Dagoberto Planas acababa de grabar una serie de clásicos de la música cubana en Santiago de Cuba. Lo acompañaban ilustres músicos santiagueros, seleccionados por el productor Alden González y la orquesta Azabache.
El resultado era, de alguna forma, esperado. Dagoberto volvió a demostrar su talento, sus impresionantes cualidades vocales y la afinación que definió su carrera como cantante. Los músicos estaban reunidos para participar en un proyecto promovido por el influyente productor estadounidense K.C. Porter, ganador de varios premios Grammy, que ha trabajado también con bandas del calibre de Bon Jovi, Janet Jackson, Brian McKnight, Toni Braxton, y Scorpions.
Alden González, el experto productor que integró durante varios años las filas del Septeto Santiaguero, tuvo un importante peso en ese proyecto. Reunió a artistas que, por su calidad, consideraba que no podían faltar.
El primer nombre que le vino a la cabeza fue el de Dagoberto Planas. Razones no le faltaban. El cantante santiaguero marcó la época dorada de los Karachi, tuvo un enorme empuje dentro de la escena santiaguera y la música popular cubana, fue un ícono de los años 80 entre los jóvenes de la época, por su popularidad y atendibles cualidades vocales, y mantuvo sobre sus espaldas, durante los últimos 10 años, el mayor peso de Karachi, una de las agrupaciones de mayor calado a nivel nacional surgidas en Santiago de Cuba.
“El trabajo que hicimos recientemente fue para K.C. Porter, con temas inéditos de la música cubana. Nos dimos el lujo, el grupo Azabache y yo, de contar con cantantes de la zona que consideramos portentos. Nos dimos el gustazo de trabajar con Dagoberto, que, como siempre, mostró una profesionalidad y humildad increíbles”, recuerda Alden a OnCuba.
La conversación la tuvimos pocos días después del fallecimiento de Dagoberto a los 65 años, lo que ha significado no solo una gran pérdida para la música en Santiago de Cuba, sino para la escena cubana en general. Su carrera es digna de considerarse entre las más notables de la música popular cubana en las últimas décadas, porque se convirtió en la figura central de Karachi y mantuvo la tradición a escala nacional de esta importante agrupación santiaguera.
Para mayores méritos compuso temas que vencieron la dura prueba del tiempo y perviven en ese eterno hervidero de cultura popular que es Santiago de Cuba, aunque no se reconozcan en toda su dimensión en la Isla.
Alden no se ha repuesto del todo de la noticia del fallecimiento de su colega y amigo Dagoberto. Repasa anécdotas de su vida, de su obra y de sus cualidades como músico. Dagoberto tiene un peso importante en sus experiencias como productor y en los vínculos emocionales que fue creando durante su carrera.
Los Karachi, en los años 80, vivieron un esplendor importante en la música cubana. “Pablo Moya, entonces director del grupo, es quien lleva a Dagoberto para Karachi”, dice Alden. Dagoberto provenía de Jaleo, creado en los años 80. El cantante ya pasaba revista a una considerable cantidad de seguidores durante la época y era un símbolo para la música santiaguera.
“El grupo tenía muy buenos músicos y la gente los seguía por su calidad. Manejaban el son de otra forma. Dagoberto era el cantante de ese grupo. Los que seguimos la música de esta zona siempre lo hemos tenido en un pedestal por su calidad técnica como cantante”.
Durante su etapa con Jaleo, Dagoberto alcanzó un alto nivel de popularidad con temas como “Ay Papacito”, de Joaquín Mendes Comiches, que antes había alcanzado el éxito en las voces de Son 14. El músico Pablo Moya fue quien llevó a Karachi a los primeros peldaños de la música popular cubana. Ya con su ingreso a Karachi, Dagoberto hizo equipo con los cantantes José Lussón y Rafael Mustelier.
“Cada cantante tenía su especificidad. Dagoberto era el que cantaba lindo, Lussón tenía mucha comunicación con el público y Rafael, el sonero por excelencia. Cuando sale Lussón se mantienen cantando Rafael y Dagoberto durante mucho tiempo. Hace aproximadamente 10 años Rafael se queda en México a vivir y Dagoberto se convierte en el líder exclusivo de Karachi. Era la voz líder del grupo desde hace 14 años y un compositor muy importante”.
