Desde las entrañables primeras líneas de “Hallelujah” de Leonard Cohen hasta el emocionante coro de niños al final de “You Can’t Always Get What You Want” de los Rolling Stones, la campaña del presidente Donald Trump ha estado llena de canciones clásicas cuyos autores y herederos rechazan a viva voz al mandatario y sus políticas.
La campaña de Trump difícilmente puede usar una canción sin que un artista lo denuncie y envíe una carta para que cese y desista. Neil Young, John Fogerty, Phil Collins, Panic! At The Disco y los herederos de Leonard Cohen, Tom Petty y Prince son solo algunos de los que se han quejado.
Durante más de un siglo, las campañas han usado canciones populares como parte de su estrategia y los artistas estadounidenses lo han rechazado al menos desde 1984, cuando Bruce Springsteen negó el uso de “Born in the U.S.A.” en la campaña de reelección de Ronald Reagan.
Pero este año el asunto ha alcanzado un punto de saturación sin precedentes que evidencia la amplia división entre el presidente y sus partidarios, y los músicos, abrumadoramente liberales.
“He cubierto este tema durante unos veinte años y esta es, probablemente, la división más severa que he visto en cuanto a artistas que no quieren que un político use sus canciones”, dijo el colaborador de Billboard Gil Kaufman, quien cubre la convergencia entre música y política para la revista durante la campaña. “La decisión es difícil para muchos votantes, y también lo es para los músicos”.
Pocos lo han objetado tan insistentemente como Neil Young. El miembro del Salón de la Fama del Rock and Roll, sumamente tozudo en sus opiniones, es el músico que ha ido más allá y ha presentado demandas por el uso de sus canciones.
“Imaginen lo que se siente oír ‘Rockin’ in the Free World’ después de que este presidente habla, como su cortina musical”, escribió Young en su cibersitio en julio. “Yo no la escribí para eso”.
Esa sensación de que han sido reclutados por el equipo de Trump claramente enfurece a muchos artistas.
“Su música es su identidad”, dijo Kaufman. “Es importante para ellos que no parezca que están apoyando tácitamente a Trump”.
Otros artistas se han expresado más confundidos que furiosos ante el uso de canciones cuyo mensaje es completamente opuesto al que envía Trump.
John Fogerty dijo que quedó atónito cuando Trump usó “Fortunate Son”, su éxito de 1969 con Creedence Clearwater Revival que condena a los hijos privilegiados de hombres ricos que no prestaron servicio en Vietnam, algo que suena más bien como una crítica hecha a la medida de Trump.
“Encuentro confuso que el presidente haya escogido usar mi canción para sus actos electorales, cuando de hecho parece que él probablemente es el hijo afortunado”, dijo Fogerty en un video en Facebook en septiembre.
“Está usando mis palabras y mi voz para presentar un mensaje que yo no avalo”, dijo Fogerty en un tuit el 16 de octubre.
El hecho de que los mítines de campaña del presidente sean potenciales superpropagadores del coronavirus podría avivar el deseo de los artistas de que su música no contribuya a eso.
“No es una buena imagen para los artistas que su música esté alineada con algo considerado inseguro”, dijo Kaufman.
Muchos comentaristas de las redes sociales han señalado que, dado su título, “In The Air Tonight” (En el aire esta noche) de Collins fue especialmente disonante cuando se escuchó en un mitin de Trump del 14 de octubre en Iowa. Los abogados de Collins exigieron de inmediato que la campaña dejara de usar la canción.
Legalmente, los políticos no necesitan una autorización directa de los artistas.
Las campañas pueden comprar paquetes que ofrecen organizaciones de derechos musicales como BMI y ASCAP, que les dan acceso legal a millones de canciones.
BMI dijo que los Rolling Stones optaron por no figurar en esas licencias, y le informó a la campaña de Trump que si no dejaba de usar “You Can’t Always Get What You Want”, una favorita del mandatario que suena con regularidad en sus eventos, la campaña estaría violando su contrato.
Pero aun si sus canciones pueden tocarse contractualmente, los artistas pueden objetar. Eso, por lo general, solo significa hacer una solicitud pública a la campaña.
“Muchas veces se requiere de un cese y desista para decirles que no la usen, eso ya basta para que el artista exprese su mensaje de que no está asociado con la campaña y no aprobó su uso”, dijo Heidy Vaquerano, una abogada de Los Ángeles que se especializa en leyes de entretenimiento y propiedad intelectual.
Existen otros canales legales, como las leyes estatales de derecho a publicidad, que tratan la identidad de los artistas como su propiedad, o la ley federal Lanham, que protege la marca personal de un artista y contiene una provisión que prohíbe el falso respaldo.
“El uso de su música podría diluir el valor de su marca registrada”, dijo Vaquerano. “Las cortes han reconocido que eso podría verse como un respaldo sobreentendido”.
Más recientemente, el presidente ha apelado a canciones más alegres, bailando en eventos al ritmo de “Y.M.C.A.” de The Village People. Su líder y principal compositor, Victor Willis, ha dicho que no siente que apoya a Trump cuando este usa sus canciones.
La campaña no puede evitar el rechazo de artistas que incluso han muerto.
La viuda e hijas de Tom Petty, que han estado peleando por su patrimonio en las cortes, se unieron en junio para exigir que Trump dejara de usar su canción “I Won’t Back Down”.
Los abogados del patrimonio de Cohen rechazaron vehementemente el uso prominente de “Hallelujah” durante el final con pirotecnia de la Convención Nacional Republicana en agosto, diciendo en un comunicado que ese fue un intento por “politizar y explotar” una canción que específicamente les habían dicho a los organizadores que no usaran.
Los abogados de Leonard Cohen sugirieron una alternativa que podría considerarse un ataque a Trump. “Si la CNR solicitara otra canción, consideraríamos aprobar ‘You Want it Darker'”, dijeron. El título de ese tema significa “Tú lo quieres más oscuro”.