El “Bienestar Animal” se propone satisfacer plenamente las necesidades físicas y psicológicas de un animal, de acuerdo con su especie y raza. Es importante que los propietarios sepan cómo satisfacer esas necesidades de la mejor manera, ya que nuestros animales son seres vivos capaces de amar y sentir dolor, y nos han acompañado a lo largo de nuestra historia. Por estas razones, compartimos con ellos los mismos derechos naturales.
No obstante, y tal vez por pertenecer a la cumbre de la cadena evolutiva, hemos abusado un poco de la buena voluntad de nuestras mascotas. Gran parte de la población de animales de compañía en Cuba es condenada a diversas formas de maltrato, como la cruda vida callejera; fenómeno que crece a lo largo del tiempo, y ha llegado a convertirse actualmente en uno de los problemas más significativos de nuestros tiempos, cuya necesidad apremiante de resolución toca ya —afortunadamente— la consciencia de muchos.
Tras derrocar la ignorancia, la solución para esta problemática se divide en partes, pues no hablamos de una situación actual sino de un cáncer cultural de décadas.
La noción de tenencia responsable de mascotas, que se basa en el cumplimiento pleno de las necesidades básicas de los animales, puede consistir en adoptar, brindar acogida temporal, o apadrinar en una propiedad a varios “callejeros”, como sucede con los refugios. Ocurre que, si difícil es brindar un buen cuidado a un único animal, resulta de un alto grado de responsabilidad y compromiso encargarse de un número mayor.
Los animales abandonados deben ser encaminados a lugares que puedan cubrir sus necesidades y reubicar su destino en el seno un hogar digno, pues la vida ambulante es triste y denigrante y ningún ser vivo debería ser expuesto a tal maltrato.
Construir y administrar un refugio para animales desamparados consta como un compromiso casi irreversible dentro de las políticas que engloba el “Bienestar Animal”. Para albergar un número amplio de animales y garantizarles comodidad se requiere esfuerzo y, sobre todo, ingresos financieros estables que permitan realizar un buen trabajo.
Aunque no resuelve la situación del todo — de hecho construir refugios para animales callejeros no es una solución, pues siempre habrán animales abandonados que terminarán en las calles o en los mismos refugios, llevando al máximo el cupo de los mismos y trayendo problemas que convierten a los albergues en campos de hacinamiento—, puede aliviar la causa y facilitar las soluciones al intentar controlar la situación de los “callejeros”, siempre que se cumplan debidamente las medidas, para que los refugios ejerzan su papel correctamente.
La verdadera solución para los animales callejeros está en el enriquecimiento cultural de las sociedades mediante campañas a favor del bienestar animal y el respeto por el ecosistema y el medio ambiente. Inculcar la tenencia responsable mediante campañas de esterilización, adopción, vacunación, desparasitación, entre otras, erradicaría la situación de los callejeros y aliviaría la necesidad de crear refugios al punto de extinguir esa idea.
Insistimos en que la labor de construir albergues para animales es un paso inicial que ofrece estabilidad para procesar soluciones. Se trata de un trabajo ordenado y repensado, de buena fe y sacrificio. No debe tomarse a la ligera, ni como una cuestión moral de brindar ayuda, pues el remedio puede resultar peor que la enfermedad.
Es importante conocer las necesidades básicas de los animales, las cuales pueden agruparse en cinco:
- Necesidades fisiológicas: agua, comida, aire, humedad y luz apropiados, etc.
- Necesidades psicológicas: estimulación y actividad para evitar el aburrimiento.
- Necesidades sociales: preferencia a vivir solos, en pareja o en grupo.
- Necesidades ambientales: hogar apropiado, espacio y territorio.
- Necesidades de comportamiento: vida en manada, hibernación, etc.
Un concepto desarrollado inicialmente por el Consejo de Bienestar para los Animales de Granja (Farm Animal Welfare Council, en inglés), ha sido usado para formar la base para la evaluación del bienestar animal en situación de confinamiento. El concepto señala cinco libertades esenciales para un buen cuidado de los animales de compañía con referencia a los refugios u hogares de acogida:
- Libertad del hambre y la sed: Consiste en el acceso regular a agua fresca, y a una dieta apropiada nutricionalmente y balanceada que mantenga a los animales sanos y fuertes. El acceso a la comida y al agua no debe estar interrumpido por la distribución de los cercados o encierros. Deben existir medidas para evitar la contaminación por desechos orgánicos y el acceso debe facilitarse en horarios adecuados.
- Libertad de incomodidad: Provisión de un ambiente apropiado para la estabilidad térmica y guarnición de los animales ante las inclemencias del tiempo. Las casetas o encierros deben ser confortables y los animales deben tener acceso a un área donde puedan ejercitarse, socializar o descansar.
- Libertad del dolor, lesión y enfermedad: Engloba medidas preventivas viables para reducir la incidencia de accidentes, grupos sociales estables y métodos para preservar la salud: buen cuidado veterinario preventivo y planes de salud como vacunación, desparasitación, esterilización y zonas de cuarentena para animales recién ingresados. Diagnóstico rápido y tratamiento de heridas. Acceso a un veterinario competente. Empleados capacitados y suficientes para las observaciones y el cuidado de los animales. Métodos humanitarios de eutanasia en el caso que lo amerite, ejecutados siempre por un profesional cualificado.
