El mundo registró la semana pasada una caída del 23 % en el número de muertes por la COVID-19 (32.959), lo que supone la cifra más baja desde finales de marzo de 2020, pese a que los contagios globales volvieron a aumentar, según indicó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Desde hace dos años, poco después de que la OMS declarara que la COVID-19 se había convertido en una pandemia, sólo en otra ocasión (la tercera semana de mayo de 2020) se había estado por debajo de los 33.000 casos globales, con cifras de contagios entonces casi idénticas a las del último informe epidemiológico semanal de la organización global.
En América los fallecimientos cayeron un 42 % la semana pasada (8.800), mientras que Europa, África y sur de Asia la bajada fue de casi el 20 % (14.000 muertos entre las tres regiones), en Oriente Medio del 38 % (1.000 fallecidos) y sólo en Asia Oriental hubo un aumento del 5 %, hasta casi 7.000 decesos.
Los países que más muertes registraron del 14 al 20 de marzo, 3.600 cada uno, fueron Rusia y Estados Unidos, seguidos de Brasil (2.200), Corea del Sur (2.000) y China (1.900).
En contraste con la bajada en los casos graves y las muertes, los contagios globales por COVID-19 subieron por segunda semana consecutiva y llegaron a 12,3 millones, un 7 % más que en los siete días anteriores. Esta es una cifra que la propia OMS estima que en la realidad podría ser mucho mayor, ya que muchos países han reducido en gran medida la realización de tests, por la proliferación de casos leves y asintomáticos.
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El ascenso en los casos confirmados está ligado a la ola de contagios ligados a la variante Ómicron en Asia Oriental y el Pacífico, donde los positivos aumentaron un 21 % la semana pasada y superaron los seis millones, mientras que en Europa se registraron 5,2 millones de casos, casi la misma cifra de la semana anterior.
En el resto de regiones sumadas se superó apenas el millón de casos, con descensos del 17 % en los contagios registrados en América, del 23 % en el sur de Asia, del 41 % en Oriente Medio y del 33 % en África.
Corea del Sur volvió a ser el país con más casos confirmados (2,8 millones), seguido de Vietnam (1,8 millones), Alemania (1,5 millones), Francia (582.000) y Australia (513.000), país este último donde los contagios se dispararon un 161 %.
Desde el principio de la pandemia se han contabilizado al menos 470 millones de casos de COVID-19, con más de seis millones de muertes.
Un 99,8 % de los casos analizados en laboratorio pertenecen ya a la variante Ómicron, que desde su aparición en noviembre de 2021 fue rápidamente imponiéndose a la Delta por su mayor capacidad de contagio (en torno a un 70 % más de transmisibilidad), aunque los casos asociados tienden a ser menos graves.
La OMS también señaló en su informe que de las subvariantes de Ómicron la BA.2 ya se ha convertido en la predominante, pues se ha detectado en casi un 86 % de los casos analizados en laboratorio y tiene especial presencia en la actual ola de contagios en Asia Oriental y el Pacífico.
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La organización afirma, asimismo, que ha detectado diversos casos que combinan la variante Delta y la Ómicron (denominados por algunos “deltacron”), aunque subraya que se trata de un fenómeno “natural” y que ninguna de las evidencias preliminares sugiere que estén asociados a casos más graves de la COVID-19.
Mientras, su director general, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, insistió hoy en que la pandemia sigue siendo una amenaza global, pese al descenso de muertes y el cambio de la atención mediática hacia eventos como la actual guerra en Ucrania.
“Todos queremos dejar atrás la pandemia, pero no importa cuánto lo deseemos, aún no ha terminado”, aseguró en su rueda de prensa semanal el experto etíope, quien subrayó que la actual ola de contagios en Asia, unida al repunte de casos en Europa, está provocando que a nivel global las cifras de positivos vuelvan a subir, tras un mes de descensos.
Al mismo tiempo, “algunos países están sufriendo sus tasas de mortalidad más altas desde el inicio de la pandemia”, advirtió el máximo responsable de la OMS, para el que esto refleja la velocidad a la que es capaz de transmitirse la variante Ómicron y lo peligrosa que sigue siendo, “especialmente para las personas mayores no vacunadas”.
“Hasta que no logremos una alta tasa de vacunación en todos los países, seguiremos corriendo el riesgo de un alza de infecciones, con posibilidad de que surjan nuevas variantes capaces de esquivar las vacunas”, advirtió.
Las estadísticas de las redes sanitarias nacionales indican que un 64 % de la población mundial (casi dos tercios) ha recibido al menos una dosis de las 11.000 millones de3 vacunas administradas en el planeta, si bien ese porcentaje baja al 14 % en países de bajos ingresos.
EFE / OnCuba