Norteamericano de nacimiento, Frank James Marshall aprendió a jugar ajedrez en Canadá. Contaba entonces nueve años, y a los dieciséis ya se proclamaba campeón del club de ajedrez de Montreal. Entonces decidió dedicarse por completo a los tableros, regresó a New York en 1895, y los éxitos comenzaron a sucederse en su carrera.
Poco faltaba para el arribo del siglo XX cuando triunfó en el Campeonato Absoluto de Estados Unidos, al derrotar a William Napier. Pletórico de ambiciones y confianza, salió rumbo a Europa y quedó tercero en París 1900, por delante de personajes como Chigorin, Maroczy, Burn y Schlechter, y con una victoria incluida sobre Lasker.
Desde ese momento, Marshall fue respetado dondequiera que se jugara al juego de los reyes. Y más que por su talento, que le sobraba, se granjeaba el amor de la fanaticada por su temperamento con las piezas, que movía de manera arriesgada y siempre en busca del monarca oponente.
Por largo tiempo se le consideró un serio candidato a la corona. Incluso retó a Lasker, quien lo redujo a polvo en match que concluyó 11,5-3,5. Marshall estuvo por debajo de su nivel, fue incapaz de ganar una sola partida y terminó desmoralizado. Los matches, definitivamente, nunca fueron su carta de lujo.
Luego de ese resultado trató de cambiar su estilo para ser más sólido, pero era un trebejista amante del ataque y cada vez que trató de apaciguarse obtuvo malos resultados. Y es que en su caso se trataba de uno de los grandes jugadores de ataque de la historia, y le era imposible abandonar la línea combinativa y temeraria que le abrió espacio en los libros de ajedrez.
Así escribió su biografía. Fue uno de los cinco primeros hombres que llevaron el título de Gran Maestro (entregado por el Zar Nicolás II en 1914), lo cual logró junto a inmortales como Lasker, Capablanca, Alekhine y Tarrasch. Por añadidura, en 1922 batió el record mundial de partidas en unas simultáneas (155, con 126 éxitos y solo ocho reveses en siete horas de juego). Y también en su favor hay que decir que siempre destacó por su caballerosidad y buen talante, así como por su aportación a la teoría de aperturas, sobre todo en los gambitos, y por la creación de la línea más aguda de la Apertura Española, el ataque que lleva su apellido.
Los dejo con uno de sus cotejos más sensacionales, dirimido en 1912 contra el reconocido guerrero francés David Janowski.
Blancas: David Janowski. Negras: Frank James Marshall.
1. e4 e5 2. Cf3 Cf6 3. Cxe5 d6 4. Cf3 Cxe4 5. d4 d5 6. Ad3 Ad6 7. c4 Ab4+ 8. Rf1 [8. Cbd2 0–0 9. 0–0 Axd2 10. Axd2 Ag4 11. Ae3 Cc6 12. h3 Ah5 13. Tc1 Te8 14. a3 dxc4 15. Axc4 Df6 16. Ae2 h6 17. Db3 Tab8 18. Tfe1 Cd6 19. g4 Ag6 20. d5 Ce5 21. Cxe5 Dxe5 22. Txc7 Ce4 Short,N (2683)-Adams,M (2715)/Wijk aan Zee 2000/0–1 (67)] 8…0–0 9. cxd5 [9. Db3 es la mejor oportunidad que tiene el Blanco 9…a5 10.cxd5±] 9…Dxd5 10. Dc2 Te8 11. Cc3 Cxc3 12. bxc3 [12.Axh7+? es una salva debido a 12…Rh8 13.bxc3 Dxf3 14.cxb4 g6–+] 12…Dxf3
13.cxb4 [13. gxf3?? recibe mate en 3 13…Ah3+ 14. Rg1 Te1+ 15. Af1 Txf1#; y 13. Axh7+? es como si nada porque 13…Rh8 14. cxb4 g6–+] 13…Cc6 14. Ab2?? [14. Ad2!? Cxd4 15. Axh7+ (15. gxf3 conduce a la muerte en 2 15…Ah3+ 16. Rg1 Cxf3#) 15…Rh8 16. Dd3 (16. gxf3 tiene un grave inconveniente en 2 16…Ah3+ 17. Rg1 Cxf3#)] 14…Cxb4 [14…Ah3 y el resultado es claro: el negro ganará: 15. Tg1 Cxb4–+] 15. Axh7+ [15. gxf3? parece muy interesante, pero 15…Ah3+ 16. Rg1 Cxc2 17. Axc2 Te2–+] 15…Rh8 16. gxf3 Ah3+
17. Rg1 Cxc2 18. Axc2 Te2 19. Tc1?? acorta el sufrimiento del blanco [19. Ad3 Txb2 20. Af1–+] 19…Tae8 20. Ac3 [20. Ae4 no es la jugada salvadora por 20…f5 21. Ac3 fxe4 22. f4 Tf8 23. Tb1 Txf4 24. f3 Txf3 25. Txb7 Tf1#] 20…T8e3!!
21. Ab4 [21. fxe3 Tg2+; 21.– Txc3] 21…Txf3 22. Ad1 [22. Af5 no salva el día a causa de 22…Txf5 23. Ad6 Texf2 24. Af4 T5xf4 25. Txc7 Tg2#] 22…Tf6
Después de esto seguiría 23. Tc6 Txc6 24. Ac2 Texc2 25. Ad2 Txd2 26. a3 Tg6#
0–1
LA FRASE: “Un mal plan es mejor que no tener ningún plan”. Frank J. Marshall.