En esta historia, ganar no importa mucho, queda en el anecdotario. El marcador solo justifica el hecho. Ni azules ni rojos reparan demasiado en el pizarrón, en el triunfo. Es el estadio de softbol “Julio A. Mella” en La Habana y se juega en su grama otra edición del “Friendship Games” entre Cuba y los Estados Unidos.
Un evento de intercambio entre las dos naciones que se celebra en la Isla por séptima ocasión –tres se han realizado en EE.UU.-, un encuentro que se ha vuelto ritual de desprendimiento, de generosa compensación para enlazar a ambos países tomando al softbol como excusa.
Una soberbia conexión que larga un fino bate de grafito y vuela hasta caer más allá de los outfielders, un abrazo, un inofensivo roletazo a la segunda almohadilla que se convierte en pifia, una calurosa palmada en el hombro. En el terreno uno percibe la intención de la iniciativa, no hay un desafío expreso entre los dos planteles, el partido funge como tal, como puente de amistad.
El jugador del equipo norteño, Michael Eizenberg, presidente de Educational Travel Alliance (ETA) y uno de los patrocinadores oficiales del proyecto, nos comenta: “No hablamos del todo bien el español, pero el idioma del softbol nos une y gracias a eso cada año podemos fraternizar más, unir a los dos pueblos. Hace 6 años que comenzamos estos encuentros, al principio solo jugaban ex peloteros profesionales de los dos países, ahora ya se han sumado ciudadanos comunes. En un inicio éramos amigos, ahora somos hermanos”.
Esta edición 2014 del “Friendship Games” está dedicada a Mantecado Linares, estelar pelotero de las primeras Series Nacionales en Cuba y uno de los fundadores de la idea. Por ello en esta ocasión, las chamarretas de los dos equipos lucen su número 26 en la espalda como fiel homenaje a su impronta.
“A él tenemos que agradecerle mucho, fue uno de los mayores motores que impulsó estos encuentros, un ejemplo de persona y como jugador fue excepcional. Aunque esté en el cielo no lo olvidaremos jamás”, expresa Eizenberg.
La inauguración corrió a cargo de la Banda Nacional de Conciertos que interpretó desde el terreno los himnos de Cuba y los EE.UU. En las gradas se encontraba una representación del hogar de ancianos de la Iglesia “Las Mercedes” de la Habana Vieja, una de las beneficiarias del proyecto.
Nelda Cabrera, anciana de 76 años, expresó que “le estamos muy agradecido por este acercamiento, por la ayuda que nos han dado, eso demuestra que es mentira que Cuba y EE.UU. son enemigos de por vida, ellos nos han tratado con el corazón, nos han brindado muchas de sus bondades”.
Por su parte Katherine Rice, vice presidenta de ETA y una de las principales artífice del intercambio, señala que “los lazos de amistad se van estrechando cada vez más con Cuba, estamos viviendo experiencias encantadoras con este pueblo. Nos hemos nutrido tremendamente al intercambiar con estos ancianos, hemos compartido juntos por varios días. Estamos conociendo a los cubanos y mostrándoles nuestro cariño, un recuerdo reconfortante”.
Mientras, Rey Vicente Anglada, ex camarero y ex manager de Industriales, detiene su calentamiento antes del juego para declararnos que “esta es una forma muy bonita de acercar a estos pueblos mediante una de sus pasiones. Con iniciativas como estas, Cuba y los Estados Unidos pueden abrazarse y dejar a un lado esas incertidumbres que siempre han rodeado esa relación histórica”.
Otra gloria del béisbol en Cuba, Pedro Chávez, quien cada año participa en estos partidos de la amistad, opina que “esto no es otra cosa que un mensaje, que si se puede intercambiar con nuestros vecinos, hay que borrar el pasado y comenzar a escribir nuevas páginas”.
En este punto, el marcador final no interesa, no es lo más importante. De un juego ha nacido un puente, y con él, dos puntos lejanos se entrelazan. En el dugout de home club de los locales podemos encontrar a otras luminarias del béisbol en Cuba, como Juan “Coco” Gómez, director que más equipos ha dirigido en Series Nacionales.
“Estoy participando por primera vez, es un orgullo para mí que me hayan llamado para representar a Cuba, este es el momento perfecto para acercar a los dos pueblos y darnos un abrazo. La idea es fenomenal, pero no basta con que se quede en este escenario, la gente tiene que incorporarse, esto trasciende el deporte”, explica Gómez.
Y con el último out no culmina el juego, comienza el verdadero gesto.
Si estoy de acuerdo , de que las nuevas generaciones no deben de sufrir de 70 pasado , que ya casi esta enterrado .basta ya del rencor entre montes os y capuletos.viva la paz.