Este lunes 15 de noviembre había anunciada en Cuba una marcha opositora que hasta el momento de la redacción de esta nota no había ocurrido. A pesar de reportes de prensa que afirman lo contrario, según ha podido constatar OnCuba las calles de La Habana han estado tranquilas y en aparente normalidad, en un día en que la Isla reabrió sus fronteras a gran escala y la enseñanza primaria reinició sus clases presenciales gracias a la mejoría epidemiológica y el avance de la vacunación anticovid.
En el día de hoy varios activistas y organizadores de la marcha han denunciado públicamente a través de las redes ser blanco desde horas muy tempranas de la mañana de “actos de repudio” con el objetivo de impedir que salgan de su vivienda. Se trata de un método empleado desde el triunfo de la Revolución cubana por simpatizantes del proceso, fundamentalmente en momentos de agudas crisis en la Isla, y que tuvo su clímax durante los días del éxodo del Mariel.
Desde hace muchos años los actos de repudio han sido criticados no solo por disidentes y opositores al gobierno de la Isla, sino también por personas de diverso signo e, incluso, por simpatizantes de las autoridades cubanas y el sistema socialista. Desde las mismas redes sociales en las que hoy se han publicado denuncias y videos de estos actos, cubanas y cubanos de dentro y fuera de la Isla han vuelto a manifestar su rechazo a esta manera de proceder frente a quienes piensan diferente y tienen una posición política contraria al gobierno.
Por ejemplo, la investigadora musical Rosa Marquetti escribió en Facebook: “Vergüenza debería darles a los que ordenan armar los actos de repudio. Vergüenza de compatriotas que se dejan arrastrar y participan en el linchamiento de sus iguales. Es que no se dan cuenta lo que nos están costando las décadas de odio que hemos vivido? Familias truncas, hermanos, padres, hijos separados. Una nación rota y dispersa por el mundo. Es acaso un país de odio el que queremos dejarle a nuestros hijos y nietos?”
Mientras, la profesora y periodista Milena Recio afirmó que “cada grito, cada insulto, cada amenaza, toda esa violencia frente a las casas de las personas es una herida de odio que jamás sana ni en los que la perpetran, ni en quienes la sufren, ni en quienes vemos los videos. No pueden hablar de paz y luego hacer esto; no pueden hablar de revolución y tratar de vejar a las personas.”
Por su parte, la académica y activista por los derechos de las mujeres, Ailynn Torres Santana, comentó, citando un post anterior, que “no es que los ‘actos de repudio’ inciten a la violencia: es que la afirman. Alimentan climas de intolerancia. Los ‘actos de repudio’ no buscan justicia alguna: producen injusticia”.
Y añadió más adelante: “Hay quienes leen los ‘actos de repudio’ como una política afirmativa de algo: de apoyo al sistema político, a liderazgos, a la Revolución. Pero son todo lo contrario. Los ‘actos de repudio’ son el inverso de su titular. (…) Los ‘actos de repudio’ son la política roída que drena y seca la política justa, democrática.”
El periodista Michel Hernández, parte de la redacción de OnCuba, apuntaba que “las personas convocadas por organizaciones han sido parte de otra escena de la vergüenza, han alimentado otra página más de odio y han abierto otro agujero en las grietas de un país que reclama inclusión, que pide a gritos, eso sí, un sitio para todos las personas piensen como piensen”. En su opinión, “nadie para defender una causa revolucionaria puede censurar al otro, impedirle que se manifieste y que diga lo que piense públicamente por duro que sea. Esa censura es lo más contrarrevolucionario sobre la tierra”.
El también periodista, fotógrafo y columnista de OnCuba, Kaloian Santos Cabrera, reflexionaba desde Argentina: “los actos de repudio en Cuba son tan criminales como el bloqueo. Hacerse el chivo o chiva con tonteras sobre esos repudiables hechos mientras se sale hablar en nombre de la Paz y la defensa de la Revolución es de una hipocresía, vergüenza y contrarrevolución de la que no se vuelve (…) Más que bronca me da mucha pero mucha tristeza porque está nefasta película ya la vimos hace décadas y aún las heridas no sanan”.
