“Se hizo realidad lo que tanto estábamos buscando pero empecé hacerme preguntas, tenía mis miedos, tenía una carrera que empezar y terminar, un bebé en camino, no sabía si estaba lista para ser mamá, ahora sólo quiero un trabajo: ¡ser la mejor mamá del mundo!, maternar es un acto de rebeldía para mí, aunque duele la cesárea y su recuperación, te sientes tan llena, tan plena, tan feliz, que eso ayuda a pasar el dolor. Al ser tan joven mis padres no querían que me lo dejara y yo nunca dudé (…) tengo menos obsesiones que antes, pero también más miedos, sigo con ganas de conocer el mundo aunque ahora sea con un cargador con casi 30 libras arriba. Hoy soy mucho más, orgullosamente soy mamá”.
Este no es un solo testimonio, forma parte de los relatos e historias de siete madres cubanas que, por disímiles razones, decidieron tener a sus hijos en Cuba en medio de la pandemia de la COVID-19: porque sentían que nunca ningún escenario sería ideal, porque lo estaban deseando, porque les cambió la vida, porque maternar es un acto de rebeldía también, como ellas lo definen.
La artista May Reguera concibió La Tribu, una serie de fotografías con madres como ella, quienes decidieron traer al mundo una nueva vida con todas las incertidumbres, alegrías y desasosiegos que implica maternar, un término en boga en los últimos tiempos.
“Empezó siendo una serie de fotografía sobre lactancia materna donde invité a algunas mamis porque al igual que en mi caso, pasé mucho trabajo cuando empecé a lactar y ahora, que todo está bien, pienso que lo más fácil hubiese sido haber desistido y en ese camino me encontré con varios casos similares”, y de ahí surgió todo.
“Quisiera exponerlas —las fotos— en algún momento. En el proceso les hice retratos sociales también a las mamis para regalárselas, a cambio de su apoyo en el proyecto. Recuerdo que luego de la primera que compartí, muchas empezaron a embullarse y fueron compartiendo fotos y testimonios sobre su proceso de la maternidad, sea algo específico o en general”, comenta la también actriz, quien ha utilizado sus redes sociales para visibilizar y naturalizar las vicisitudes de ser mamá.
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De momento han publicado las historias de siete “mamis”, como cariñosamente se identifican estas mujeres, pero La Tribu busca trascender este espacio virtual para organizar encuentros donde las madres puedan socializar con sus hijos, así como incorporar a otras instituciones y especialistas que ayuden a las madres cubanas a tener una maternidad lo más llevadera posible, explica May a OnCuba.
Maternar en tribu
“Nací en el Período Especial y ahora me toca maternar en este período especialísimo”, comentó la artista en redes sociales a pocos días de nacer su hijo, una realidad que la empujó a buscar consuelo y apoyo en otras mujeres, madres primerizas como ella y otras con experiencia, quienes se unieron en una comunidad de solidaridad, en momentos donde ella resulta vital.
“Hasta ahora hay alrededor de 65 mamis en La Tribu. En redes apenas he empezado a hablar ahora del proyecto, aunque he compartido los testimonios de algunas de las mamis. La reacción siempre es acogedora, en cada historia siempre hay mamis que se ven reflejadas, y en otros casos, si su experiencia fue diferente, igualmente el disfrute de ver historias reales es grande”, explica la artista, quien ha retratado hasta la fecha a 17 mujeres.
En el caso de Rachell Cowan y Adriana Marcelo, dos de las integrantes del proyecto, se unieron a La Tribu a través precisamente de otra comunidad de madres, “Maternidad y Vida”, —a la cual también pertenece Reguera—, de vital ayuda para las primerizas durante el embarazo y los primeros meses después del parto, según cuentan.
En el caso de “Maternidad y Vida”, con la también actriz y titiritera Milene Carmona al frente, Rachel, licenciada en Periodismo, comenta que las madres de la comunidad “nos han ayudado muchísimo en el tema del embarazo, la depresión postparto, ictericia del bebé recién nacido, lactancia, entre otros temas que, a veces en las consultas de seguimiento del embarazo y puericultura con los pediatras, no se encuentra una opinión clara o actualizada de lo que está sucediendo en el mundo”.
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A Adriana, licenciada en Filología, le ha resultado útil encontrar información de manera fácil en Internet, “donde hay de todo” —confiesa—. “En cuestiones médicas, más respecto con el tema de la lactancia, trato de elegir qué bibliografía es mejor consultar. En ese sentido el grupo ‘Maternidad y Vida’ comparte muy buena bibliografía, médicamente aprobada, libros de pediatras de asociaciones de diferentes países”.
