Los Juegos de la XXXII Olimpiada ya son historia. En Tokio, la capital mundial del deporte durante las últimas semanas, se ha apagado la llama estival luego de una lid que será recordada eternamente por las tribunas desiertas, las estrictas medidas de seguridad, las miles de personas con mascarillas –incluso en competencia–, y por el esfuerzo sobrehumano de los atletas que no renunciaron al sueño de luchar en el escenario más exigente.
Hace poco más de un año, era descabellado pensar en unos Juegos de esta magnitud, pero los japoneses han dado muestras de su exquisita capacidad organizativa y han desarrollado plenamente el programa olímpico en medio de uno de los peores momentos de la pandemia. Quizás todavía no seamos conscientes de lo que esto significa para la humanidad, pero el tiempo nos ayudará a apreciar el esfuerzo realizado en la Tierra del Sol Naciente.
Han sido dos semanas de puro vértigo, de insomnio para el hemisferio occidental, donde se ha dormido poco con tal de vivir todas las emociones desde nuestras tribunas virtuales. Sentados en sofá, tumbados en la cama, saltando por los salones, “dopados” con cafeína, hemos sido testigos de grandes marcas, de récords, de decepciones, de historias de superación, de máxima competitividad y también de máxima confraternidad.
En Cuba, hemos vivido los Juegos como en los viejos tiempos, sacando pecho cada vez que caía una medalla. Por fortuna, la delegación antillana más pequeña en medio siglo ha logrado navegar en la élite, sin complejos, codeándose con varias de las potencias del contexto olímpico, y superándose a sí misma en lo que a cosecha de preseas se refiere.
Cuando muchos imaginaban que Tokio solo serviría para certificar la caída libre del movimiento deportivo cubano, la comitiva ha dado la cara gracias a un altísimo nivel de eficiencia en las pruebas con opciones reales de podio, sin olvidar a los “eléctricos” que nos sorprendieron.
Pero nada sería igual para la Isla sin el bastión del boxeo, deporte que ha ganado prácticamente la mitad de los títulos cubanos en la historia olímpica. Su cartel de “Buque insignia” lo tiene más que merecido, y ya no solo por la cantidad de preseas ganadas, sino por el momento en que se han logrado.
Con sus finales reservadas siempre para las fechas conclusivas de estas lides, el boxeo ha competido una y otra vez por el todo o nada, cargando con la responsabilidad de catapultar a la delegación cuando ya no hay más opciones de medallas. Sin ir muy lejos, en Tokio ha conquistado cuatro coronas (Roniel Iglesias, Arlen López, Julio César La Cruz y Andy Cruz) y cinco preseas que, si las quitáramos del conteo general, Cuba descendería del puesto 14 al 26.
Esta no es una tendencia nueva. Desde que el boxeo aportó sus primeros metales dorados en Múnich 1972, Cuba ha recibido siempre un impulso determinante de sus pugilistas, tal cual demuestra esta secuencia:
* El 9 de septiembre de 1972, a dos días del final de los Juegos de Múnich, Cuba estaba en el puesto 36 del medallero. Al día siguiente, tres boxeadores ganaron oro y la Isla subió al puesto 14 del medallero.
* El 31 de julio de 1976, a 24 horas del final de los Juegos de Montreal, Cuba estaba en el puesto 13 del medallero. Al día siguiente, tres boxeadores ganaron oro y la Isla subió al octavo lugar del medallero.
* El 1ro de agosto de 1980, a dos días del final de los Juegos de Moscú, Cuba estaba en el puesto 11 del medallero. Al día siguiente, seis boxeadores ganaron oros y la Isla subió hasta el cuarto lugar del medallero.
* El 6 de agosto de 1992, a tres días del final de los Juegos de Barcelona, Cuba estaba en el 9no puesto del medallero. En las dos jornadas siguientes, siete boxeadores ganaron oro y la Isla subió hasta el quinto puesto del medallero.
