Para el maestro Leo Brouwer ella es una de las voces más espectaculares y especiales. El cantautor Gerardo Alfonso no escatima en afirmar también que “es una de las mejores voces de la canción latinoamericana de siglo XX y activa como está, también del XXI” y la escritora Nancy Morejón, sostiene: “En la Isla y en cualquier sitio donde aliente lo cubano tan sólo basta pronunciar su nombre, Beatriz, para estar seguros de que vamos a disfrutar de un talento a plenitud que se añeja a sí mismo como el buen vino.”
Tales consideraciones obligan a bajar la cabeza ante una de las más queridas intérpretes que ha dado Cuba. Cuentan que aun siendo una niña sus profesores advirtieron el talento que desprendía. A la insigne pedagoga Aida Teseiro le llamó la atención cómo aquella muchachita de oído absoluto lograba identificar una nota por su nombre, sin la ayuda de una nota referencial.
En la conocida Escuela Cubana de Música Moderna se integró al grupo Los Barbas, que dirigía José Luis Pérez Cartaya. En su LP debut aparecen piezas de Luis Rojas, Juan Almeida, Eddy Gaytán y el emblemático “Espontáneamente”, de su padre René Márquez, un tema que siempre la acompaña. Madre de los músicos Evelyn García y Michel Maza, “La Musicalísima” (bautizada así por Orlando Quiroga, uno de los mejores cronistas de la vida cultural cubana) ha sido aplaudida en Colombia, Venezuela, Italia…En La Habana los barceloneses Moncho y Dyango se rindieron ante su estilo. Otra grande del pentagrama cubano, Esther Borja, la clasificó como “un músico perfecto”.
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El saxofonista Paquito D´Rivera la recuerda como “una muchacha muy afectuosa, de carácter suave y sonriente y de una musicalidad y una voz que reflejaban nota a nota ese trato amable que siempre la caracterizó”. Cuando el artista norteamericano Ben Jones la vio cantar por primera vez en La Habana, dice que pensó inmediatamente en grandes figuras de la canción de su país, como Nancy Wilson, Sarah Vaughan o Dinah Washington.
“Si quieres que una voz etérea te transporte al cielo, la de Beatriz Márquez puede hacerlo. Si quieres sentir y conocer las alegrías y las penas de las relaciones humanas, las canciones que ella canta también pueden hacerlo”, nos dice.
Introspectiva y atrapada en un mundo de sonidos, Beatriz pertenece a la generación de artistas que esperan pacientemente a que un proyecto tome vida propia, se desarrolle y camine con soltura. Es enemiga de la rapidez a la hora de trabajar, nada la distrae cuando madura una obra. En sus ya cincuenta y cinco años de carrera ha comprobado que hay productos artísticos con obsolescencia programada, por tanto, crea con garantía de futuro.
En 2015 le fue otorgado el Premio Nacional de Música y ha colaborado con varios artistas dentro y fuera de Cuba. Entre sus discos resaltamos con especial interés aquel dedicado al maestro Adolfo Guzmán: Libre de pecado. Dicho material no sólo recibió distintos premios sino el elogio unánime de la comunidad artística dentro y fuera de la Isla.
Beatriz no titubea a la hora de rendir homenaje a sus maestros, especialmente a su padre, cuya obra va con ella a cualquier rincón. Según declaró recientemente en la televisión nacional, próximamente saldrá al mercado el fonograma Este encuentro, tributo a René Márquez (padre de Beatriz), con temas inéditos y conocidos en las voces de la nueva generación familiar. Se espera también la publicación de Musicalísima. Beatriz Márquez, un viaje de memorias, libro que recorre los más de cincuenta años dedicados a la música. Asimismo, el realizador audiovisual Felipe Morfa volverá tras sus pasos en un documental.
De esta manera, la intérprete y también la compositora (no podemos olvidar “Despídete de todo mi existir”, también conocido como “Tristeza”, versionado por Sara González y Omara Portuondo, por solo citar dos ejemplos) celebra, como merece, estos aniversarios.
Quienes superan más de cinco décadas y hasta menos, la recuerdan jovencita en populares espacios musicales de la pequeña pantalla. Son millones de cubanos que crecieron escuchándola, disfrutándola con temas que alcanzaron lo más alto de la cima. Se le vio en el Festival de la Canción “Varadero 70” defendiendo, entre otras, aquella canción tan difícil como hermosa de Mike Porcel, “Diálogo con un ave”. O la polémica alrededor del Concurso “Adolfo Guzmán” (1980), cuando el público — el más justo de los jueces— le concedió el mejor premio junto a Rembert Egües.
El repertorio de Beatriz es un abanico amplísimo que incluye composiciones de notables autores como Ernesto Lecuona, César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez, Marta Valdés, Alberto Vera, Amaury Pérez, Vicente Rojas, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez… En su garganta cada verso nace diferente y eso es un mérito que pocos alcanzan. Cuando se sienta frente al piano, entonces se “transforma”.
Las nuevas generaciones la ven como lo que es: una maestra en toda la extensión de la palabra. La invitan a sus discos, la buscan para compartir escena, la reclaman…
Su voz, la mejor carta de triunfo ante los hombres y el tiempo.
Que esperan para Hacer una Gran Gala y Hacerle Entrega de los Maximos Honores del Pais.El cinema tiene Tema al Igual que las Novelas De TV. GRACIAS
Beatriz Marquez, sin Duda, LA mejor y mas completa voz dementia. Desde el exilio te Recuerdo con amor, nostalgia,oyendo esos to is de voz que solo un Angel, como Beatriz,puedes tener. Juanito