Finalmente–no por ser el último de los post publicados este lunes sobre el tema– finalizamos con la declaración de María Santucho, quien ha vivido en Cuba exiliada de la dictadura argentina durante muchos años, productora y promotora cultural, con una larga labor por la cultura cubana desde el Centro Pablo de la Torriente Brau. María, a la vez que denunciaba el Bloqueo a Cuba, decía NO a los actos de repudio, y en un comentario aclaraba parafraseando al cantautor cubano Santiago Feliú “No vaya a ser que algún comemierda me acuse de contrarrevolucionaria“.
Gracias , Cuba hasta la victoria siempre que viva Fidel
Son blancas, Huyyyyy que miedo.
Destruyo una rosa blanca
En Julio como en Noviembre
Mi gobierno no las quiere
Me necesita sin rosas
Sin preguntas, sin comida
Sin reclamos, sin derechos
Sin rosas y con esfuerzo
En rojo, sin libertad.
Mudo me quiere
Sordo me necesita
Ciego me prefiere
Sin guayabera pero sin rosas blancas
Me quiere con rosas rojas??
Es sencillo, no me quiere.
Pienso que no es tan simple. Idealmente, no deberían existir los actos de repudio, ni el Macartismo, ni el Destino Manifiesto, ni la Inquisición, ni los siglos de esclavitud y colonialismo. La violencia viene de mucho más atrás. Estamos en una guerra asimétrica, híbrida donde los estándares y las convenciones internacionales se han roto. Estados Unidos tiene que quitar el bloqueo y los opositores repudiarlo sin ambigüedad. Sobre esa base, la protesta social será legítima.
Los Actos de Repudio son una muestra fehaciente de la actual sociedad cubana: Hipocresia, Doble Moral y muchisisima Mala Educacion. Tambien impunidad y abuso de poder. Alli no solo se concentran trabajadores que acuden inmoralmente obligados por sus centros de trabajo, tambien acuden dirigentes, militares y oficiales del MININT, de cerca observamos que cada dia son menos, la verdad avanza a pasos lentos, la realidad se impone. #ElSabadoSeCae
Muy preocupante, extremadamente preocupante para los comuñangas, nunca vi al pueblo en las calles apoyando la revolucion, nadie apoya ese fracaso perpetuo, nadie apoya ese bodrio, el pueblo estaba en sus casas atemorizado y miedoso. El pueblo estaba en sus casas -como siempre- sin agua, sin alimento, a veces sin luz, sin esperanza y colmado de necesidades y carencias. La chusma se adueño de las calles con sus gritos, algarabias y patrioticas consignas. Ayer la falta de respeto, la violacion de derecho y la mala educacion se vistio de rojo y azul y con ritos musicales y bandera en mano mostraron su miedo al color blanco, La blancofobia los tiene loco.
No estoy de acuerdo con la aplicación de métodos de coacción violenta contra un soldado enemigo cuando ya es prisionero, está maniatado e indefenso. Es un acto cobarde y bochornoso desde el punto de vista de la ética militar.
Tampoco veo ético que se organice un acto de repudio público frente a la casa de un disidente político. Me causa desagrado ver ese tipo manifestación porque -entre otras cosas- estimula la histeria colectiva, el abuso del poder y la injusticia social. También se presta para el ejercicio de la doble moral y la simulación política de los que dicen ser lo que no son.
Esas manifestaciones políticas están relacionadas con la irracionalidad. Se organizan para repudiar y odiar al enemigo. Afloran los prejuicios sociales y cognitivos que sentimos hacia él. Terminamos cosificándolo y sintiendo indiferencia hacia su dimensión humana. Ello no nos convierte en mejores personas.
Los que han seguido mis comentarios saben qué pienso sobre la orientación política de Yunior. Desprecio su alineamiento político a la hostilidad e injerencia de los EE. UU. Sin embargo, no sosifico a Yunior, es una persona humana y un ciudadano cubano con derechos que debemos respetar.