El Pentágono se opone al despliegue de tropas en las calles de Estados Unidos contradiciendo una orden directa del presidente Donald Trump, quien ha amenazado con recurrir a una ley de 1807, el Acta de Insurrección.
Esa ley permite desplegar tropas en el país y relega el trabajo de la Guardia Nacional, cuerpo que tradicionalmente asume las tareas de restablecer el orden durante disturbios multitudinarios. En una teleconferencia con los gobernadores el lunes por la tarde, el presidente amenazó de nuevo con el despliegue de las tropas y no de la Guardia, como ya lo hicieron 28 estados. Los acusó de ser “flojos” con las multitudes que salieron a las calles protestando por la muerte de un afro-americano en Minneapolis la semana pasada. “Arresten, repriman y échenles diez años de cárcel. No sean flojos”, gritó Trump –se escucha en la conversación filtrada a la cadena CNN.
“Siempre he creído, y lo sigo creyendo, que la Guardia Nacional está mejor configurada para apoyar a las autoridades civiles en situaciones en que necesitan apoyar a las autoridades policiales locales. Y digo esto no solo como Secretario de Defensa, antiguo soldado y miembro de la Guardia Nacional. La opción de recurrir a las fuerzas armadas para una misión policial debe ser una solución de último recurso y en situaciones muy graves. Todavía no estamos en ese punto. No apoyo evocar el Acta de Insurrección”, afirmó en rueda de prensa improvisada el secretario de Defensa, Mark Esper, hoy miércoles por la mañana.
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=KnQmnaUfJEw]
La Casa Blanca todavía no ha reaccionado, pero al final de la rueda de prensa Esper dijo que tuvo que salir porque lo esperaban en la mansión presidencial. Según la cadena CNN, en la Casa Blanca la recepción a sus opiniones fue “muy fría” y Trump no estaba “contento”. Medios políticos contemplan la posibilidad de que el presidente le pida la renuncia.
Trump evocó esa ley el lunes, durante un discurso en la Casa Blanca, lo cual fue rechazado por la mayoría de los analistas. El Acta fue usada por última vez en 1992 por el ex presidente George H.W. Bush para reprimir los disturbios en California, cuando cuatro policías acusados de golpear a un ciudadano negro, Rodney King, resultaron absueltos.
El martes por la noche el portavoz del Pentágono, Jonathan Hoffman, reveló que unos 1,600 soldados estacionados en Fort Bragg, Carolina del Norte, junto a dos batallones de la Policía Militar, habían sido desplazados hacia dos unidades militares en los alrededores de la capital estadounidense, pero sin ingresar a la ciudad. El plan consistiría en utilizarlos para defender a la Casa Blanca de los manifestantes, que hace más de una semana han salido a la calle para protestar por la muerte de George Floyd a manos de cuatro policías blancos.
El Distrito de Columbia, que abarca apenas el área metropolitana de Washington DC, es el único espacio geográfico de Estados Unidos donde el presidente no necesita el permiso de nadie para ocuparlo con tropas regulares. En los demás tiene que contar con los gobernadores locales.
Las declaraciones de Esper suceden al día siguiente de la renuncia de James N. Miller, hasta ahora miembro de la Junta de Ciencia de Defensa del Pentágono y ex subsecretario de Defensa entre 2012 y 2014, quien acusó a su superior de haber faltado al juramento de honor del Departamento de Defensa por no cumplir sus deberes de proteger a las fuerzas armadas de la interferencia civil, concretamente de verse en la posición de tener que comandar eventualmente las tropas que sean movilizadas. Esto lo apartaría de la obligación de defender y hacer respetar la Constitución, ya que esta prohíbe el despliegue interno de tropas.
El lunes Esper participó en una controversial sesión de fotografías de Trump frente a la iglesia de St. John, a pasos de la Casa Blanca. Su presencia desencadenó malestar en el estamento militar, que se sintió manipulado por el presidente. Luego el Secretario de Defensa explicó que fue llamado a la Casa Blanca para analizar la situación en el país y que fue “sorprendido” por la decisión del mandatario de salir a la calle. “No fui allí para eso. De repente el presidente dijo que lo acompañáramos, y fuimos a la calle. Yo no sabía adonde íbamos. Pensé que quería saludar a la Guardia Nacional, que estaba allí”.
Según el ex general de la Fuerza Aérea y antiguo director de la CIA, Michael Hayden, el Secretario de Defensa debió quedarse en casa. “Nunca tuvo que estar en la sesión de fotos […]. Creo que debe renunciar de inmediato. Ya”, opinó este miércoles en una conversación con la cadena CNN.
Entretanto, tal como está sucediendo dentro de los departamentos de policía del país, la contestación al comportamiento de Trump en esta crisis se está extendiendo en el estamento militar, que históricamente se ha mantenido fuera de las controversias políticas.