* El 2 de agosto de 1996, a dos días del final de los Juegos de Atlanta, Cuba estaba en el puesto 11 del medallero. En los dos días siguientes, cuatro boxeadores ganaron oro y la Isla subió al octavo puesto del medallero (ayudado también por el título del voleibol femenino)
* El 29 de septiembre del 2000, a dos días del final de los Juegos de Sydney, Cuba estaba en el puesto 12 del medallero. Al día siguiente, cuatro boxeadores ganaron oro y la Isla subió al octavo lugar del medallero (ayudado de nuevo por el título del voleibol femenino)
* El 27 de agosto del 2004, a dos días del final de los Juegos de Atenas, Cuba estaba en el puesto 19 del medallero. En los dos días siguientes, cinco boxeadores ganaron oro y la Isla subió al puesto 11 del medallero (ayudado también por el título del luchador Yandro Quintana).
* El 10 de agosto del 2012, a dos días del final de los Juegos de Londres, Cuba estaba en el puesto 18 del medallero. En los dos días siguientes, dos boxeadores ganaron oro y la Isla subió al puesto 16 del medallero.
El 17 de agosto del 2016, a cuatro días del final de los Juegos de Río, Cuba estaba en el puesto 22 del medallero. En las siguientes fechas, dos boxeadores ganaron oro y la Isla subió al puesto 18 del medallero.
* El 2 de agosto del 2021, a seis días del final de los Juegos de Tokio, Cuba estaba en el puesto 19 del medallero. En las siguientes fechas, cuatro boxeadores ganaron oro y la Isla subió hasta el puesto 14 del medallero.
Como vemos, solo hay un bache en la cita de Beijing 2008, cuando cuatro boxeadores perdieron en la discusión del oro e igual cantidad sucumbió en semifinales. Aunque terminaron con ocho medallas de manera global, la ausencia de un título fue letal para Cuba, ubicada en el puesto 19.
Justamente, ese “tropiezo” fue un llamado de atención que dio paso definitivo a una nueva dirección del equipo nacional. Rolando Acebal asumió las riendas de la escuadra del patio en el 2009, con la misión de reflotar una nave dañada profundamente por la salida de efectivos que decidieron continuar sus carreras en el profesionalismo.
En esa lista entraban Guillermo Rigondeaux, Yuriorkis Gamboa, Odlanier Solís, Yordenis Ugás o Yan Barthelemy, por solo mencionar algunos nombres de medallistas olímpicos que después pelearon en circuitos profesionales. Varios de ellos hoy se mantienen activos, y de seguro fueran miembros destacados del conjunto nacional.
Afrontar la realidad de estas y otras ausencias, así como trabajar por recuperar la solidez de la armada del patio, se convirtió en objetivo esencial de Rolando Acebal, quien ha logrado aumentar la competitividad y reunir a un equipo de garantías. Bajo su tutela, por ejemplo, han explotado Julio César La Cruz, Arlen López, Lázaro Álvarez, Robeisy Ramírez, Johanys Argilagos, Yosbany Veitía, Erislandy Savón o Andy Cruz, la mayoría de ellos con la doble condición de medallistas mundiales y olímpicos.
De la mano de Acebal hemos llegado a Tokio, con una escuadra balanceada y de notable experiencia internacional. Este último atributo ha sido clave para que hombres como La Cruz, Arlen o Roniel consiguieran el bicampeonato olímpico (ya son 11 los pugilistas de la Isla que presumen de esta condición), o para lograr cinco medallas de siete posibilidades, incluyendo el debut dorado de Andy Cruz, el boxeador cubano número 28 con un título bajo los cinco aros.
El matancero confirmó su cartel de mejor exponente de la armada caribeña a sus 25 años, y salió airoso solo unas horas antes de que se apagara la llama de los Juegos. Tenía presión sobre sus hombros, sabía que era la última carta de la baraja para Cuba, pero sacó el extra y consiguió el triunfo sobre la bocina.
Poco después, escaló a la cima del podio, se colgó el brillante metal dorado, cantó el himno, vio subir la bandera hasta lo más alto y partió rumbo al aeropuerto para regresar a su país, ya con la certeza de que Cuba había escalado posiciones en el medallero de los Juegos. Quizás a otro le hubiera costado atravesar este carrusel de emociones, pero para un boxeador del “Buque insignia” es solo otro día en la oficina.
Felicito a estos nuevos campeones olímpicos que han demostrado lo que pueden los cubanos de la Isla aun en medio de crisis y problemas económicos sin nombre. Un buen bofetón al bloqueo y a los que abogan por él.