Casi una semana después de las elecciones presidenciales, y tres días después de la proclamación del presidente electo, la Casa Blanca ha reafirmado su intención de no reconocer los resultados al impedir la entrega del presupuesto necesario para que el equipo de transición de Joe Biden comience a trabajar.
Según el Washington Post, el funcionario de la Casa Blanca a cargo de las transiciones, designado por el todavía presidente Donald Trump, se niega a firmar la carta permitiendo que el equipo de transición de Biden entre en funciones, al menos formalmente. El funcionario, que pertenece a la Administración de Servicios Generales (GSA, por su siglas en inglés), aún no ha publicado el comunicado oficial que permita empezar a trabajar al equipo del próximo presidente, como es costumbre en todos los cambios de presidencia.
El comunicado suele indicar detalles como el presupuesto para la transición, la atribución de despachos para trabajar, coordinar la formación de los equipos de trabajo y la logística necesaria. De momento, lo único que hay formado es el equipo de trabajo de atención a la pandemia que asesorará al presidente electo. Fue presentado este viernes.
En términos de burocracia y tradición, las instrucciones de GSA después de las elecciones a los equipos de transición son un indicio de que la Casa Blanca acepta y colabora en la transición. Sin embargo, 36 horas después de que la prensa presentara a Biden como el ganador de los comicios, Emily Murphy, la jefa de GSA, aún no ha escrito la carta. Y la administración Trump no tiene planes inmediatos de hacerlo. Con ello se encuentran virtualmente congelados los 9.9 millones de dólares del presupuesto para la transición.
“Aún no se ha tomado ninguna decisión [en cuanto a la declaración]”, indicó la portavoz de GSA, Pamela Pennington, en un correo electrónico al rotativo. En la mansión presidencial una fuente del Post dio a entender que Trump tiene la situación controlada al confirmar que “ningún director de una agencia gubernamental se enfrentará al presidente en asuntos relacionados con la transición en este momento”. El funcionario, que quiso garantizar el anonimato porque no puede hablar en público, predice que los directores recibirán instrucciones de no hablar con el equipo de transición.
La congresista demócrata Gerry Connolly ha declarado: “la actitud de Emily Murphy debe ser condenada”. Connolly encabeza un panel en el Congreso que sigue las operaciones del Gobierno Federal y declara que la actitud de la funcionaria de GSA “es consistente con la sumisión” que tiene hacia el presidente Trump y sus deseos. Lo que está sucediendo “es claramente perjudicial para una transición de poder ordenada”, enfatizó.
“El proceso de transición es fundamental para garantizar de forma segura que el próximo equipo esté preparado para comenzar a trabajar el primer día”, agregó Max Stier, presidente y director ejecutivo de Partnership Public Service, una organización sin fines de lucro y no partidista que prepara los centros de transición y asesora a los equipos de Trump y Biden.
“Lo fundamental es tener acceso a las agencias antes de que se ocupen los cargos”, enfatizó Stier. El retraso implica falta de acceso a los sistemas informáticos, dinero para sueldos de los trabajadores, creación de nuevos correos institucionales y asignación de oficinas, entre otros aspectos.
“Ahora que la victoria electoral se le ha atribuido de forma independiente a Joe Biden [se refiere a los medios], esperamos que el administrador de GSA formalice rápidamente a Joe Biden y Kamala Harris como presidente y vicepresidenta electos”, dijo un asesor del equipo de transición de Biden al señalar que el Gobierno Federal tiene “claramente la obligación de respetar la voluntad de los estadounidenses y de organizar una transición de poder tranquila y pacífica”.
Algunos observadores han preguntado si este impasse se resolverá solamente el 14 de diciembre luego de la votación del colegio electoral y de la posterior certificación de los resultados por parte del Congreso.