Y añade: “También hacemos mucho hincapié incluso en los medicamentos que tomamos mientras lactamos, para verificarlos. Resulta muy útil sobre todo en un contexto como el de Cuba, donde muchos temas de la primera infancia están desactualizados en las consultas de pediatría; esto nos permite elegir con cautela”.
No solo las primerizas se enfrentan a estas dudas y situaciones, como es el caso de Yurianna Batista, licenciada en Derecho y cuentapropista, quien llegó a La Tribu “luego de haber tenido grandes problemas con la lactancia. Yo tengo un niño de 13 años, y por desconocimiento hice un destete precoz a los 8 meses. Con mi otra beba que ahora tiene 8 meses tuve tiempo para buscar información y prepararme, y aun así no fue suficiente ante los retos que la maternidad y la lactancia te imponen”.
Yurianna nos cuenta que “Conocí a May por un sorteo del emprendimiento Beyond Roots con los que ella cooperaba, aún estaba embarazada y en ese entonces no le prestaba mucho tiempo a las redes. Después de tener a mi bebé nuevamente volví a dar con ella en Instagram, y esta vez ya estaba más enfocada en este tema de la lactancia, y me encantó el proyecto, pero no creí que fuera posible involucrarme, hasta que un día ella preguntó qué creía del proyecto y le comenté que me encantaría unirme, y mi sorpresa fue inmensa al ver que me sumara y me pidió mi número para integrarme. Parecía un sueño hecho realidad, y ella lo hizo posible”.
El tema de la lactancia, en muchos casos, resulta uno de los más complejos, según los testimonios de las mamis. “Estar en el grupo y que las madres nos cuenten sus experiencias, y cómo han sorteado todos los problemas que se presentan en el camino, brinda fuerza a las que son madres por primera vez. Estar ahíguio es sentirse acompañada por personas que están atravesando el mismo proceso, y que entienden que cada lactancia es diferente y que, a pesar de todos los contratiempos, nuestro poder de lactar los supera todos”, afirma Yurianna.
“Sea por mitos, errores o falta de conocimiento, se pierden muchas lactancias maternas —nos dice Rachel—; aunque la OMS recomienda que se haga hasta los dos años y que los primeros seis meses sea totalmente exclusiva, tenemos personas en nuestro sistema de salud que no son partidarios de esa práctica. May se dio cuenta de que todas teníamos disímiles peripecias maternas y con todas estas ricas historias y sus fotografías pudo crear una serie, donde los testimonios basados en el amor maternal son el eje central”. Y señala: “Siempre nos explicó que en ocasiones se mostrarían fotos del proceso de la lactancia, nos pidió permiso para mostrar ese momento íntimo, porque de eso también se trata, de normalizar la lactancia materna en público porque es algo natural”, un aspecto en el cual May aboga en sus redes con sus retratos de desnudos, desde antes de su embarazo.
Pero, mas allá de compartir información y experiencias, para estas madres resulta vital el simple hecho de estar presentes en esta comunidad, en especial durante una etapa de tantos cambios y vicisitudes colectivas como ha sido la pandemia de la COVID-19. Al respecto, Adriana recuerda: “Estuve mucho tiempo de reposo absoluto, momentos de soledad que luego se repitieron durante los primeros meses de la maternidad porque es una etapa de transformaciones por todo lo que implica, por todos los cambios emocionales y fisiológicos viscerales en tu vida donde te sientes sola; en ese sentido resultó salvador estar en contacto con otras madres que estaban pasando por exactamente lo mismo que yo, o ya habían pasado por algo similar, con una visión y filosofía de la maternidad similar a la que tengo, donde por momentos te puedes sentir que no lo estás haciendo bien o que no eres suficiente para tu bebé”.
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“Tener un grupo de mujeres que te apoyan y te dicen ‘es normal, lo estás haciendo bien, sí puedes’, para mí fue increíble, en especial durante los primeros meses, que fueron muy difíciles. Hay un chiste interno con estas madres, donde decimos que ‘ser madre es de madre’. No es un proceso fácil bajo ninguna circunstancia, pero ser madre en un momento de crisis es el doble de difícil, no solo por el desafío que implica desde el punto de vista logístico, por decirlo de alguna manera, como también por las dificultades de conseguir cosas básicas y esenciales para maternar. No tengo palabras para expresar la gratitud que siento por ese proyecto y por las madres que se han convertido en mi familia”, nos cuenta Adriana, mientras trata de controlar a su bebé intranquilo en una conversación vía WhatsApp.
Rachel también recuerda que, a 10 meses de nacido su hijo, “al principio tuvimos muchos problemas con la lactancia materna, por cuestiones biológicas mías y por falta de conocimiento tuve que poner el biberón con leche fortificada; muchas personas a mi alrededor me decían que el bebé no subía de peso, que tenía que darle leche natural, y demás”.
