El cuarto detenido por el intento de homicidio de la vicepresidente argentina Cristina Fernández se presentó hoy viernes ante una jueza para declarar bajo la sospecha de que estuvo al tanto del planeamiento del ataque, que habría comenzado cinco meses atrás, y que supuso la evaluación de distintas alternativas para llevarlo a cabo.
Gastón Marano, abogado del acusado Nicolás Gabriel Carrizo, dijo a los periodistas que su defendido “no es un asesino” y “no tenía ninguna idea de la intención criminal” de quienes han sido identificados como coautores de la tentativa de homicidio de la vicepresidenta: Fernando Sabag Montiel y su novia, Brenda Uliarte, ambos bajo arresto.
Dijo que Carrizo solo mantiene un “vínculo comercial” con los dos procesados a partir de su trabajo como productor de copos de azúcar que les vendía.
El intento de asesinato de Cristina Fernández se produjo el 1 de septiembre mientras saludaba a sus simpatizantes en las inmediaciones de su domicilio en Buenos Aires. Sabag Montiel, de 35 años, haló el gatillo dos veces con su pistola Bersa a pocos centímetros de la cabeza de Fernández. El arma tenía cinco balas, pero no llevaba ninguna en la recámara y la bala no salió, según la policía.
De acuerdo con los investigadores Uliarte, que estaba a escasos metros de su pareja en el momento del ataque, habría tenido un papel preponderante en su planeamiento, según se desprende de los mensajes que envió a través de su teléfono móvil a varias personas, entre ellas a su amiga Agustina Díaz, la tercera detenida en el proceso de investigación.
Carrizo, de 27 años, quedó bajo arresto hace dos días cuando se presentó en los tribunales para retirar su móvil, que había entregado de manera voluntaria cuando era testigo en la causa.
El celular fue analizado por los investigadores, quienes encontraron que en su cuenta de WhatsApp el joven había escrito después de la detención de Sabag Montiel: “el gobierno es vulnerable, y espero que les quede claro […] van a juzgar a una persona que le estaría haciendo un gran favor a toda la nación argentina”.
Carrizo también se refirió al presidente Alberto Fernández: ”¡Seguro el próximo sos vos, Alberto! ¡Tené cuidado!”, decía el mensaje.
Durante los próximos la magistrada debe definir la situación legal de Díaz y Carrizo. Un día después de los hechos, este último fue entrevistado por un canal de televisión junto a Uliarte y otros integrantes del grupo de vendedores de copos de azúcar, y se desmarcaron del ataque.
Los sospechosos mantienen posiciones muy críticas hacia Fernández, abiertamente expuestas en las redes sociales. Uliarte ha participado en marchas en contra el gobierno del presidente Alberto Fernández y organizadas por grupos de ultraderecha.
Según la resolución de la jueza, lo ocurrido el 1 de septiembre constituyó “el capítulo final del plan delictivo” que ambos “previamente habían acordado, diseñado y estudiado”.
El plan habría comenzado el 22 de abril, cuando la joven adquirió la pistola para ejecutar el ataque. En julio Uliarte le comunicó a Díaz su intención de pegarle un tiro a Fernández en un mensaje desde su celular.
“Voy con el fierro y le pego un tiro a Cristina… me dan los ovarios para hacerlo … el tema es cómo, porque la vieja tiene seguridad”, dijo la mujer según la resolución judicial”.
Para la jueza, eso significa que para entonces Uliarte ya había tomado la decisión de atentar contra Fernández, “iniciando así el curso del plan, al cual solo le bastaba definir las circunstancias de modo, tiempo y lugar de su ejecución, lo cual ocurrió posteriormente a partir de la inteligencia que tanto ella como Sabag Montiel realizaron en días previos al atentado”.
En el auto de procesamiento se incluyeron además fotografías de Uliarte manipulando la misma pistola que utilizó Sabag Montiel.
Associated Press/OnCuba.