Isabel Santos regresa a Gibara. La reconocida actriz estuvo ausente de la cita con el Cine Pobre, pero ha vuelto. Versátil, constante y apasionada, así recuerda su primer encuentro con esta ciudad.
En Gibara con Solás…
Humberto era alguien que inspiraba. Tenía un alto poder de convocatoria, por lo que a muchos nos gustaba estar a su lado. El Festival empezó muy pequeño, pero fue como una olla de presión que comenzó a tomar calor. Quienes estuvieron en la primera edición regresaron y fueron sumando a más amigos.
Esta es una ciudad muy querida para mí. Hace algunos años que no vengo, desde que Humberto ya no está entre nosotros. No quería volver sin él, de veras que me cuesta mucho trabajo regresar; pero lo hago porque de alguna forma creo que él sigue estando como un ángel que nos cuida. También regreso porque siento que este es un proyecto muy lindo y apoyado por muchas personas. Creo que este Festival es un bello sueño que se pudo realizar gracias a la fuerza y la voluntad de su creador; ese gran cineasta capaz de realizar un filme como Miel para Oshún con muy poco dinero, al igual que Barrio Cuba, con mucha alma y dedicación.
¿Cómo recibe el homenaje que le hace el Festival este año?
Pienso que este es un pretexto para volvernos a encontrar y para que el público vea trabajos, no solamente míos, sino de otros actores. Es un encuentro de amigos, es la oportunidad de visitar a gente que conozco de ese pueblo y encontrarme con momentos que se me resultan muy nostálgicos, pero también muy hermosos. Me cuesta muchísimo trabajo reencontrarme con este sitio: como dice Sabina, al lugar donde fuiste feliz nunca debes volver. Esto me sucede con Gibara, pero debo volver porque deseo darle siempre mi apoyo al Festival.
¿Quién es la Isabel Santos actriz?
Soy una mujer con muchas ganas de trabajar, siempre tengo muchos deseos y me entrego absolutamente. Cuando tengo una nueva película es como si tuviera un nuevo hijo, siempre a la espera, a la expectativa de cómo será su rostro. Con cincuenta años, soy una mujer que quiere trabajar, lograr cosas, que sigo soñando de la misma forma que lo hacía cuando actué en mi primera película, eso no lo he perdido y creo que no lo perderé nunca.
¿Cómo es su proceso creativo con los personajes?
Hago una primera lectura, pero no creo nada en ese momento, dejo que el director me diga lo que quiere que mi personaje transmita y a partir de ahí comienzo a construirlo. Hago montones de anotaciones que luego rompo y boto, nunca ensayo, me gusta la espontaneidad. Cuando voy al set es porque ya tengo el personaje, no lo he ensayado públicamente pero lo tengo en mi cabeza y es como si estuviera viendo una película y en ella me estuviera observando.
Isabel realizadora…
No me considero una realizadora. Me encontraba en Bolivia haciendo una película y surgió esta historia. Le dije a Rafael Solís, mi compañero, que allí había un documental y entonces surgió San Ernesto nace en La Higuera. Creo que en algún momento podré dirigir, pero ahora no es mi prioridad ni mi mayor ambición. Cuando el cine y su realización te interesan, vas acumulando experiencia y empiezas a cuestionarte desde el funcionamiento de las luces hasta la posición de las cámaras. Siempre me llaman la atención estos asuntos, pero no porque piense en dedicarme a dirigir. El intrusismo es algo que me molesta muchísimo y jamás sería capaz de autoproclamarme de esa forma. Al director hay que respetarlo muchísimo, porque es muy importante y compleja su labor. Mientras más me pinchan y embullan para que lo haga, más voy para atrás en la idea. Director no es cualquiera.
¿Qué cree del cine pobre?.
El cine, mientras no sea pobre de ideas, como decía Humberto, es válido en cualquiera de sus géneros.
Que hagas películas de Cine Pobre no garantiza que sean buenas ni malas, es solo una forma de realizar. Hoy día cualquiera tiene una cámara digital, hay más acceso a las tecnologías, es más fácil ahora para quienes empiezan que para aquellos que fundaron nuestra industria. Ahora los jóvenes tienen mayores oportunidades y facilidades. A veces trabajo con jóvenes realizadores y me doy cuenta de que quieren hacerlo a lo grande, y no entienden que ya no hace falta tanta gente debido al desarrollo tecnológico y que deben definir sus prioridades en cuanto a lo que más necesitan. Pienso que la idea del Cine Pobre es genial y tuvo que venir de alguien como Humberto, capaz de renunciar a ese cine costoso en el que comenzó, para hacer este y demostrar que se puede hacer muy bien.
*Tomado del Diario del Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara