Carlos do Carmo, el cantante de fado, el genero musical más popular en Portugal, falleció este viernes en Lisboa a los 81 años, a causa de un aneurisma. “Los portugueses estamos de luto”, dijo el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, quien ha decretado un día de duelo y lo ha condecorado póstumamente con la Medalla de la Libertad por su contribución a la cultura nacional.
El artista había experimentado varios problemas de salud en las últimas dos décadas, e incluso había tenido un primero aneurisma a los 60 años, que lo llevó en tres ocasiones al quirófano. “Hasta los 50 era una locomotora. Pero luego me caí de un escenario en Burdeos (Francia) y estaba muy mal. Nunca volví a ser el mismo hombre. Luego, a los 60, tuve el aneurisma. Me estaba muriendo con las tres operaciones. Luego, tuve tuberculosis y recientemente volví a tener problemas cardíacos”, dijo al rotativo Diário de Noticias en febrero de 2008.
Carlos do Carmo está considerado por la crítica como el refundador del Fado, genero musical del folclor urbano de Lisboa que se ha hecho popular en el mundo, símbolo nacional y considerado por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, un galardón al que el cantante ahora fallecido contribuyó muchísimo.
Con la llegada de la democracia, en 1974, Carlos, como era popularmente conocido, le dio un impulso a su carrera y transformó el genero musical en una canción alegre y vibrante frente al matiz fatalista y triste que lo caracterizaba hasta entonces. Con ello logró cautivar a una audiencia joven y abrir las puertas a la nueva generación de jóvenes cantantes y compositores que revolucionaron el género.
El “fadista” ofreció el último concierto de su carrera el 9 de noviembre de 2019, en Lisboa. Ese día recibió la llave de su ciudad. Al anunciar el final de su carrera, nueve meses antes, confesó que no tenía la capacidad de los demás para seguir cantando. “Es el año en que cumpliré 80 años. 80 años es una edad. Será el año de la despedida, sin amargura, sin acidez”, dijo en una entrevista televisiva.
“Tomé este camino mío que no estaba hecho de piedras, pero que considero siempre un camino saludable y que siempre me llevó a tener una perspectiva de ser solidario con mis compañeros. No recuerdo haberme equivocado con un colega profesional. Y, para esta nueva generación, estoy con los brazos abiertos”.
Y añadió: “Siempre corrí en mi propia pista y no en una pista de competencia, nunca competí, porque cantar no es lo mismo que correr. Siempre hay gustos. A algunos les gusta mejor, a otros les gusta B. Eso no significa que A o B canten muy bien o cantar mal, son los gustos de la gente ”, añadió.
Nacido en Lisboa el 21 de diciembre de 1939, de nombre Carlos Manuel de Ascensão do Carmo de Almeida era hijo de la cantante de fado Lucília do Carmo, una “monstruo” de la canción, y del librero Alfredo Almeida, propietarios de un restaurante donde Carlos comenzó a cantar en 1964 y construyó una carrera de más de 50 años, durante la cual fue reconocido en 2014 con un Grammy Latino, y el premio a la Personalidad del Año de la Asociación de la Prensa Extranjera de Portugal.
Carlos cantó en los principales escenarios del mundo, desde el Olympia, en París, a la Ópera de Frankfurt, desde el ‘Canecão’, en Río de Janeiro, al Royal Albert Hall, en Londres, y el Teatro Karl Marx, en La Habana.
En 2015 recibió la “Grande Médaille de Vermeil” de la ciudad de París, “la máxima distinción” de la capital francesa, y, un año después, se le concedió el título de Gran Oficial de la Orden del Mérito, de la Presidencia de la República de su país. La Enciclopedia de la Música Portuguesa del Siglo XX señala a Carlos do Carmo como “una de las mayores referencias” del fado, solamente sobrepasado por la legendaria Amalia Rodrigues.
“Las transformaciones que Carlos do Carmo realizó [en el fado] fueron influenciadas por sus gustos musicales que incluían referencias externas” como el Bossa Nova, de Brasil, y los estilos de cantantes como Frank Sinatra (1915-1998), Jacques Brel (1929 -1978) y Elis Regina (1945-1982), según la enciclopedia de música portuguesa.
La enciclopedia destaca además que, desde la década de 1970, “acentuó las innovaciones musicales”, convirtiéndose en el máximo representante del llamado ‘nuevo fado’, con obras como el disco “Um Homem na Cidade” (1977). Fue uno de los principales y más determinantes embajadores de la Candidatura del Fado al Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y jugó un “papel fundamental en la difusión de los más grandes poetas portugueses”, como destacó el jurado del Premio Vasco Graça Moura de Ciudadanía Cultural.
En la entrevista al Diário de Noticias, Carlos do Carmo dijo que esperaba ser recordado como una persona entregada al fado “como causa”.
“Hay una cosa que es cierta y segura: en mi generación, que tiene buenos cantantes de fado, espero quedarme como una persona que se entregó al fado como causa. Soy hijo de uno de los más grandes cantantes de fado de la historia del fado, que es reconocido por quien conoce el tema … ”, dijo.