Dagoberto compuso temas que no podían faltar en los conciertos del grupo como “La negra tiene su cuchum” , “El amor es un cachumbambé” o “Cuarenta grados”, canciones que marcaron un alto impacto entre los bailadores y los seguidores de la orquesta en Santiago de Cuba. “Ese impacto siempre se reflejaba en Occidente”, destaca Alden. “Yo fui testigo en una ocasión, cuando viajé con Karachi en el año 96 a La Habana, del respeto que el público y los músicos mostraron hacia Karachi y hacia Dagoberto”.
Hay una anécdota que evidencia el profundo respeto y admiración que despertaba el cantante santiaguero entre grandes músicos de Cuba. Alden la recuerda: “Cuando Oscar Valdés se va de Irakere, Chucho Valdés hizo una especie de llamado para que alguien le avisara a Dagoberto que el cantante de Irakere debía ser él. Chucho estaba haciendo cambios en el grupo y quería localizarlo para que cantara en Irakere. A lo mejor no le quisieron dar el recado a Dagoberto en los Karachi. Pero él se enteró y trató de llegar a Chucho, aunque parece que a él no le llegó el mensaje del interés de Dagoberto en aceptar su propuesta”.
Entre sus rasgos distintivos como cantante, Dagoberto resaltaba por sus cualidades vocales impresionantes y su gran afinación. Al respecto, Alden también destaca “su timbre muy personal y su técnica muy depurada”.
“Su rol era muy importante porque era el cantante melódico. Tenía la particularidad de ser un gran compositor y cantaba muchos temas con fuerza. Tenía mucho swing para versionar. Hacía una impresionante interpretación de ‘Vida Loca’, de Pancho Céspedes, entre muchos más. En esta última etapa cargó con casi todo el peso de la agrupación y defendía todos los temas con la misma entrega”.
Karachi fue fundada en 1976 en Santiago de Cuba por Pablo Moya, quien reside actualmente en la ciudad de Nueva York. Bajo su dirección, la formación se ubicó entre las agrupaciones santiagueras de mayor rango en la música popular bailable. Luego de que Moya dejara la dirección de la orquesta, su puesto fue ocupado por el saxofonista Porfirio Mariol Sagarra, y actualmente su líder es Fernando Álvarez Caula.
La agrupación se ha movido en diferentes géneros de la música cubana y ha interpretado temas como “Quisiera volver a nacer en Santiago de Cuba”, “Caminito del Guaimaral”, “Quiero saber de mis hijos”, “Señores, bailen Butterfly”, “A pesar de la distancia” y “El ciclón te cogió”.
A pesar de su extensa carrera, su mantenido éxito y la resonancia de sus giras internacionales, en las que han compartido cartel con músicos como Oscar de León, Rey Ruiz, El Grupo Niche, La Orquesta Guayacán y Celia Cruz, Karachi no cuenta con una promoción sostenida en los medios de comunicación de la Isla.
Alden cree que esa escasa exposición mediática responde al desordenado funcionamiento de los medios en la Isla y al “fatalismo geográfico”: “Hay mucha segmentación entre lo que se hace en La Habana y en el resto de las provincias. Los Karachi recientemente pegaron otro de sus temas y sin embargo eso no tuvo ningún reflejo a nivel de medios de difusión. Ahora mismo tenemos serios problemas en el equilibrio entre la música popular bailable”, dice.
El productor recuerda, no obstante, los años de gloria de la orquesta: “Considero que en los 80 fueron muy conocidos en Cuba, tuvieron mucho impacto nacional pero luego pasaron mucho tiempo trabajando y viviendo en México, cerca de ocho años. Eso los separó bastante del impacto popular pero a su regreso hicieron todo lo posible por reincorporarse a la dinámica y padecieron las limitaciones de difusión por vivir fuera de La Habana. El fatalismo geográfico afecta mucho a la música en Cuba. Tenemos una industria musical entre comillas. Ahora mismo el changüí de Guantánamo estuvo nominado al Grammy Latino y prácticamente no se ha habla de eso. El sistema de promoción está un poquito disparatado. Y no debería suceder así con ninguna agrupación de calidad ni con una orquesta emblemática como Karachi que, entre otros, ha dado grandes nombres de la música cubana, como el propio Dagoberto”.
En paz descanse.
Grande tambien Yotuel, Descemer Bueno, Gente de Zona, Maykel Osorbo y El Yonki con tema su Patria y Vida.
Grande ademas Willy Chirino y Alexis Valdes con su tema Yo soy Cubano.