escala Saffir-Simpson.
Como antecedente, en 2018 Cuba sufrió el azote del huracán Michael, de categoría 1, que causó daños en la provincia occidental de Pinar del Río, y de la tormenta subtropical Alberto en las regiones oeste y centro de la isla, donde golpeó con lluvias intensas y fuertes vientos.
Un año antes, el país caribeño recibió el impacto del poderoso huracán Irma, que dejó 10 muertos y pérdidas cuantificadas en 13.185 millones de dólares en viviendas, infraestructuras y el sector agrícola y ganadero tras barrer el litoral norte de la isla, según datos oficiales.
En lo que va de siglo, 14 huracanes han afectado a Cuba, que solo se libró de este fenómeno en los años 2003, 2007, 2009, 2010, 2011, 2013, 2014 y 2019.
El 40 % de los ciclones registrados en Cuba han tenido lugar en octubre, frente a un 10 % en noviembre, un 15 % en agosto y un 35 % en septiembre.