“Entonces en ese momento no formaba parte del grupo ‘Maternidad y Vida’ —a donde llegó antes que a La Tribu— donde me ayudaron mucho, sobre todo a darme cuenta que podía lactar a mi bebé y lo logramos. Hoy tiene la alimentación complementaria, pero la ‘tetis’, como decimos en el grupo, no le puede faltar. Aprendí que ese es el principal alimento que ellos necesitan en esta primera etapa porque es un acto de amor, hasta cuando el bebé quiera”.
Maternar en tribu, como precisan estas muchachas, “es sentirse acompañada por personas que están atravesando el mismo proceso, y que —en el caso de la lactancia por ejemplo— entienden que cada una es diferente y que, a pesar de todos los contratiempos, nuestro poder de lactar los supera todos. La manera en la que nos apoyamos y ayudamos es increíble, para mí, el tiempo que llevo en el proyecto ha representado no estar sola y encontrar fuerzas para seguir en este bello camino”, asevera Yurianna, otra de las madres del proyecto.
“Maternar en tribu ha sido lo mejor”, nos dice May Reguera. “El debate, los espacios donde nos contamos nuestras vivencias y desde la experiencia de cada una, que obviamente es diferente, nos permiten aconsejarnos las unas a las otras; compartir experiencias siempre es maravilloso”.
Miedos, pesadillas, esperanzas
A los habituales inconvenientes que vive cualquier madre, en estos últimos dos años se sumó la pandemia de la COVID-19, otro de los factores que une a esta tribu, donde son varias las madres que enfrentan el reto de la crianza de un bebé en las complejas situaciones que vive el país.
“Todo se ponía complicado a medida que avanzaba el tiempo, una locura total que puede hasta a llegarte a deprimir porque no sabes que hacer, de donde saco para comprar las cosas necesarias para el niño y es un momento de frustración también porque a mi niño no lo conoce casi nadie. No he podido disfrutar de ese proceso de mostrarme embarazada con mis amistades y familiares, o que conozcan al niño luego”, explica Rachel.
Caso similar el de Adriana: “En medio de una pandemia, con todos los riesgos que implica, es terrible. El miedo más grande que he tenido fue cuando cogimos Covid cuando el niño tenía nueve meses, que los cumplió en el hospital. Los miedos a veces uno no los puede controlar, por tanto, implican una serie de cosas complejas como que mi familia no ha cargado a mi bebé prácticamente, tenemos muy poco contacto con mis amistades, estamos mi esposo, el bebé y yo prácticamente solos y eso siempre es difícil”.
Por su parte, Yurianna rememora los días de su parto: “Yo tuve a mi bebé pequeña en pleno rebrote del pasado año, los nervios los tenía de punta porque en el hospital no había ni hipoclorito, menos PCR para hacerle a todas las madres y acompañantes. Solo por esos días mi madre pudo cargar a mi hija, porque tenían que ayudarme por la cesárea, pero nunca más ha podido hacerlo por miedo al contagio de una bebé tan pequeña, ya que no vive con nosotros”.
“Para mí ha sido terrible, cada vez que tengo que salir con ella (su bebé) a consultas y demás es con el susto de que en algún momento nos puede tocar contagiarnos, aun cumpliendo estrictas normas. He tenido, además, que explicarle a mi niño mayor por qué no puede salir a jugar como antes”, una situación que aun persiste.
A toda esta situación, añadirle “el temor a que se enferme y no haya medicinas, o que en el hospital estén colapsados, la sensación de no poder controlar lo que pudiera pasar es desgastante. Comentaba con amistades que es como vivir todo el tiempo en una película de terror o una pesadilla donde sientes que mejoran las cosas y de repente todo va para atrás”, expresa Adriana, quien tiene en cuenta que “más allá de la crisis económica, esta además trae consigo crisis de valores y sociales, y criar a un ser humano del cual eres responsable en este contexto me resulta más demandante y exigente. Como madre me genera más miedo al enfrentarme al proceso de educación, qué patrones no quiero que repita y qué patrones no quisiera repetir con él”.
Según Rachel, si algo bueno pudiera sacarse entre tantas dificultades, es que “en este encierro me he dedicado 24 horas a ser madre. Mi carrera ha quedado en un segundo plano, incluso yo. Él (su bebé) es el centro de mi universo, cosa que disfruto porque es un proceso muy hermoso que disfrutan todas las personas que quieren ser madres. Como se dice popularmente, nunca es el momento adecuado para tener un hijo, solo basta estar convencido de lo que uno quiere y luchar por ello”.