Una voz particularmente significativa es la del almirante Mike Mullen, antiguo jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor, el cargo castrense de más alto nivel sin contar al presidente. A Mullen no se le conocen declaraciones de matiz político.
Tras escuchar el discurso de Trump evocando el Acta de Insurrección, Mullen envió a la prensa un comunicado dejando claro que, en su opinión, “nuestros compatriotas no son el enemigo y nunca deberán serlo”.
“Aun en medio de la carnicería que estamos testimoniando, debemos mirar a las ciudades estadounidenses como nuestras casas y vecindarios. No son campos de batalla que deben ser dominados, y jamás lo deberán ser”, afirmó.
A Mullen le molestó en particular que en el discurso del lunes Trump se haya presentado como “vuestro presidente de la ley y el orden” y manifestado su opción de sacar las tropas a la calle. “Si una ciudad o estado rehusa tomar las acciones necesarias para defender la vida y la propiedad, voy a movilizar las fuerzas armadas y resolver el problema rápidamente”, amenazó el mandatario.
Según Mullen, “como ciudadanos debemos abordar la cuestión de la brutalidad policial y las injusticias hacia la comunidad afro-americana. En tanto ciudadanos, debemos apoyar el estado de derecho para poder reunirnos y hacernos escuchar pacíficamente. Nada de esto se excluye. Y nada de esto será fácil y seguro con una violencia propiciada por nuestros militares y la Guardia Nacional. Para ser justos, Estados Unidos tiene un largo y atribulado pasado de recurrir a las fuerzas armadas para imponer las leyes. La cuestión hoy no es si esa autoridad existe, sino si es administrada con sabiduría”, dijo el almirante.
OnCuba supo el miércoles que en sur de la Florida se discute en ambientes militares lo que está pasando en el país. Un militar en activo, que no se identifica porque los militares no pueden opinar públicamente, admitió que entre ellos hay un fuerte rechazo a la violencia policial. “Un hijo mío ha ido a las manifestaciones, no quiero que lo golpeen. Tampoco quiero que nos saquen a la calle. Esto nunca debería suceder. Nunca en Estados Unidos, que siempre tuvo un gobierno federal y gobiernos locales bien estructurados. Ahora, en solo tres años, este tipo lo ha desbaratado”, dijo.
Lo cómico, si hay algo cómico en todo esto –agrega el militar– “es que [Trump] se presenta como un empresario y en realidad no sabe organizar nada. Me da la idea de que piensa que los militares son una estructura de ‘ordeno y mando’. Pero cada decisión es ponderada con mucha profundidad, si no, no pudiera ser cumplida con seguridad. Entre nosotros la democracia también existe”.
¿Y tú también, Mattis?
Pero la critica más aguda y audaz vino del ex Secretario de Defensa, el general de la infantería de Marina, James Mattis quien en un articulo publicado en la revista Atlantic, acusó a Trump de deslealtad a la Constitución y dividir el país. Tras criticar la violencia en las manifestaciones, el alto oficial que no hablaba públicamente desde que renunció el 2018, escribió que en esta situación “debemos rechazar y responsabilizar a aquellos funcionarios en un cargo público que se burlan de nuestra Constitución”.
“Donald Trump es el primer presidente que mi vida que no intenta unificar al pueblo americano, ni siquiera pretende que lo hace. Estamos asistiendo a las consecuencias de tres años sin un liderazgo maduro. Pero nos podemos unir sin el, diseñando las fortalezas inherentes a nuestra sociedad civil. No será fácil como muestran los días recientes pero lo debemos a nuestros compatriotas, a las pasadas generaciones que sangraron defendiendo nuestra promesa y a nuestros hijos”, escribió Mattis.
El general es particularmente incisivo recordando un pedazo de las circunstancias de la Segunda Guerra Mundial e insertarlo en la situación actual. “Las instrucciones que de nuestros militares antes de la invasión de Normandia fue recordar a nuestros soldados, que la consigna Nazi para destruirnos fue, ‘divide y vencerás’. Pero nuestra respuesta fue ‘en la unión está la fuerza’. Debemos convocar esa unidad para sobrepasar esta crisis — con la confianza de que somos mejores que nuestras políticas”, enfatizó.
“Cuando ingresé en los militares hace unos 50 años, juré apoyar y defender la Constitución. Jamás soñé que las tropas que hicieron el mismo juramento serian ordenadas, bajo cualquier circunstancia, a violar los derechos constitucionales de sus compatriotas, mucho menos prestarse a una oportunidad de participar en una fotografía bizarra con el comandan-en-jefe electo con el liderazgo militar a su lado”, agregó.