- Libertad para expresar el comportamiento normal: Suministrar suficiente espacio y adecuar a los animales para permitirles un comportamiento normal. Las dimensiones mínimas de los encierros o habitáculos deben permitir a los animales ejecutar todo el rango normal de movimientos. El espacio debe ser suficiente y adecuado para el ejercicio de modo que pueda ser utilizado en intervalos regulares, provisionando instalaciones adecuadas para la comodidad y el enriquecimiento ambiental. Los animales deben tener oportunidad de socializar entre ellos, o con los de su misma especie, así como con sus cuidadores.
- Libertad del miedo y la angustia: Asegurar las condiciones que eviten el sufrimiento mental, manejo apropiado y métodos de control establecidos por los propietarios y empleados. Los animales deben ser albergados por grupos sociales estables según las características de cada individuo.
Considerando que en Cuba no contamos con refugios para animales, ante la sobrepoblación callejera muchas personas de buena voluntad acogen en sus propiedades a los gatos y perros que pueden. Estos refugios improvisados van desde los patios de casas habitables, hasta apartamentos, terrazas o azoteas. No obstante, en ocasiones las personas no poseen las condiciones para el cuidado de muchos animales, no conocen un límite adecuado de albergados ni cuentan con buena financiación. Son apenas personas con la necesidad humana de brindar amparo a los animales que puedan. Pero, cuando se trata de bienestar animal, no basta con la buena voluntad.
Problemas sociales, insalubridad, hacinamiento, mal cuidado de casos especiales, escasez de providencias y sobrecarga de trabajo son algunos de los desafíos a los que un protector puede enfrentarse ante el mal manejo de su hogar de acogida. Al ser tantos los requisitos para garantizar un refugio adecuado a los animales, podemos afirmar que muchos de los voluntarios que los acogen no tienen las herramientas ni las condiciones para la tarea. Otros comienzan por apiadarse de uno o dos gatos y acaban con las plazas llenas. Si se trata de una vivienda común, deben tenerse en cuenta los siguientes elementos:
- Premeditar el cupo máximo de miembros que serán amparados. Esta es la principal problemática pues resulta muy difícil poner un alto a la acogida deliberada de animales cuando ya se ha alcanzado el límite sin haber impuesto uno desde un principio. Para evitar este desastre tan común se debe tener en cuenta la capacidad para cubrir gastos monetarios como la comida, productos de limpieza, medicamentos e insumos veterinarios. La economía es una de las ramas más afectadas en esta tarea y se debe llevar un control de la misma; o sea, las ayudas que como cuidadores y protectores se puedan recibir no bastan, sobre todo si las cuotas son esporádicas. Debido a esto, puede que muchos voluntarios captados se desanimen, pasen el momento y regresen a sus vidas, desentendiéndose por completo de las donaciones. Por tanto, se debe contar con la permanencia de una cuota específica de animales que garantice la estabilidad de la manada.
- Las necesidades básicas de espacio y convivencia deben ser cubiertas, pues no siempre se cuenta con un patio o jardín, habitáculos especiales para cada miembro albergado, o un espacio de cuarentena debidamente aislado. Esta es otra de las claves que brindan salubridad y armonía tanto para la o las personas protectoras como para los miembros animales.
- La disposición a la observación y manejo de los animales, así como la atención diferenciada a los más necesitados sin descuidar a los demás. Aquí se torna indispensable la ayuda (tanto voluntaria como asalariada) de personas solidarizadas con la causa.
- La dependencia de asistencia veterinaria en un hogar de acogida es alta, pues muchos de los animales recogidos son los más afectados físicamente por el abandono, y la gran mayoría presenta la necesidad urgente de asistencia médica. Cuidar la sobrepoblación por los nacimientos no deseados mediante la esterilización también es una labor importante para fortificar el bienestar del grupo. A los refugiados cuyo padecer les traiga cada vez más dolor y sufrimiento, y deban ser eutanasiados, debe tratarlos únicamente un profesional cualificado y comprometido. El veterinario, en conjunto con los propietarios, debe llevar un programa de vacunación y desparasitación, y un seguimiento clínico fluido a todos los miembros del albergue.
A pesar de ciertas condiciones económicas y sociales, nuestra comunidad hace todo lo que está al alcance para proporcionar una mejor calidad de vida a nuestros callejeros, tocando muchas veces los límites e incluso rebasándolos alarmantemente. Si bien para la situación de abandono y maltrato animal en nuestro país se necesitan cientos de esfuerzos y manos, los refugios constan como una alternativa que debe sanarse, pues extraer animales de la calle para pasar las mismas incomodidades en sitios descontrolados no es la idea. Ayudar a esas vidas animales a través del trabajo duro y la concientización del pueblo mientras que hogares de acogida, bien ordenados y lúcidos, alivian las calles, es la alternativa.
Estoy muy de acuerdo con todo lo q se hace en cuanto a la proteccion de animales. Quisiera cooperar con algo. Como me puedo ponerme en contacto con uds.?
Como se pueden recoger a un perrito abandonado y desnutridos?
Hay 6 gaticos pequeños en casa de tres ancianos que se pueden caer y no pueden cuidarlos. Son blancos y negro y pueden ovacionar accidentes a los ancianos. Calle 78 # 4514 % 43 y 45 marianao. Telf 72605739. Ayuda por favor.