Las agencias de inteligencia estadounidenses detectaron un posible complot para tomar de nuevo por asalto el Capitolio en Washington, informó el miércoles el cuerpo policial a cargo de proteger la sede legislativa.
La nueva amenaza fue revelada casi dos meses después de que miles de fanáticos del entonces presidente Donald Trump asaltaron el palacio legislativo en momentos en que los congresistas se disponían a ratificar la victoria electoral del demócrata Joe Biden. Hasta ahora, unas 300 personas han sido acusadas de participar en esa revuelta. Cinco personas, incluso un agente de la Policía del Capitolio, fallecieron.
El aviso, en un comunicado de la Policía del Capitolio, surgió al mismo tiempo en que el director interino de ese cuerpo de seguridad estaba testificando ante una subcomisión legislativa.
La Policía del Capitolio “está enterada y preparada ante cualquier amenaza potencial contra miembros del Congreso o contra el complejo del Capitolio”, dice el comunicado. “Hemos obtenido información de un posible complot por parte de una milicia identificada para asaltar el Capitolio el jueves 4 de marzo”.
El comunicado marca un agudo contraste con un aviso previo enviado a congresistas hace pocos días por el encargado de orden legislativo, según el cual la Policía del Capitolio “no tiene indicio alguno de que grupos estén planeando ir a Washington D.C. a protestas o cometer actos de violencia”.
La Policía del Capitolio dice que ha reforzado la seguridad en el perímetro del recinto, erigiendo barreras coronadas con alambre de cuchillas y manteniendo la presencia de efectivos de la Guardia Nacional. El comunicado aseguró que la guardia legislativa “se está tomando en serio la amenaza” pero no dio más detalles.
La amenaza parece estar vinculada con una campaña fantasiosa de grupos de extrema derecha, particularmente de seguidores del QAnon, de que Trump ascenderá de nuevo a la presidencia el 4 de marzo, la fecha en la que Estados Unidos solía celebrar su transición presidencial hasta 1933, cuando fue cambiada al 20 de enero.
Miles de cuentas de redes sociales que fomentaban la revuelta del 6 de enero han sido suspendidas por las compañías Facebook y Twitter, lo que le dificulta a esos grupos extremistas organizar otra toma del Capitolio.